Pandemia
Hermann Bellinghausen
Periódico La Jornada. Miércoles 13 de mayo de 2020, p. 8
En su primer informe regional, titulado Los pueblos ante la pandemia del Covid-19, el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (Filac) y el Foro Indígena de Abya Yala (Filay) sostienen que la situación que enfrentan los pueblos indígenas en América Latina frente al coronavirus es devastadora.
Éstos tienen mayores riesgos ante la pandemia porque la asistencia humanitaria ha llegado poco o nada a sus territorios. El coordinador general del Filay, Jesús Amadeo Martínez Guzmán, manifestó en días pasados temer que en poco tiempo se suscite una situación crítica en las comunidades por no contar con el apoyo, ni la preocupación de los gobiernos ante la situación que viven los pueblos.
El informe no es alentador, expresó Martínez Guzmán para la página de difusión de Filac, pues muestra la situación indigna que estamos viviendo los pueblos de la región, en la que los esfuerzos por parte de los gobiernos son mínimos. Además, refleja la no asistencia desde los estados y los gobiernos centrales. Las iniciativas de los gobiernos y actores locales para apoyar y atender a la población en general, como en la entrega de un kit de salubridad, o de alimentos, no han considerado a las comunidades y pueblos indígenas, ya que siguen en exclusión y marginación.
El secretario técnico del Filac, el guatemalteco Álvaro Pop, sostuvo en videoconferencia pública del 8 de mayo que las comunidades indígenas están en alto riesgo por las condiciones inmunológicas, la previa existencia de otras epidemias como el dengue y las limitaciones históricas y estructurales de los servicios de salud.
El informe está firmado por una treintena de organizaciones indígenas latinoamericanas, entre las que se cuentan las mexicanas Coordinadora de Mujeres Indígenas, Enlace de Mujeres Indígenas y la Alianza de Mujeres Indígenas de América Central y México.
Dirigido a los gobiernos latinoamericanos, el documento asume posturas casi oficialistas en casos como el de México, donde la fuente principal de información es el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, y no cuestiona lo que puedan estar realizando las autoridades mexicanas. Sin embargo, cita a la Organización de Naciones Unidas, que desde el 6 de abril advirtió: La propagación del Covid-19 ha exacerbado y seguirá exacerbando una situación crítica para muchos pueblos indígenas: situación en la que ya abundan las desigualdades y la discriminación. El aumento de las recesiones a nivel nacional y la posibilidad real de una depresión mundial agravarán aún más la situación, causando un temor de que muchos indígenas mueran, no sólo por el virus en sí, sino también por los conflictos y la violencia vinculados a la escasez de recursos, y en particular de agua potable y alimentos.
De entrada, el informe de Filac-Filay proclama: Más que vulnerabilidad, los pueblos indígenas hemos demostrado resiliencia en varios siglos de pandemias, y ésta no será la última. Allí se anuncia la creación de una Plataforma Indígena Regional Frente al Covid-19, para establecer un sistema de registro e información sobre los alcances de la epidemia en los pueblos originarios de Meso y Sudamérica.
Considerando los análisis y advertencias del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización Panamericana de la Salud y otros organismos internacionales, el informe citado, que llega hasta la primera semana de mayo, resalta: Al contrario de lo que ocurre en el resto del mundo, en la región se ha dado un crecimiento de casos de contagio de 105 por ciento comparado con los registrados una semana atrás.
Renta básica
Luis Linares Zapata
Finlandia llevó a cabo un experimento por demás interesante e ilustrativo sobre un proyecto cuya legítima y eficaz operatividad ha sido puesta en cuestión. El objetivo fue estudiar las implicaciones, matices y consecuencias de incorporar, en una sociedad determinada, lo que se ha denominado renta básica (RB). Tal estudio consistió en dar a cada una de las personas (2 mil) participantes, 560 euros cada mes durante dos años.
Ser desempleado fue la única condición puesta a los sujetos de la prueba. No se les limitó la entrega del estipendio aun si recibieran otras ayudas del gobierno. Tampoco se suspendió la entrega si tomaran cualquier empleo en algún momento, o durante el tiempo que recibieran esta cantidad adicional. Se acompasó el proceso con una serie de encuestas en esos dos años. Los hallazgos se fueron comparando con los de otro grupo de desempleados (de control), pero que no recibieron estipendio alguno.
El propósito fue calibrar las consecuencias que habría en la conducta de tales personas. Había la sospecha, por parte de los opositores, de entregar sin más trámite lo que se ha llamado renta básica de alcance a toda la población. Se le cataloga, por los proponentes, como un derecho básico que cubriría varios ángulos de preocupaciones que gravitan sobre una sociedad en general. El primer supuesto a probar fue indagar lo que haría la gente con su mayor independencia respecto a decidir cómo y dónde emplearse. También intrigaba la conducta a seguir cuando obtuvieran mayor capacidad para adoptar compromisos y ver hacia un futuro deseable. Y, lo más buscado, aliviarles la presión que ahora pesa sobre buena parte de la población, para llevar una vida más tranquila y humana. Las dudas que se han levantado, desde ámbitos contrarios a una idea de este tipo, son variadas y obliga a los proponentes, contar con bases más solidas y no quedar en simples opiniones.
La cuestión central se concreta en la sospecha de que, en caso de recibir tal estipendio de manera segura y continua, muchos de los así premiados, evitarían emplearse o buscar medios adicionales de ingreso. Desde hace algún tiempo, los conductores de este programa finlandés habían adelantado algunas conclusiones, pero, una vez terminada la prueba, se pueden apreciar mejor sus hallazgos. Lo más relevante toca la disposición, o no, por parte de los recipientes, de buscar empleo o ingresos adicionales una vez que se tiene asegurada cierta cobertura de necesidades. El resultado es positivo. Los sujetos sí se emplearon y lo hicieron en mayor número y duración que aquellos (de control) que no tuvieron el mismo apoyo. Es decir, no se disuadió a los sujetos activos del experimento de buscar y encontrar empleo. Este grupo trabajó 78 días adicionales contra los 73 del grupo de control.
Lo más trascendente encontrado en el experimento, tiene que ver con otros aspectos distintos a la economía individual. Contar con una RB induce visiones positivas, tanto de la situación personal como del ámbito que los rodea. Los sujetos activos apreciaron, su satisfacción de vida, con un 7.3 sobre 10 de calificación posible. El grupo de control, en cambio, se dio sólo un 6.8. El margen de maniobra para encontrar los satisfactores necesarios fue, también, mayor en un grupo que en el otro. Los números en este aspecto son ilustrativos: para los primeros se describieron cómodos (13 por ciento) y sin apuros (47 por ciento) a diferencia de los otros que sólo 8 por ciento se sentían cómodos y 44 por ciento sin apuros. La conclusión que sostienen los conductores del programa se concretan en los efectos sobre el bienestar, tanto económico como sicológico.
Similares experimentos están siendo llevados a cabo en diferentes países: Canadá, Escocia, Holanda o Irlanda. Pero este de Finlandia es el más solido y extenso. El gobierno actual de España ha decidido aplicar una variante de la RB. La llaman como mínimo vital y consta de poco más de mil euros para cada ciudadano. Se ejemplifica y promueve así la posibilidad de ensancharlo con alcance nacional o para una capa determinada de la población de un país. Esto se agranda debido a las consecuencias que tendrá, en la población y en los gobiernos, la pandemia actual pero que, sin duda, serán drásticas.
El esfuerzo que lleva a cabo el gobierno federal mexicano para enfocar su atención y recursos en los pobres y marginados ha podido canalizar sumas enormes de recursos presupuestales. Muchos de ellos bien podrían quedar subsumidos en la RB si se adopta tal programa. Se tendrían que detallar, con precisión, la cobertura y el monto de tal renta. Pero eso no representa un problema mayor puesto que los empleados formales son fácilmente identificables. Los demás –desempleados, informales o excluidos y pobres– han sido sujetos de trabajos de campo anteriores muy detallados.