
Hasta ayer habían muerto 149 médicos, enfermeras, camilleros y otro personal
Ángeles Cruz Martínez
Periódico La Jornada. Miércoles 20 de mayo de 2020, p. 3
Hasta ahora se han confirmado 11 mil 394 casos de Covid-19 en trabajadores de la salud, que representan 21 por ciento de los afectados en el país. Del total, 41 por ciento son personal de enfermería y 36 por ciento médicos, mientras que quienes fallecieron por causa de la infección, 149 al día de ayer, 82 por ciento eran médicos, informó José Luis Alomía, director de Epidemiología de la Secretaría de Salud (Ssa).
El funcionario actualizó los datos sobre el impacto que ha tenido el nuevo coronavirus entre los empleados del sector y, sin especificar, sostuvo que no todos se contagiaron al atender a pacientes con Covid-19.
Indicó que 2 mil 790 son casos activos; hay 8 mil 275 sospechosos y se ha descartado la presencia del virus en 29 mil 634 personas.
Ayer, durante la conferencia sobre el comportamiento de la pandemia en México, el especialista dio cuenta de que la transmisión mantiene la tendencia al alza y como ocurre generalmente los martes, ayer se reportó un número mayor de confirmaciones, 2 mil 713 contra 2 mil 414 del lunes. El registro acumulado de casos confirmados llegó a 54 mil 346.
Mientras, se sumaron 332 decesos –el lunes fueron 155– para un total al día de ayer de 5 mil 666.
Sobre la situación entre el personal de salud, Alomía destacó que sólo 10 por ciento ha tenido que ser hospitalizado, a diferencia de la población general, que registra 38.13 por ciento de internamientos.
De mil 182 que han estado en hospital, 536 se reportan estables, 577 graves y 69 requirieron de intubación.
En cuanto a los fallecidos, 24 por ciento era personal de enfermería, 38 por ciento se les clasificó como otros, 2 por ciento laboratoristas y uno por ciento dentistas. Alomía destacó que la mayoría de los casos activos están en la Ciudad de México (725), estado de México (384) y Tabasco (186).
El funcionario indicó que 19 por ciento de estos pacientes padecen obesidad, 12.6 son hipertensos y 7.9 por ciento tienen diabetes. Estos porcentajes son menores en comparación con el resto de la población, pero en la revisión de los fallecimientos la tendencia es similar con entre 40 y 45 por ciento de prevalencia de estos males crónicos.
Ricardo Cortés, director de Promoción de la Salud, presentó el reporte de la movilidad con base en un análisis propuesto por el Conacyt, de acuerdo con el cual, al comparar la actividad de personas en la calle hace dos semanas con la semana pasada, se registraron incrementos en Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Michoacán, Baja California, Sonora, Morelos, Hidalgo, Chihuahua, Yucatán, Nuevo León, Tabasco y Campeche.
Indicó que con esto aumenta el riesgo de transmisión del virus, lo cual se verá reflejado en los siguientes 14 días en las estadísticas.
Desarrollo
Luis Linares Zapata
El presidente López Obrador acaba de presentar lo que bien puede llamarse su concepción del desarrollo. Lo hace motu proprio pero fincado en la cuidadosa reflexión de las necesidades y aspiraciones populares. Todas ellas recogidas durante sus andares por todo el país. Las continuas y detalladas lecturas de la historia patria tienen, adicionalmente, lugar primordial para moldear su pensamiento. El resultado ahora se concreta en el nuevo modelo a seguir por su gobierno. Jerarquiza su propuesta central de política económica en cinco principios fundamentales: democracia, justicia, honestidad, austeridad y bienestar.
En pocas palabras, AMLO adelanta un supuesto angular en su exposición a la manera de hipótesis. La crisis actual, dice, no es causada por la aparición de un virus peligroso, sino por el agotamiento y derrumbe del hegemónico modelo neoliberal imperante en casi todo el mundo. Tratar de rescatar o reponer ese conjunto de recetas es, en esta perspectiva, una efectiva necedad. Los turbulentos tiempos imponen un cambio y éste debe ser drástico. Uno que ha sido ofertado, con claridad, precisión y sencillez, a los mexicanos y votado por ellos, con toda libertad y suficientes números para no dejar duda del enérgico y legítimo mandato.
Las acciones y los pronunciamientos de gobierno, que se han sucedido desde la inauguración de estos tiempos de exigida transformación, son congruentes con dicha propuesta de política económica. Hace falta, por tanto, ir por un régimen que sitúe, a la igualdad y el bienestar, como medidas de todo lo demás.
La crítica entrenada y adaptada al antiguo régimen injusto y concentrador propone, una y otra vez, medidas ya probadas por ineficaces. En el pasado, dichas recetas –fiscales y de creciente endeudamiento público– usadas para paliar el descalabro en salud y los daños al aparato productivo, indujeron mayor desequilibrio en el reparto de la riqueza. El rechazo presidencial a las insistentes recetas que, con adjetivada dureza, reclama buena parte de la oposición, se finca en este modelo ya bien delineado en sus puntos neurálgicos. No se aceptarán las insistentes sugerencias y condenas que pretendan torcer el rumbo legítimamente votado. Los opositores y creyentes en el aún hegemónico modelo concentrador no han logrado su pretensión y acusan a López Obrador de oídos sordos y cerrazón autoritaria. Sólo propone lo que él quiere y trasmite un sabor nostálgico. En lugar de un plan de gobierno se trata de una fantasía, aseguran a contracorriente de lo que se ensaya sin temores a diario. No se reconoce que hay congruencia y fidelidad a lo ofertado en sus tres campañas consecutivas. Los enormes bolsones de pobreza y marginación que plagan a México son consecuencia inevitable del modelo camino al destierro. Sin embargo, con sus cotidianas y terminales propuestas opositoras, se resiste a su expulsión.
Lo que ahora plasma el Presidente como política económica tiene coherencia interna y crítica certera respecto de lo que observa como decadente realidad. Falta, eso sí, que a medida que avanza la aplicación de sus acciones derivadas, se vean y evalúen los resultados. La oposición, en un enorme coro sincronizado, clama por el más rotundo de los fracasos. Se acusa de excesiva concentración de poder; de hacer un gobierno de novela, es decir, irreal; desfasada de tiempo, lo que significa no ser actual. Añaden ahora un calificativo de hondo desprecio: es una política provinciana (Luis Rubio, Reforma, 17/5/20). México, afirma, no es un pueblito anclado en el pasado. Lo moderno, avanzado y real, por factible y eficaz, es aplicar, sin contemplaciones, el conjunto y conocido recetario neoliberal.
No es un espectáculo que se aprecie, como práctica corriente, ver a un líder armado de unas cuantas cuartillas de su propia creación, presentarse ante el pueblo para avanzar un escenario posible. AMLO trata de plasmar en decisiones prácticas aquello que ha prometido hacer: enfocar su política económica hacia los pobres. Usar los recursos para paliar los efectos de la crisis ocasionada por la cuarentena teniendo en mente a los marginados de siempre y a los que ahora se añaden por las variadas privaciones impuestas por la pandemia. Recargarse –a través de deuda– para salvar empresas con el señuelo de hacerlo por los trabajadores, además de profundamente injusto, es regresar a lo trillado. El futuro no es halagüeño. Hay una recesión en puerta. La oposición intentará, como lo viene haciendo, culpar al Presidente de sus dañinos efectos. Será una lucha continuada por reponer ese poder que se ha extraviado frente al nuevo modelo que deberá probar su fuerza transformadora.