Gustavo Leal F.*
Después de soportar 18 años de deshumanizado eficientismo financiero (Zedillo, Fox, Calderón y primer tramo de la actual administración), finalmente, tarde y sin suficiencia de personal sanitario motivado, así como de los medios disponibles para brindar la debida atención, el peñismo decidió medio prestar oídos a la más robusta demanda ciudadana: ¡mejorar los servicios ya!
Al dar posesión a los nuevos responsables de la Secretaría de Salud (Ssa) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Enrique Peña Nieto les instruyó mejorar la calidad de los servicios que prestan las instituciones de salud y reiteró que esa será la prioridad para los próximos años.
¿Ante qué estamos? En el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), José Reyes Baeza arguye que el derechohabiente es la razón de ser del instituto. También propone mejorar la calidad de vida del derechohabiente y la mejora sustancial del servicio. Es decir: establecer tiempos de atención y cumplirlos, así como mejorar de forma palpable la limpieza y diagnosticar los factores que repercuten en la actitud del personal. Sin embargo, preserva los proyectos de asociación público-privada para incrementar la capacidad de atención mediante terceros que se liquidarán con recursos-Issste durante los siguientes 30 años. Y aunque oferta acceso igualitario a los servicios, mantiene la prioridad de atender privilegiadamente al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (créditos) frente al resto de la derechohabiencia para cumplirle a la reforma educativa (Nuño).
Por lo que toca al IMSS, Mikel Arriola asegura estar reduciendo tiempos de espera al asignar cama, especialista y cirugía. También contempla que los quirófanos funcionen diariamente operados por los residentes. Otro proyecto –en coordinación con UNAM– consiste en generar mil artículos científicos y registrar 10 mil patentes de moléculas esenciales para enfermedades crónicas, como la diabetes y la obesidad. Y, en abril de 2016 entregó 220 mil registros a estudiantes hidalguenses de educación media superior que garantizan el derecho a la salud y a la prevención de enfermedades. Además, con el SNTSS firmó el programa Saludar, Escuchar y Responder (SER), para fortalecer el buen trato al derechohabiente: De buenas es mejor.
Finalmente, el doctor José Narro anuncia que la Ssa avanza hacia un modelo de atención universal que garantice acceso por el solo hecho de ser ciudadano mexicano, mientras reconoce que todavía hay pendientes: enfermedades crónicas y problemas como el embarazo adolescente, pero insiste en que la protección de la salud es un extraordinario igualador social: pensar que en salud estamos igual que hace 30 años es mentira. Pensar que no hay problemas tam¿Qué es esto? Un final que, ciertamente, debió estar al principio. Peña Nieto cerrará el sexenio ocupándose de aquello que debió preocuparlo desde un principio. Esta curiosa paradoja deriva de su frustrado proyecto de seguridad social universal –que nunca nadie le solicitó–, mucho más vinculado con usar el sector de la salud y la seguridad social para incrementar impuestos y disminuir prestaciones, ofreciendo a cambio tres demagógicos derechos de tercera generación aplanados a la baja y publicitados de pisos mínimos de bienestar al estilo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En realidad, Peña Nieto pretendía usar esa universalidad degradada para dotar su, ahora, comprometido cuadro de reformas, con recursos fiscales frescos gravando el consumo: elevación del tipo de IVA y desaparición de la tasa cero a medicamentos y alimentos. Tal como propuso el ex subsecretario de Hacienda Jorge Chávez Presa al modificar los estatutos del Partido Revolucionario Institucional y que mereció precisa respuesta de Gabriel Zaid.
También es cierto que, con la mirada puesta en la sucesión presidencial de 2018, nuevamente –y otra vez absolutamente desvinculada de su esencial reclamo ciudadano– la agenda impuesta desde afuera por candidatos independientes, intereses globales (FMI-Lagarde) y locales (Funsalud), así como el Colegio de Contadores Públicos de México (Rosa María Cruz), vuelven a tocar la falsa melodía de la protección social universal financiada con aumento y generalización del IVA.
La cacareada mejora en curso llega tarde, sin recursos, sin prioridades clínicas precisas, sin plan integral de calidad sectorial y recargando a los presionados equipos de salud. Carece, además, del soporte principal y única garantía de viabilidad técnico-política inmediata: el consenso entre todos los actores que producen esos estratégicos servicios para comprometerse efectivamente con la mejora del ciudadano usuario-derechohabiente, empleando absolutamente de otra manera los vastos recursos disponibles, hoy sometidos a la inercia de una cuasi institucionalidad fáctica, devastada por el deshumanizado eficientismo financiero de Zedillo, Fox, Calderón y el propio Peña.
En marzo 2016, Peña Nieto instruyó al doctor Narro la estrategia de universalidad con calidad para el tramo final del sexenio, que reúne cuatro vertientes: 1) consolidar padrones entre instituciones de salud y seguridad social, 2) optimizar el uso de la infraestructura disponible con base en mejor coordinación interinstitucional IMSS-Issste-Ssa y aquellas unidades que dependen directamente de ella, 3) revisar políticas de atención para avanzar en prevención, diagnóstico temprano y tratamiento oportuno y 4) mejorar los servicios estatales (Ssa) de primer nivel, articulándolos con la atención hospitalaria y de especialidades. Lo que Narro bautizó de Modelo de Atención Integral (MAI).
Todo lo cual guarda débil relación con la universalidad ofrecida al principio del sexenio. Pero mantiene la desgarrada bandera peñista para construir un piso básico de bienestar. Como las descentralizaciones fallidas de los 80, 90 y el Seguro Popular, el Acuerdo nacional hacia la universalización de los servicios de salud, ¿culminará, nuevamente, en alegre recuento de seguridad social para el siglo XXI (Zedillo), coberturas cumplidas (Fox) o coberturas garantizadas (Calderón)? ¿En mera espectacularidad sanitaria hueca esmeradamente alabada por el propio gobierno?
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco