Manuel Pérez Rocha
En abril pasado, estudiantes, maestros y trabajadores de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México concluyeron el complejo proceso de renovación de su Consejo Universitario, consejo paritario, elegido por voto directo, universal y secreto, respetando todas las normas de la democracia representativa. La UACM cumple 18 años de trabajo, interrumpido sólo brevemente hace seis años por una intervención externa rechazada por la comunidad.
Hace dos años, esta joven escuela invitó a instituciones académicas de incuestionable prestigio a realizar una evaluación de la UACM. El Instituto de Investigación y Desarrollo Educativo (Inide) de la Universidad Iberoamericana respondió afirmativamente, y durante más de un año realizó un intenso trabajo que incluyó revisión del proyecto, visitas a los planteles, oficinas y centros culturales de la institución evaluada, entrevistas a académicos, alumnos y trabajadores, análisis de informes de trabajo, planes y programas de estudio, reglamentos y otros documentos pertinentes.
La evaluación de la UACM por el Inide fue libre, íntegramente sufragada por la propia Iberoamericana, la cual para ello comisionó a tres académicas, doctoras en educación, de sólida formación y experiencia. El extenso informe del trabajo del Inide (238 páginas) comprende una evaluación del proyecto de la UACM y de sus resultados a esa fecha, principalmente de la función docente. Es un documento de enorme valor para la universidad, pero también para todos los interesados en asuntos universitarios, pues constituye un ejemplo de trabajo académico aplicado, rico y sólido.
El proyecto de la UACM –dice el equipo del Inide– es una apuesta ambiciosa, una propuesta educativa innovadora e incluyente cuyos principios llevan a cuestionar las concepciones que rigen la dinámicade las instituciones consolidadas en el país, como las de calidad y medición de resultados. “La evidencia presentada –concluye la evaluación – permite afirmar que la UACM hace una importante contribución al logro de equidad en educación superior si se considera la dimensión del acceso”.
En el ámbito académico del proyecto, destacan términos que resultan innovadores en el contexto mexicano, por ejemplo, el enfoque de enseñanza y aprendizaje, la atención personalizada a los alumnos, planes de estudio, sistemas de evaluación colegiados eficaces y confiables, y la relación con la sociedad para el conocimiento y atención de sus problemas. “Este proyecto – añade la evaluación del Inide – se asentó en principios organizativos, y pedagógicos singulares, algunos de los cuales, en su formulación ideal, representan una importante innovación en materia educativa”.
La evaluación de la UACM hecha por el Inide reseña también las múltiples acciones de estudiantes, profesores y trabajadores para lograr la realización del proyecto. Quedan muchos pendientes y en todas las áreas de la UACM hay tensiones que deben ser resueltas, pero mencionar lo realizado puede alimentar el optimismo.
Conviene empezar por una referencia al asunto que ha sido pretexto para atacar a la universidad: la supuesta baja cantidad de egresados y titulados, la denominada eficiencia terminal. El Inide consigna que aunque el número de estudiantes con título suele parecer bajo, el volumen de estudiantes con carta de terminación de estudios que ya cubrieron cien por ciento de los créditos son el triple de los que están titulados. Esta aclaración, señala el informe, permite comprender mejor la situación. Hace dos años, la UACM tenía ya 6 mil 797 egresados.
La evaluación del Inide señala “… el perfil de los estudiantes de la UACM constituye un tema ineludible en el análisis de los logros del proyecto” y concluye: uno de los resultados más notables de la universidad corresponde a la cristalización de su propósito de abrir las puertas de la educación superior a la población que ha padecido, o se encuentra vulnerable de la exclusión educativa. El documento aporta datos contundentes al respecto y muestra que la experiencia de la UACM revierte de manera significativa la tendencia nacional.
La evaluación hace también una relación detallada de los esfuerzos de la UACM para diferenciarse de la enseñanza convencional con una docencia de calidad orientada al alumno y de las vías a través de las cuales la institución favorece la realización de su enfoque pedagógico; afirma: no es excepcional el esfuerzo de los profesores en ese sentido, y recoge declaraciones de estudiantes y maestros que lo testimonian.
Sobre el carácter esencialmente formativo del ciclo básico de todas las carreras (la no especialización temprana) –lo cual es objeto de discusiones y varias tensiones–, la evaluación del Inide afirma que la UACM se colocó a la vanguardia de propuestas transformadoras, como las que fueron reconocidas en la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, organizada por la Unesco hace ya casi 20 años.
Es mucho el trayecto por recorrer todavía para hacer realidad el proyecto completo de la UACM y el camino no es fácil. Son muchos los obstáculos por vencer: formas de trabajo tradicional muy consolidadas, falta de apoyos e instrumentos para la puesta en práctica de formas nuevas, ideas sin sustento por falta de una reflexión y discusión de fondo y falta de recursos materiales, entre ellos.
No obstante, cabe subrayar, la UACM cuenta ya con fortalezas de enorme valor y potencial: un proyecto sólido que responde a los retos actuales de la educación universitaria y a las necesidades de los estudiantes mexicanos; 18 años de experiencias han mostrado la viabilidad de este proyecto, si el esfuerzo conjunto de la comunidad logra resolver tensiones como las identificadas en el valioso estudio del Inide.
Sin duda, el nuevo Consejo Universitario de la UACM encontrará en esta evaluación material valioso para sus trabajos.
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