¿Quién endeudó a Pemex? // Dos Bocas arranca en junio
Carlos Fernández-Vega
En la mañanera de ayer el presidente López Obrador informó que por primera vez en 10 años Petróleos Mexicanos (Pemex) no se endeudó en el arranque de un gobierno federal, pero de todas maneras ahora nos culpan de la deuda, de los 107 mil millones de dólares que a estas alturas acumula el débito de la ex paraestatal, lo que la convierte en la empresa petrolera más endeudada del mundo.
Y de esa terrible situación nos quieren echar la culpa, dijo el mandatario, no sin preguntar ¿cómo se endeudó la empresa; en qué gobierno se endeudó? Pues bien, cierto es que el débito de la ex paraestatal no alcanzó niveles explosivos en los tres primeros meses de la actual administración, sino que fue resultado de un proceso de tres décadas a lo largo de las cuales se registraron dos constantes (con altibajos): incrementó sostenido de la deuda y declinación de la producción.
Esa fue la combinación explosiva, la cual era orgullo de los gobiernos neoliberales que exprimieron hasta la última gota de Pemex y, paralelamente, lo endeudaron hasta la coronilla, intentaron desmantelarlo, despilfarraron –o se robaron– el ingreso (el permanente y el excedente) por venta de crudo y dejaron a un lado la necesaria inversión para mantener la empresa a flote.
El registro estadístico de Pemex es contundente: en 1990, con Salinas de Gortari en Los Pinos, los pasivos de la petrolera sumaban alrededor de 31 mil millones de pesos (algo así como 10 mil millones de dólares al tipo de cambio de la época). Para finales de 2018, al finalizar el gobierno de Peña Nieto, tales pasivos superaron 3 billones 534 mil millones de pesos (alrededor de 186 mil millones de billetes verdes), un incremento de mil 860 por ciento en el periodo.
Por el lado de la producción de crudo, en 1990 Pemex extraía 2 millones 548 mil barriles diarios y para 2018 tal proporción se había reducido a un millón 710 mil barriles (la menor en 40 años), una caída de 33 por ciento en el lapso de referencia.
Pero no sólo aumentó la deuda y se desplomó la producción, sino que los activos de Pemex se fueron a pique, al grado de que desde 2004 –en el gobierno de Fox– la ahora empresa productiva del Estado registra quiebra técnica, al ser mayores sus pasivos con respecto a sus activos. Y la diferencia entre unos y otros (al cierre del gobierno de EPN) no es cualquier cosa: 67 por ciento.
De acuerdo con la estadística de Pemex, en 1990 los activos de la empresa sumaron 132 mil 500 millones de pesos, una proporción cuatro veces superior a sus pasivos; para 2018, los primeros sumaron 2 billones 117 mil millones de pesos, contra 3 billones 534 mil millones de pesos, de tal suerte que por cada peso de activo la petrolera debe un peso 67 centavos.
Entonces, resulta obvio que el notorio proceso de deterioro de la ex paraestatal no se dio en un trimestre, sino que fue resultado de un proceso no menor a tres décadas, a lo largo de las cuales los gobiernos neoliberales desmantelaron y endeudaron a Pemex siempre con el objetivo privatizador.
Y a estas alturas, los seis gobiernos neoliberales depredadores simple y sencillamente pasaron la factura a la administración entrante, la culpan del desastre y ahora todos se dicen muy preocupados –incluidas las calificadoras– por la lamentable situación financiera de Pemex.
Las rebanadas del pastel
Como era de esperarse, se les pasó la mano a las siempre golosas empresas privadas convocadas para la construcción de la refinería en Dos Bocas, Tabasco, de tal suerte que el gobierno federal declaró desierta la licitación, porque en lo fundamental estaban pidiendo mucho: superaron los 8 mil millones de dólares presupuestados y el tiempo previsto de construcción, y nosotros no vamos a hacer ninguna obra que no podamos terminar durante el sexenio. Así, la Secretaría de Energía y Pemex iniciarán la construcción el próximo 2 de junio y se van a crear 100 mil empleos en la construcción y va a estar terminada para mayo del 2022; me canso ganso (AMLO dixit).
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