Una mujer se calienta junto a una fogata en las ruinas de un edificio en Adiyaman, en el sureste de Turquía. Foto Ap.
Estambul. Los equipos de rescate en Turquía y Siria seguían salvando el miércoles a contrarreloj a supervivientes atrapados en los escombros del potente terremoto del lunes, que dejó ya más de 15.000 muertos.
Durante dos días y dos noches desde el sismo de magnitud 7,8, miles de socorristas trabajaron en temperaturas gélidas para encontrar a sobrevivientes bajo los edificios derrumbados a ambos lados de la frontera.
El responsable de la Media Luna Roja turca, Kerem Kinik, advirtió que las primeras 72 horas eran críticas en las labores de rescate, pero señaló que estas se veían entorpecidas por las "severas condiciones meteorológicas".
Aun así, los trabajadores de emergencia pudieron salvar el miércoles a varios niños encontrados bajo un bloque colapsado en la castigada provincia turca de Hatay, donde municipios enteros desaparecieron.
"De repente oímos voces (…) Inmediatamente oímos las voces de tres personas al mismo tiempo", dijo el socorrista Alperen Cetinkaya. "Esperamos más de ellos (…) las opciones de sacar gente con vida aquí son muy altas", agregó.
El saldo provisional de la tragedia se eleva ya a 15.383 personas muertas.
En Turquía, donde se declararon siete días de luto y un estado de emergencia de tres meses en las provincias más castigadas, el número de fallecidos alcanzó las 12.391 personas, según las autoridades.
En Siria, país castigado por más de una década de guerra civil, el saldo llega a 2.992 muertos, según el balance del gobierno de Damasco y de los equipos de protección civil en las zonas rebeldes.
El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que el tiempo se agota para los miles de heridos y desaparecidos entre los escombros.
"¿Dónde está el Estado?"
A medida que pasan las horas, también crece la frustración y el enfado por la escasa ayuda que llega a algunas áreas situadas en zonas de difícil acceso o afectadas por los conflictos geopolíticos de la zona.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que visitó la provincia de Hatay, el miércoles "deficiencias" en la respuesta al terremoto y dijo que "es imposible estar preparado para una catástrofe así".
En este contexto de críticas al gobierno, Twitter era inaccesible el miércoles en los principales proveedores de telefonía móvil.
"¿Dónde está el Estado? ¿Dónde está?", se desesperaba Ali en la ciudad turca de Kahramanmaras, en el epicentro del sismo, que todavía esperaba hallar con vida a su hermano y su sobrino.
La angustia era compartida en la localidad siria de Jindires, en una zona controlada por los rebeldes, donde "hay más gente bajo los escombros que encima de ellos", según su residente Hassan.
"Hay alrededor de 400, 500 personas atrapadas debajo de cada edificio, con solo diez intentando sacarlos. Y no hay máquinas", se lamentaba.
Aisladas por el régimen de Damasco, las zonas bajo control rebelde dependen de los esfuerzos de los Cascos Blancos, voluntarios de protección civil, que imploraron ayuda a la comunidad internacional.
Además, el sismo destruyó el paso fronterizo de Bab al Hawa, por donde pasa casi toda la ayuda humanitaria desde Turquía hacia las zonas rebeldes sirias, según la ONU.
"Pedimos a la comunidad internacional que asuma su responsabilidad hacia las víctimas civiles. Hace falta que los equipos internacionales de rescate entren en nuestras regiones", dijo a la AFP su portavoz Mohammad al Chebli.
"Es una verdadera carrera contrarreloj, la gente muere a cada segundo bajo los escombros", añadió.
A estas súplicas se sumó el miércoles el papa Francisco. "Animo a todos a solidarizarse con estos territorios, algunos de ellos ya martirizados por una larga guerra", dijo el pontífice después de su audiencia general.
Ayuda internacional
La ayuda a Siria es una cuestión delicada para numerosos países occidentales. Aunque está sancionado por Bruselas, el gobierno de Bashar al Asad hizo llegar una petición formal de ayuda a la Unión Europea, indicó Janez Lenarcic, el comisario comunitario de Gestión de Emergencias.
Por ahora, Siria cuenta principalmente con la ayuda de Rusia, su aliado. En Alepo, soldados rusos salvaron un hombre de los escombros en la noche del martes al miércoles, indicó el ministerio ruso de Defensa.
"Dejen de lado la política y permitan que realicemos nuestra tarea humanitaria", dijo a AFP un alto responsable de Naciones Unidas, urgiendo al gobierno de Siria a facilitar la entrega de ayuda humanitaria en las zonas bajo control rebelde.
En las zonas más afectadas de Turquía, los comercios estaban cerrados, no había calefacción por el corte de las líneas de gas y encontrar petróleo era complicado.
También, para muchos, era difícil encontrar esperanza. "Mi sobrino, mi cuñada y la hermana de mi cuñada están en los escombros. Están atrapadas bajo las ruinas y no hay señales de vida", decía Semire Coban, profesora en Hatay.
Decenas de países, desde China a Estados Unidos pasando por Ucrania o Emiratos Árabes Unidos, prometieron ayuda a Ankara, y la Unión Europea anunció una conferencia de donantes a principios de marzo en Bruselas.
Multihomicida de mexicanos en El Paso, Texas se declara culpable
AFP foto en El Paso vigilia 2.jpg
Foto/AFP
EL PASO, Texas, 8 de febrero .— Un hombre de Texas se declaró culpable el miércoles de cargos federales de matar a 23 personas en un ataque racista en un Walmart de El Paso, modificando su declaración semanas después de que el gobierno federal dijo que no buscaría la pena de muerte por los delitos de odio y violación a las leyes de armas de fuego.
De todas formas, Patrick Crusius aún enfrenta una posible sentencia de muerte si es declarado culpable de un cargo estatal por asesinato capital por el tiroteo de 2019. Se declaró inocente en el caso estatal, pero sus abogados dijeron el mes pasado que se declararía culpable de los cargos federales.
Crusius, de 24 años, se entregó a la policía después de la masacre, diciendo: “Yo soy el que disparó”, y confesó que el ataque iba dirigido a los mexicanos, según documentos judiciales. Los fiscales han dicho que condujo más de 10 horas desde su ciudad natal cerca de Dallas hasta la ciudad fronteriza de mayoría hispana y publicó un documento en internet poco antes del tiroteo donde decía que era “en respuesta a la invasión hispana de Texas”.
Sus supuestas declaraciones hicieron eco de la retórica antimigratoria en la política estadounidense y de diatribas racistas de otros autores de tiroteos masivos en Estados Unidos y en el extranjero.
Más de tres años después de la balacera, los republicanos siguen hablando de una “invasión” en la frontera entre Estados Unidos y México, lo cual ha hecho enfurecer a demócratas y a grupos defensores de los inmigrantes.
Desde eventos de campaña hasta audiencias en el Congreso, cada vez más los republicanos dicen que los elevados cruces de migrantes son una invasión que atenta contra la seguridad pública y abruma a las comunidades fronterizas. Los críticos consideran que dichas declaraciones equivalen a una peligrosa retórica antiinmigrante, luego de los sucesos de El Paso y otros ataques racistas.
La masacre del 3 de agosto de 2019 ocurrió durante un fin de semana ajetreado en un Walmart que es popular entre clientes de México y Estados Unidos. Además de los muertos, más de dos docenas de personas resultaron heridas y centenares más quedaron traumatizadas debido a que estuvieron presentes o un ser querido suyo sufrió lesiones.
Muchos de los muertos y heridos eran ciudadanos de México.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, fue criticado por un material de campaña fechado el día previo al ataque en el que exhortaba a sus simpatizantes a “defender a Texas” de los inmigrantes que cruzan la frontera ilegalmente. En ese entonces respondió diciendo que “se cometieron errores” en la redacción del material, pero sin dar detalles ni culpar a nadie.
Pero más recientemente Abbott ha estado usando la palabra “invasión”, al tiempo que ha autorizado medidas más duras contra la inmigración, como una carta a la policía estatal y a la Guardia Nacional de Texas en noviembre, titulada: “Defender a Texas contra la invasión”.
Abbott ha defendido su retórica, diciendo que está invocando términos usados en la Constitución estadounidense. Sin embargo, algunos expertos dicen que el gobernador está malinterpretando la cláusula relevante.
“Si esto no es una invasión, ¿qué es?” dijo Abbott al ser entrevistado por el periodista Jake Tapper de CNN el mes pasado. “Piensen en el volumen de gente que está cruzando la frontera”.
La oficina de Abbott no respondió a una solicitud de comentarios el martes.
El senador estatal texano Roland Gutierrez, un demócrata cuyo distrito incluye el sur de Texas, dice que ese tipo de retórica tiene que cesar. “Aquí no estamos en guerra”, señaló.
America’s Voice, un grupo partidario de que haya una reforma migratoria, dijo que documentó a más de 80 políticos republicanos que durante la campaña para las elecciones legislativas del año pasado se refirieron a lo que llamaron conspiraciones de “invasión” o “reemplazo racial”.
“Creo que es algo que se ha ido colando en el lenguaje a lo largo de los años”, comentó Zachary Mueller, director político de America’s Voice. “Lo que yo diría es que, en 2021, hubo un cambio marcado en el que pasó desde la periferia radical del Partido Republicano hacia la corriente principal del partido”.
Una base de datos de tiroteos masivos en Estados Unidos recopilada por The Associated Press, el periódico USA Today y la Universidad del Noreste desde 2006 muestra que la cantidad de matanzas vinculadas a delitos de odio ha estado aumentando en años recientes. Entre 13 casos prominentes, la masacre en el Walmart de El Paso fue la más mortífera. La base de datos registra todo tiroteo masivo, definido a partir de cuatro muertos, sin incluir al atacante.
Aunque los casos federal y estatal han avanzado en paralelo, de momento no queda claro cuándo Crusius podría enfrentar un juicio por cargos estatales en Texas debido a que el caso estatal se ha visto empañado por denuncias de errores y conducta ilegal contra la fiscalía local.
con información de AP