viernes, 7 de mayo de 2021

Gobierno de Colombia invita al diálogo al comité del paro.

Continúan las marchas en el país
Nuevo proyecto de reforma fiscal pretende recaudar 3 mil 640 mdd
▲ Protesta contra las políticas económicas del presidente Iván Duque, ayer en Bogotá.Foto Afp
Afp, Sputnik, Europa Press y Reuters
Periódico La Jornada  Viernes 7 de mayo de 2021, p. 24
Bogotá. El gobierno de Colombia llamó ayer a un diálogo entre quienes marchan y quienes no, al cual fue invitado el Comité Nacional del Paro, en busca de una salida a la crisis social que desde hace nueve días ha dejado decenas de muertos a manos de las fuerzas de seguridad.
Hay que escuchar a todos los sectores, pero también el país tiene que escuchar al gobierno, aseguró el consejero presidencial Miguel Ceballos, recientemente designado alto comisionado para la paz, en entrevista con la radiodifusora Blue Radio.
El diálogo nacional comenzó el miércoles bajo el liderazgo de Ceballos y la participación de fiscalía, procuraduría, Defensoría del Pueblo y gremios económicos. El presidente Iván Duque aseguró el martes, al convocar a las reuniones, que la finalidad de su gobierno es escuchar a la ciudadanía y construir soluciones ante la crisis que afecta al país.
Agregó que se reunirá con los líderes de las protestas el próximo lunes, en un lugar fuera de la sede presidencial, pero generó críticas entre la población ante la urgencia que implica atender esta crisis desatada el mes pasado en rechazo a una propuesta de reforma tributaria que generó multitudinarias protestas, dos paros nacionales, escasez de alimentos, gasolina y medicamentos, pero sobre todo violencia policial contra los manifestantes, disturbios y censura en Internet.
La represión ha dejado 24 muertos, más de 800 heridos y 89 desaparecidos, de acuerdo con un reporte de la Defensoría del Pueblo publicado el miércoles. La ONG Temblores aseveró que van 37 defunciones, mientras la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas entregó a la fiscalía el reporte de 471 desaparecidos desde el pasado sábado, de las cuales han sido localizadas 92.
Decenas de movilizaciones pacíficas continuaron ayer en Cali, Cartagena, Santa Marta, Medellín y Bogotá, donde se suspendió la vacunación contra el Covid-19 con el argumento de que las moviloizaciones generan inseguridad. También se dejaron de realizar pruebas de laboratorio.
Ángel Custodio Cabrera, ministro del Trabajo, informó que Duque y la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez se reunirán lo más pronto posible con los promotores de las marchas, pero no precisó día ni lugar. Los hemos invitado a acelerar este encuentro, apuntó tras una junta en el Palacio de Nariño, sede del Ejecutivo, con representantes de las cortes.
Ceballos tuiteó que el gobierno invitó a la reunión al Comité Nacional del Paro, una de las principales organizaciones convocantes a las protestas, y aseguró: seguiremos invitando a todos los sectores e impulsando una agenda de equidad para una sociedad más justa.
La revista Semana y otros medios locales informaron que un primer encuentro se podría haber dado ayer, pero hasta el cierre de esta edición las cuentas en redes sociales del gobierno central no reportaron nada.
Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea, recibió con beneplácito el llamado de Duque a un diálogo, pero pidió respeto al derecho a la protesta pacífica.
Humberto de la Calle, uno de los artífices del acuerdo de paz con las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, criticó en entrevista con Blue Radio que Ceballos, como comisionado de paz, ha estado insuflando, aireando el odio y metiendo más confrontación durante esta crisis.
El nuevo proyecto de reforma fiscal que presentará el gobierno de Duque al Congreso buscará recaudar unos 3 mil 640 millones de dólares entre recursos tributarios temporales y permanentes, para garantizar programas sociales, explicó el recién designado ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, en entrevista con la agencia de noticias Reuters.
La nueva propuesta fiscal estará enfocada en sobretasas temporales de renta a las empresas y a los más ricos, la prórroga transitoria del impuesto al patrimonio y una ampliación del que se cobra a los dividendos, así como a un plan de austeridad de gastos del Estado, abandonando la idea de elevar el IVA y eliminar exenciones, explicó.

Lecciones de la revuelta en Colombia
Raúl Zibechi
Una semana de huelga general con movilizaciones que insinúan insurrecciones agrietaron el modelo de dominación administrado por la ultraderecha de Álvaro Uribe. El saldo provisional es de alrededor de 30 muertos por la represión policial, 10 violaciones, mil 400 casos de brutalidad policiaca con más de 200 heridos y cerca de mil arrestados. Algunas reflexiones sobre este monumental y esperanzador movimiento:
1. El sistema capitalista es genocida y criminal, en particular en este momento de declive y en los países de América Latina. Su carácter no depende del gobierno que administre el modelo, porque es un régimen estructuralmente genocida, toda vez que se asienta en un modo de acumulación por despojo y robo que sólo puede funcionar sobre la violencia, la exclusión y marginación de las mayorías.
La brutal represión a manos del Escuadrón Móvil Antidisturbios responde a que medio país, medio continente, sobra desde la lógica del capital y debe ser despachado, encerrado en sus barrios/guetos o muerto si se atreve a protestar. Las ejecuciones sumarias, los crímenes contra jóvenes, no son errores ni desviaciones de algún uniformado, sino política de Estado y del capital.
“Si supuestamente hay unos actos de vandalismo, se supone que las personas son capturadas y llevadas ante un juez, pero lo que vemos es que directamente se ejecutan manifestantes”, sostiene el colombiano Richard Tamayo Nieto (https://bit.ly/2RmGqCu). El sistema ya no aspira a integrar ni a domesticar a los de abajo, por eso se dispone a eliminar a los manifestantes, a los que considera terroristas.
En la medida que la población sobrante abarca a la mitad de nuestro continente, no tiene derecho a la protesta, que se considera un riesgo para el Estado y las manifestaciones sociales deben ser abordadas militarmente, observa Tamayo. Como se trata de una realidad estructural, el gobierno que suceda al de Iván Duque puede moderar la represión, pero sólo puede hacer eso.
2. Es necesario centrarnos en elabajo, una vez que conocemosel arriba genocida. Lo más destacable es que cientos de miles de jóvenes desafiaron la represión, el estado de excepción y la criminalidad policial durante siete días (por lo menos hasta el 5 de mayo). Este es el principal cambio en Colombia y en toda la región.
Estamos ante un recambio generacional que enseña modos de hacer distintos a los anteriores. Para luchar, resistir y rebelarse contra el sistema no hacen falta vanguardias que, las más de las veces, se convierten en obstáculos, ya que pretenden dirigir, desde sus despachos, sin siquiera preguntar o escuchar a las personas que están en las calles. Aprendieron a cuidarse en ellas porque ya pertenecían a grupos de afinidad, artísticos y de vecindad en los que se socializan.
Las mujeres jóvenes están en la primera fila, a la par de los varones, impulsando formas de protesta que no buscan la confrontación, sino decir lo que creen y defenderse colectivamente de los asesinos de uniforme. Esta generación sabe a qué se enfrenta, pero perdió el miedo y hace resonar un grito que escuchamos en todas las geografías de nuestro sur: sí se puede.
3. No hay salida de este modelo sin potentes movilizaciones abajo y a la izquierda. Se sale sólo con crisis política, porque quienes se benefician del extractivismo, probablemente 30 por ciento de la sociedad, van a defender sus privilegios con violencia generalizada.
De lo que se trata, más que de un cambio de gobierno, es de cambiar el modo de acumulación que destruye las sociedades y el medio ambiente. Si no frenamos este modelo especulativo financiero (minería, monocultivos, megaobras y especulación inmobiliaria), entraremos en un periodo de barbarie en el cual dos terceras partes de la sociedad seremos sometidos en campos de concentración a cielo abierto, con el otro tercio vigilándonos, consumiendo y votando.
4. No vamos hacia gobiernos mejores, sino hacia un lapso de ingobernabilidad, más allá de quienes estén al mando en los palacios de gobierno. Gane quien gane las elecciones, no tendrá descanso ni tregua. Entramos en un periodo caótico, en el cual no hay fuerzas capaces de imponer un orden que no sea el de los cementerios.
Como sucede desde la escala global y geopolítica hasta el más remoto rincón del planeta, el desorden se ha convertido en la norma, en lo cotidiano; lo que el EZLN denomina tormenta, provocada por la imparable vocación depredadora de la hidra capitalista. Que desafía nuestros saberes, las formas de acción y los objetivos de los movimientos antisistémicos consistentes en la toma del poder.
5. Las y los de abajo debemos aprender a vivir y convivir con la incertidumbre, la violencia sistémica y los permanentes intentos por desaparecernos. Los cuidados colectivos deben colocarse en el timón de mando, en espacios autocontrolados fuera del alcance de los machos armados del capital. Ésta es la forma que adquiere la autonomía durante el caos sistémico.