De acuerdo a la Secretaría de Salud se incrementó un 2% la positividad de Covid-19 en México. Foto Tomada de la transmisión de la Ssa
Ciudad de México. México sigue registrando una alza en los casos de Covid-19. Ana Lucía de la Garza Barroso, directora de Investigación Operativa Epidemiológica de la Secretaría de Salud, expuso este viernes que luego de varias semanas con cifras a la baja, esta semana lleva un incremento de dos puntos porcentuales en los casos activos estimados de la enfermedad
Al presentar el reporte diario de la evolución de la epidemia, en Palacio Nacional, De la Garza Barroso dijo que se estima que hay 27 mil 615 casos activos de Covid-19 en el país, para un acumulado 2 millones 511 mil 865 casos estimados.
También dio a conocer el semáforo de riesgo epidemiológico para las próximas dos semanas. Garza Barroso indicó que cuatro entidades que estaban en verde, regresarán a partir del 26 de abril al amarillo: Nuevo León, Tamaulipas, Nayarit y Oaxaca.
En tanto, Jalisco y Guanajuato pasarán del amarillo al verde, el Estado de México y Yucatán del naranja al amarillo, e Hidalgo y Tabasco del Amarillo al anaranjado. La Ciudad de México se mantiene en naranja.
Así, el semáforo epidemiológico para la quince del 26 de abril al 9 de mayo indica que seis entidades estarán en verde, 20 estarán en amarillo, seis en anaranjado y ninguna en rojo.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, señaló que México acumula un total de 15 millones 874 mil 809 vacunas aplicadas desde el 24 de diciembre de 2020 a la fecha.
Denunció la presencia de personas que cobraron a adultos mayores para ingresarlos en la lista de registro de vacunación en Sultepec, Morelos. tras el desfase en la llegada de vacunas, que provocó retrasos de horas en la aplicación de las dosis.
“Tengan mucho cuidado, la vacuna, la lista, todo el proceso de vacunación, es gratuito. Si alguien quiere cobrarles por participar en el proceso, esa persona está cometiendo un fraude y hay que denunciarla”.
Covax: la trampa
Silvia Ribeiro*
Hay muchas paradojas en esta pandemia, la mayoría sobre cómo los más ricos y poderosos se benefician del desastre y lo empeoran. El mecanismo Covax es una de ellas. Se presenta como forma de acceso más equitativo a las vacunas para Covid-19, pero en realidad es una forma de facilitar los negocios de las grandes farmacéuticas y proteger sus patentes, lo cual impide que los países del sur global puedan disponer de suficientes vacunas. No es un efecto secundario o accidental: la escasez es un elemento importante para las empresas, ya que garantiza la demanda y aumenta los precios.
Un reciente reporte sobre Covax del experto Harris Gleckman –antes funcionario de la ONU– publicado por Amigos de la Tierra Internacional, analiza con rigurosidad el mecanismo, revelando una perversa iniciativa comercial contra la salud pública, diseñado y promovido por la Fundación Bill y Melinda Gates (https://tinyurl.com/2swf356f).
Covax funciona como un banco comercial para hacer compras conjuntas a gran escala a las trasnacionales, lo que a éstas les otorga aún mayor seguridad a sus inversiones aunque ya han recibido cuantiosa financiación pública para desarrollarlas (https://tinyurl.com/ykabcmw9). No cuestiona sus precios ni condiciones leoninas. Al contrario, facilita a las empresas la entrada a nuevos mercados en países pobres, sin costo ni riesgo para ellas. Las miserables entregas gratuitas que realiza a esos países ya han sido pagadas por otros o por instituciones públicas multilaterales. Al entrar con vacunas patentadas, favorece los mecanismos de mercado en la atención de salud pública.
Que se produzcan y distribuyan equitativamente vacunas seguras en una pandemia global, es una responsabilidad de la OMS (Organización Mundial de la Salud de Naciones Unidas), no de una institución privada como Covax. Se ha apropiado de tal función para prevenir que se tomen medidas imprescindibles y necesarias, como la cancelación de patentes y el apoyo internacional al fortalecimiento de capacidades nacionales para prevenir próximas pandemias. Como asociación público-privada, Covax es una institución de partes interesadas ( stakeholders), sin transparencia ni rendición de cuentas, donde los grandes actores privados como la gran industria farmacéutica, que actúa por interés de lucro, decide tanto o más que gobiernos e instancias públicas de la comunidad internacional.
Fue fundada por la Alianza Mundial para las Vacunas e Inmunización y la Coalición para las Innovaciones en la Preparación para Epidemias (GAVI y CEPI, por sus siglas en inglés), esta última fundada en el Foro Económico Mundial de Davos, ambas diseñadas y financiadas por la Fundación Bill y Melinda Gates. Aunque la OMS figura también como fundador y participante, su papel es marginal y parece más bien una fachada. GAVI es la que administra el mecanismo y su máxima instancia de decisión está presidida por los presidentes de directorio de GAVI y CEPI. Se han enlistado en Covax 180 gobiernos, pero deciden poco o nada sobre sus formas de acción, contratos, etcétera.
Según la OMS, el porcentaje de vacunación para obtener inmunidad colectiva debería ser mayor a 60 por ciento en todos los países simultáneamente. Numerosos reportes de Naciones Unidas y prensa dan cuenta diariamente de cómo los países industrializados acaparan la mayoría de las vacunas, incluso algunos países como Canadá, más de tres veces las dosis necesarias para toda su población. Covax no ha hecho nada, salvo pedir amablemente a esos países que donen las vacunas que no van a usar (ya pagadas a las empresas, obviamente).
Para lograr ese nivel de vacunación global, la única vía sería que todos los países con capacidad de producir vacunas a nivel nacional lo hicieran y apoyaran directamente a los que no lo tienen. Un primer paso para ello es cancelar todas las patentes y otras restricciones de propiedad intelectual para acceso y transferencia de vacunas y tratamientos relacionados a Covid-19. Esto ya fue planteado por India y Sudáfrica, apoyado por más de 100 países, en la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero Estados Unidos, Europa y otros países sede de trasnacionales farmacéuticas se han opuesto ferozmente (https://tinyurl.com/2mh79293).
Varios países del sur global, entre ellos India, Sudáfrica y Brasil tienen capacidad de producción y distribución de vacunas. En muchos más esa capacidad ha sido debilitada por las políticas neoliberales de las últimas décadas, pero podrían ser apoyados para reactivar la producción nacional. Esto es lo que Covax quiere impedir, siguiendo el modelo de acción que lleva también GAVI.
Covax funciona también como una forma de privilegiar las vacunas transgénicas, patentadas y altamente experimentales, llenas de incertidumbres y riesgos, como las basadas en ADN (entre ellas AstraZeneca, Johnson & Johnson) y las de ARN (como Pfizer y Moderna). El reporte de Gleckman señala que también ha funcionado para marginar las opciones más accesibles y públicas producidas en China y Rusia.
Lamentablemente, no sólo Covax, también la OMS y gobiernos promueven esas vacunas más caras y riesgosas, obviando que las empresas seguirán provocando escasez y que existen opciones con métodos convencionales probados, como virus atenuados, inactivados o de subunidades proteicas, que además son las que mejor se podrían producir a nivel nacional.
* Investigadora del Grupo ETC