El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, dio a conocer ayer que el ritmo de propagación del coronavirus SARS-CoV-2 en México es entre 60 y 75 por ciento menor a la estimación original para esta fase de la pandemia. De acuerdo con el encargado de informar a la ciudadanía sobre la situación de la emergencia sanitaria, así como de coordinar los esfuerzos oficiales para controlar su propagación y atender a la población enferma, esta drástica disminución se logró gracias al compromiso de la sociedad con el cumplimiento de la Jornada Nacional de Sana Distancia, y se mantendrá únicamente en la medida en que se sigan cumpliendo las disposiciones de distanciamiento social y reclusión voluntaria.
Con todo, es necesario recordar que, a semejanza de la expansión internacional de la pandemia, originada en China para posteriormente golpear a Europa y, por último (hasta ahora), a Estados Unidos y América Latina, dentro de cada país el patógeno se difunde desde algunas ciudades o focos hacia el resto del territorio. Por ello, mientras una región puede encontrarse en su punto máximo de contagio (o acmé), como las autoridades estiman que ocurrirá esta semana en la Ciudad de México y su zona metropolitana, muchas otras entidades apenas comienzan a experimentar la difusión generalizada del virus.
Además de la capital del país, hasta ahora las ciudades más afectadas han sido Culiacán, Sinaloa; Tijuana, Baja California; Villahermosa, Tabasco, y Cancún, Quintana Roo, pero en otras, los días recientes comienzan a marcar un aumento preocupante de contagios y fallecimientos. Es el caso de Guerrero, con 380 contagiados y 54 muertos; Tamaulipas, con 635 pacientes y 29 fallecidos, y San Luis Potosí, con 182 enfermos y 12 defunciones.
Conforme la enfermedad alcance regiones donde hasta ahora no se habían presentado casos o no se había llegado a una fase de propagación comunitaria, habrá que extremar la atención que se presta a las localidades más apartadas del país, y en particular a las ubicadas en el ámbito rural. En efecto, las zonas con altos índices de marginación (entre las cuales se encuentra la mayoría de las comunidades rurales) no sólo reciben significativamente menos atención en cuanto al seguimiento de las medidas de distanciamiento social que ahí se estén tomando, sino que además carecen de la infraestructura que les permita ofrecer los cuidados necesarios a quienes los requieran.
Cabe esperar que las zonas en que aún existe un nivel bajo de propagación aprovechen la experiencia de la capital del país a fin de mantenerse a salvo de grandes brotes. Si no se lograra este control y, por el contrario, la enfermedad se extendiera a las comunidades más apartadas, habría que temer la insuficiencia de insumos y personal para atender a la población. En particular, podría verse rebasado el esquema implementado por las autoridades de salud para garantizar la provisión de ventiladores mecánicos donde se requieren, un escenario a todas luces indeseable, pues estos instrumentos resultan fundamentales para mantener con vida a los pacientes en estado grave que presentan fallas respiratorias.
No queda sino exhortar a las autoridades a que pongan especial atención en la cobertura de las necesidades médicas y hospitalarias de tales regiones y a sus ciudadanos, a mantener y redoblar la disciplina mostrada hasta ahora, pues sólo así podrá impedirse que lo que hasta ahora es un éxito se vea revertido.
México SA
Pandemia y economía // Borolas se pone gallito
Carlos Fernández-Vega
A ivel mundial los efectos del Covid-19 y el intento por atemperar su funesto impacto ha concentrado la atención, capacidad y acción de los gobiernos en el entendido de que el costo económico sería contundente, sin olvidar que la tendencia recesiva comenzó a mediados de 2018. La estadística que arroja la pandemia es brutal y, como advierten las autoridades sanitarias, parece que la humanidad deberá acostumbrarse a convivir con esa amenaza, mientras se encuentra la fórmula para, en la medida de lo posible, erradicarla del escenario global.
Hasta ahora, en la contabilidad mundial, se reportan más de 3 y medio millones de casos confirmados y cerca de 250 mil muertes, y en ambos casos las cifras crecen cotidianamente y de forma espectacular. La protección de la vida se mantiene como prioridad en la mayoría de las naciones, aunque algunos gobernantes (como Trump y Bolsonaro) insisten en que lo verdaderamente importante es la reactivación económica.
En el caso mexicano las autoridades consideran que lo que suceda en el presente mes será definitivo para el control de la pandemia, lo que implicaría –de lograrse los resultados esperados– el progresivo relajamiento de las medidas sanitarias y la paulatina reapertura y reactivación de la economía.
Cierto es que primero debe ser la salud y la vida de los mexicanos, pero es de suponer que, superada la emergencia sanitaria, el gobierno de López Obrador tiene un plan económico bien estructurado para impulsar a todos los sectores productivos.
En vía de mientras, el Instituto para el Desarrollo y el Crecimiento Económico –de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes– advierte que México llegó en medio de una recesión económica a enfrentar el problema de la pandemia de salud pública desatada por el Covid-19. Las estadísticas del PIB oportuno presentadas por el Inegi para el primer trimestre de 2020 permiten confirmar lo anterior: en cifras ajustadas por estacionalidad se reportó una contracción de 2.4 por ciento; dicho comportamiento fue provocado por el retroceso de (-3.8 por ciento) reportado por la industria y del sector servicios (-1.4). En conjunto, ambos sectores representan más de 93 por ciento de la economía nacional por lo que se puede considerar que se presentó una caída generalizada.
En marzo pasado México comenzó a observar los efectos económicos del coronavirus, principalmente en la parte bursátil, la pérdida de valor del peso frente al dólar, la caída del precio del petróleo y el cierre de operaciones de algunas industrias que se vieron afectadas por la carencia de insumos intermedios que se producen en China, país que aplicó medidas de confinamiento que afectaron la cadena de proveeduría de las manufacturas globales.
No obstante, la actividad productiva se mantuvo hasta finales de marzo, cuando comenzó la etapa de confinamiento. Si bien algunas empresas y universidades empezaron a realizar ajustes desde el 15 de marzo, en realidad 90 por ciento de los sectores operaron con relativa normalidad hasta finales de ese mes.
Se puede establecer que el mensaje del producto interno bruto es claro: el coronavirus afectó significativamente una economía que llegó enferma a este momento histórico, aunque los mayores efectos adversos se verán en el segundo trimestre de 2020. Tal afirmación se desprende de las siguientes razones: tendencia negativa del ciclo económico; contracción histórica del precio del petróleo; salida de capitales a partir del segundo trimestre de 2019, y caída de ingresos por turismo e inversión extranjera directa.
Ante tal panorama urge un plan de reconstrucción nacional, bajo la lógica que el fortalecimiento integral del sistema productivo garantiza el bienestar social y la prosperidad del país.
Las rebanadas del pastel
El comandante Borolas se pone gallito y reta: si la fiscalía tiene pruebas de que he cometido algún delito, adelante, que proceda. Que no coma ansias, porque en el juicio contra Genaro García Luna tarde que temprano Felipe Calderón tendrá que comparecer, y cuando ello suceda difícilmente saldrá bien librado.
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