Un sistema de cohetes de artillería de alta movilidad M142 de Estados Unidos (HIMARS) dispara salvas durante el ejercicio militar en la región de Grier Labouihi, en el sureste de Marruecos. Foto Afp /Archivo
El presidente ucranio. Volodymir Zelensky, solicitó una 10ª ronda de sanciones de la UE contra Rusia, al decir que el ritmo ha descendido recientemente, mientras los líderes del bloque que visitan Kiev buscan calmar las expectativas de una membresía acelerada de Ucrania. Vía Graphic News
Washington. Estados Unidos anunció el viernes un nuevo paquete de asistencia para Ucrania en su guerra con Rusia de 2 mil 200 millones de dólares en armamento y municiones.
La lista incluye más municiones para los sistemas de cohetes HIMARS, que han permitido a las fuerzas de Ucrania apuntar detrás de las líneas rusas, más unidades de defensa aérea y vehículos blindados, informado el Pentágono -Departamento de Defensa-.
La lista incluye más municiones para los sistemas de cohetes HIMARS, que han permitido a las fuerzas de Ucrania apuntar detrás de las líneas rusas, más unidades de defensa aérea y vehículos blindados, informado el Pentágono -Departamento de Defensa-.
El otro riesgo en el mundo
Juan Pablo Duch
Con toda razón, se advierte que la escalada de armamento de Estados Unidos y sus aliados en la guerra que se libra en Ucrania puede de-sembocar en un conflicto nuclear. Si bien es cierto que carecen de vocación suicida los gobernantes que se arrogan la prerrogativa de apretar el botón para activar su devastador arsenal atómico, nadie puede excluir el estallido accidental de una conflagración apocalíptica, sobre todo en el contexto actual de creciente tensión y desconfianza recíproca.
Pero existe otro riesgo no menos grave, que se deriva de la invasión rusa del vecino país eslavo: la convicción de que nada de esto estaría ocurriendo si Ucrania tuviera armas nucleares para defenderse –y las tuvo, pero en 1994 cedió a Rusia sus 5 mil ojivas y bombas nucleares, 176 misiles balísticos intercontinentales y 44 bombarderos de largo alcance, a cambio de garantías de seguridad y de que se respetaría su integridad territorial, según se comprometieron en el memorando de Budapest tres potencias nucleares, Rusia entre ellas–, da argumentos a los países que quieren formar parte del llamado club nuclear, al margen de los cinco reconocidos (Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China, en orden de incorporación) y los cuatro (Israel, India, Pakistán y Corea del Norte) que se sumaron sin pedir permiso.
Se estima que al menos otros nueve países, que cuentan con la capacidad tecnológica, aspiran a tener sus propias armas nucleares a partir de uno de los cinco motivos principales que esgrimen sus promotores:
1. La necesidad de contener a un rival regional que posee un poderoso ejército. 2. La imposibilidad de garantizar, con sus fuerzas armadas o con la alianza con una potencia nuclear, que no habrá ninguna eventual agresión. 3. La obsesión por imponer su liderazgo en una región. 4. La existencia de ambiciones imperialistas en gobernantes que se sienten acosados desde fuera y 5. La percepción de que no sirven los actuales mecanismos de seguridad.
A mediano plazo, y en orden de aproximación a la meta, los expertos incluyen en ese grupo de aspirantes a Irán, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Ucrania, Egipto, Arabia Saudita, Turquía y Brasil. A la vuelta de la esquina, en lugar de prohibir por completo los arsenales nucleares en el mundo, casi una veintena de países tendrán esa modalidad de armamento.