El pleno regreso de Lula a la vida política remplaza los términos de los enfrentamientos políticos. El centro de los choques estaba en el marco de la derecha, entre Bolsonaro y los sectores de derecha que, apoyando su política económica, se apartan de su estilo de gobierno. Entre Bolsonaro y el Poder Judicial, Bolsonaro y el Congreso, y Bolsonaro y los medios.
Ante estas pugnas, la izquierda tenía que posicionarse, siempre contra Bolsonaro. Pero no fue protagonista. Fue un frente concreto, en el que la hegemonía, que puso los términos del enfrentamiento con Bolsonaro, fue la derecha. El horizonte de la lucha estuvo acotado por la derecha contra la extrema derecha, que no tocó la política económica oficial. Chocó con las tendencias autoritarias de Bolsonaro.
La reaparición de Lula cambia los términos de los debates y enfrentamientos. El que políticos de derecha como FHC, Delfim, Rodrigo Paes, Gilberto Kassab, eligieran votar por Lula en la segunda vuelta, representa una importante deserción de la derecha y la voluntad de considerar a Lula como opción menos mala, frente a Bolsonaro.
La división de la derecha es otro síntoma de la pérdida de capacidad narrativa y hegemónica de la derecha. Su discurso contra la política y la corrupción ha perdido la capacidad de ganar y mantener adhesiones mayoritarias en la sociedad. La pérdida de apoyo de Bolsonaro no impide que siga teniendo, al menos en las encuestas, un nivel de apoyo que, como en 2018, lo convierte en el principal oponente de la izquierda, el PT y Lula. Los demás, que generalmente son candidatos que buscan expresar una supuesta tercera vía, están divididos, no logran sumar un apoyo político y social significativo. En la última encuesta, donde Lula lidera sobre Bolsonaro, sólo quedan 12 por ciento para los otros candidatos. Ellos mantienen sus candidaturas, porque creen que, en algún momento, la derecha puede abandonar masivamente a Bolsonaro y buscar alternativas.
La izquierda necesita comprender la posibilidad que se le presenta y estar a la altura de los desafíos. Primero, como subraya Lula, centrarse en las necesidades urgentes de la población: ayuda de emergencia, empleo, vacunas. Identificarse con las urgencias de las mayorías, abandonadas por el gobierno.
La izquierda no debe abandonar la lucha por el impeachment de Bolsonaro. El control del Congreso por Bolsonaro es más frágil ante el descontrol de la pandemia, expresado en declaraciones, especialmente del presidente de la Cámara, en quien Bolsonaro tenía confianza para frenar el impeachment. Revela cómo el Centrão se ve afectado por el desgaste de Bolsonaro y lo abandonará si ese desgaste compromete su apoyo electoral.
Un impeachment depende de otro factor, ausente por ahora: la cuarentena evita que el rechazo de Bolsonaro promueva grandes movilizaciones. Los cacerolazos son ejemplo de cómo este rechazo se extiende y se vuelve más vigoroso. Pero el clima de que la mayoría ya no soporta a Bolsonaro requiere una movilización que no debería regresar hasta dentro de unos meses.
Pero alguna circunstancia puede encender la chispa que propague un clima que haga viable el impeachment. La mayoría de los empresarios y los medios están muy descontentos. Será indispensable que se rompa la base de apoyo parlamentario de Bolsonaro.
Más allá de esta posibilidad, que podría salvar a Brasil del sufrimiento actual, la izquierda debe pensar en la posibilidad de que la disputa política desemboque en las elecciones de 2022. Para este momento, la primera actitud responsable de la izquierda tiene que ser la de la unidad de todas las fuerzas, que hoy sólo puede darse en torno a Lula, el gran candidato de la izquierda.
Con una propuesta amplia para la reconstrucción del país, destruido desde todos los puntos de vista, que la izquierda recibirá como herencia de seis años de neoliberalismo en Brasil. No se trata sólo de un frente político, sino de una gran alianza social en torno a quienes están en pro de la restauración de la democracia, la reconstrucción económica y social del país, la reanudación del desarrollo económico, con políticas sociales de distribución de renta y la generación de ingresos y empleo.
La izquierda tiene que presentarse al país como la única fuerza que puede unir a la mayoría para afirmar la democracia, hacer crecer la economía, afrontar las desigualdades, recuperar la imagen de Brasil en el mundo. La izquierda brasileña necesita una gran victoria, ojalá ya en la primera vuelta, porque será una derrota no sólo de la extrema derecha y la derecha, sino directamente de los militares, que se sumaron a la aventura del gobierno de Bolsonaro.
La izquierda necesita afirmar una amplia mayoría para restaurar la democracia, promover la desmilitarización del Estado, terminar con la financiarización de la economía y reimponer una dinámica productiva, combatir las desigualdades, generar empleos y promover los derechos de todos.
Cuba se suma a actos en 50 ciudades del mundo contra el bloqueo de EU
El presidente Díaz-Canel agradece el movimiento global por la isla; nos une la pelea por lo justo, dice
▲ Motociclistas recorrieron ayer el emblemático Malecón de La Habana, durante una singular caravana para demandar el fin de las sanciones que desde hace más de medio siglo Estados Unidos aplica a la isla.Foto Xinhua
Ap, Reuters, Prensa Latina y Sputnik
Periódico La Jornada Lunes 29 de marzo de 2021, p. 22
La Habana., Centenares de carros, bicicletas y motos tomaron parte ayer de una caravana, sumándose a otras similares en decenas de países y que fueron convocadas por emigrados y grupos de solidaridad para protestar contra las sanciones de Estados Unidos a Cuba y demandar que el presidente Joe Biden levante el bloqueo impuesto a la isla hace casi 60 años.
Una larga fila de vehículos con carteles contra las sanciones estadunidenses y banderas cubanas avanzaron por el Malecón habanero en la mañana tocando bocinas, al tiempo que pasaban por delante de la embajada de Estados Unidos que queda en esa avenida frente al mar.
En Cuba la manifestación fue convocada por la Unión de Jóvenes Comunistas y organizaciones juveniles. En el arranque estuvo el canciller Bruno Rodríguez, quien afirmó: “Eventos como éste están ocurriendo en más de 50 ciudades del mundo, una buena parte de ellas en Estados Unidos. Estamos reclamando el fin del bloqueo, porque no sólo ha sido larguísimo, ilegal, inmoral y criminal.
El bloqueo mata, y durante la pandemia de Covid-19 es no sólo un crimen, ilegal, inmoral, extraterritorial, y una violación gruesa del derecho internacional, y también refuerza su carácter genocida, dijo Rodríguez a periodistas. Estamos aquí todos en más de cincuenta ciudades del mundo diciendo no más bloqueo.
La convocatoria para las caravanas o actos que llamen la atención se desarrolló el sábado y son las primeras coordinadas de manera mundial, generando manifestaciones en ciudades de Estados Unidos, desde Miami a Las Vegas, San Francisco, Detroit, Chicago, Seattle, Nueva York, Washington, así como en localidades de Canadá, Suecia, Francia, Alemania, España, Italia, Bélgica, Países Bajos, Serbia, Rusia, Argentina, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Costa Rica, Mali, Rusia y Camboya, entre otros países.
El mundo entero se ha manifestado contra la política genocida y cruel del bloqueo. El pueblo cubano también se suma, dijo a The Associated Press Maylín Alberti, una maestra de 38 años, mientras se manifestaba. Hemos sido durante más de cinco décadas maltratados por la administración estadunidense.
Cifras entregadas a la Organización de Naciones Unidas por el gobierno cubano estimaron que las pérdidas anuales por las sanciones de Washington a la isla impuestas para presionar un cambio de modelo político sólo entre 2019 y 2020 alcanzaron 5 mil 500 millones de dólares.
El resultado para la población en la isla de 11 millones de habitantes fue desabasto en alimentos y medicinas o insumos, que se agregó a las presiones por la pandemia del Covid-19 y a un problema de ineficiencia reconocido por las autoridades.
El ex presidente Donald Trump endureció radicalmente las medidas, limitando los viajes de sus nacionales a la isla, prohibien-do los cruceros, restringiendo vuelos y envío de divisas e incluso persiguiendo a las empresas de terceros países que se acercaran a operar con Cuba.
Ninguna acción flexible del gobierno de Biden
Joe Biden dijo durante su campaña electoral que revisaría esa política para acercarla a la que desarrolló Barack Obama, quien reconoció que las sanciones no sirvieron para modificar el modelo político de la isla y ocasionaron dolor a las familias cubanas.
Sin embargo, el nuevo gobernante estadunidense no realizó hasta ahora ninguna acción de flexibilización.
También se desarrolló una campaña en redes sociales y el presidente cubano Miguel Díaz-Canel hizo varios comentarios sobre el desarrollo de las manifestaciones.
Gracias compatriotas en la emigración, amigos de todas las nacionalidades. La pelea por lo justo nos une, expresó el mandatario, y añadió que este movimiento global está haciendo historia con Cuba en el centro de todos los abrazos y una demanda única: #AbajoElBloqueo.
Díaz-Canel aseguró que la iniciativa tiende además puentes de amor a los que lanzan el mismo grito del otro lado del mar, en referencia al proyecto del cubanoestadunidense Carlos Lazo, quien promueve la realización de estas actividades en Estados Unidos y Canadá.
