El presidente demócrata refiere cómo sus gobiernos han prevalecido pese a recientes intentos de golpes de Estado
▲ En la imagen de arriba, Biden recibe a Lula en el Salón Oval de la Casa Blanca. Sobre estas líneas, el mandatario brasileño en su cita con Bernie Sanders.Foto Ap y tomada de redes sociales
Afp, Europa Press y Reuters Periódico La Jornada
Sábado 11 de febrero de 2023, p. 18
Washington. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, destacó ayer ante su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que las democracias de ambos países han sido duramente probadas y han prevalecido, al aludir así al asalto al Capitolio estadunidense de enero de 2021 y el reciente ataque a las sedes de los poderes del Estado de Brasil.
Nuestras dos naciones son soberanías fuertes que han sido duramente probadas y han prevalecido, declaró el presidente Biden durante un encuentro en el Despacho Oval de la Casa Blanca con el presidente brasileño.
Biden indicó que ambos países son los dos gobiernos electos libremente más grandes del hemisferio occidental, y que ambas naciones rechazan la violencia política y los ataques a las instituciones y defienden los valores constitucionales respectivos.
Reiteró el apoyo inquebrantable de Estados Unidos a Brasil y el respeto a la libre voluntad del pueblo brasileño, prácticamente un mes después de que miles de seguidores del ex mandatario Jair Bolsonaro atacaran los edificios de la presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en Brasilia.
Esos hechos dejaron escenas que recordaron el asalto al Capitolio por parte de simpatizantes del ex presidente republicano Donald Trump para intentar impedir que se validara la victoria de Biden en las urnas, el 6 de enero de 2021.
Bolsonaro viajó a Estados Unidos en vísperas de la investidura de Lula y se halla en Florida tramitando una nueva visa que le permitiría permanecer en ese país, mientras las autoridades brasileñas investigan si instigó o no los asaltos del 8 de enero.
Lula agradeció a Biden su respaldo después de que Brasilia pasara cuatro años automarginándose bajo un presidente, Bolsonaro, al que no le gustaba mantener relaciones con ningún país.
Su mundo, afirmó Lula, había comenzado y terminado con noticias falsas por la mañana, por la tarde y por la noche, frase que provocó que Biden se riera y señalara: Suena familiar.
Hay que trabajar juntos en la lucha contra la desigualdad, el tema racial y la crisis climática, indicó el mandatario brasileño.
En los recientes años, la Amazonia ha sido invadida por la irracionalidad política, pero el actual gobierno izquierdista va a hacer un gran esfuerzo para transformar la Amazonia no en un santuario de lahumanidad, sino en un centro de investigación compartido con el mundo entero.
Brasil y Estados Unidos están en sintonía frente a los desafíos globales, especialmente la crisis climática, coincidió Biden, aunque no dijo si contribuirá al Fondo Amazonia, un mecanismo financiero multilateral gestionado por Brasil para la lucha contra la deforestación.
Lula prometió acabar con la deforestación de dicha región hacia 2030. En enero cayó 61 por ciento en relación con el mismo periodo de 2022, de acuerdo con datos oficiales.
El dirigente brasileño advirtió que su país va a tomar muy en serio el tema del clima porque un árbol de 300 años no tiene dueño, nadie puede derribarlo, es patrimonio mundial, está ahí para garantizar la subsistencia del planeta.
Grupos indígenas, ecologistas y de la sociedad civil publicaron una carta abierta a ambos dirigentes en la que insisten en que la protección de la Amazonia y la lucha contra el cambio climático sólo es posible con derechos humanos y combatiendo el racismo ambiental.
Reunión con Bernie Sanders
Antes de ir a la Casa Blanca, Lula se reunió con el senador demócrata Bernie Sanders, quien aseguró en Twitter que discutieron sobre la importancia de defender la democracia, promover los derechos de los trabajadores y aumentar la cooperación ambiental y climática.
Sobre la reunión, el político brasileño tuiteó: Tuve el placer de conocer en persona al senador Bernie Sanders, ya habíamos hablado en una reunión por video antes; hablamos sobre democracia, movimiento sindical y mejores derechos y empleos para los trabajadores.
Además, mantuvo encuentros con otros congresistas demócratas, como Alexandria Ocasio-Cortez, Pramila Jayapal y Ro Khanna. Se reunió con la AFL-CIO, la principal confederación sindical de Estados Unidos, que le concedió un premio de derechos humanos cuando el otrora líder de trabajadores estaba en la cárcel.
Washington. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, destacó ayer ante su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que las democracias de ambos países han sido duramente probadas y han prevalecido, al aludir así al asalto al Capitolio estadunidense de enero de 2021 y el reciente ataque a las sedes de los poderes del Estado de Brasil.
Nuestras dos naciones son soberanías fuertes que han sido duramente probadas y han prevalecido, declaró el presidente Biden durante un encuentro en el Despacho Oval de la Casa Blanca con el presidente brasileño.
Biden indicó que ambos países son los dos gobiernos electos libremente más grandes del hemisferio occidental, y que ambas naciones rechazan la violencia política y los ataques a las instituciones y defienden los valores constitucionales respectivos.
Reiteró el apoyo inquebrantable de Estados Unidos a Brasil y el respeto a la libre voluntad del pueblo brasileño, prácticamente un mes después de que miles de seguidores del ex mandatario Jair Bolsonaro atacaran los edificios de la presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en Brasilia.
Esos hechos dejaron escenas que recordaron el asalto al Capitolio por parte de simpatizantes del ex presidente republicano Donald Trump para intentar impedir que se validara la victoria de Biden en las urnas, el 6 de enero de 2021.
Bolsonaro viajó a Estados Unidos en vísperas de la investidura de Lula y se halla en Florida tramitando una nueva visa que le permitiría permanecer en ese país, mientras las autoridades brasileñas investigan si instigó o no los asaltos del 8 de enero.
Lula agradeció a Biden su respaldo después de que Brasilia pasara cuatro años automarginándose bajo un presidente, Bolsonaro, al que no le gustaba mantener relaciones con ningún país.
Su mundo, afirmó Lula, había comenzado y terminado con noticias falsas por la mañana, por la tarde y por la noche, frase que provocó que Biden se riera y señalara: Suena familiar.
Hay que trabajar juntos en la lucha contra la desigualdad, el tema racial y la crisis climática, indicó el mandatario brasileño.
En los recientes años, la Amazonia ha sido invadida por la irracionalidad política, pero el actual gobierno izquierdista va a hacer un gran esfuerzo para transformar la Amazonia no en un santuario de lahumanidad, sino en un centro de investigación compartido con el mundo entero.
Brasil y Estados Unidos están en sintonía frente a los desafíos globales, especialmente la crisis climática, coincidió Biden, aunque no dijo si contribuirá al Fondo Amazonia, un mecanismo financiero multilateral gestionado por Brasil para la lucha contra la deforestación.
Lula prometió acabar con la deforestación de dicha región hacia 2030. En enero cayó 61 por ciento en relación con el mismo periodo de 2022, de acuerdo con datos oficiales.
El dirigente brasileño advirtió que su país va a tomar muy en serio el tema del clima porque un árbol de 300 años no tiene dueño, nadie puede derribarlo, es patrimonio mundial, está ahí para garantizar la subsistencia del planeta.
Grupos indígenas, ecologistas y de la sociedad civil publicaron una carta abierta a ambos dirigentes en la que insisten en que la protección de la Amazonia y la lucha contra el cambio climático sólo es posible con derechos humanos y combatiendo el racismo ambiental.
Reunión con Bernie Sanders
Antes de ir a la Casa Blanca, Lula se reunió con el senador demócrata Bernie Sanders, quien aseguró en Twitter que discutieron sobre la importancia de defender la democracia, promover los derechos de los trabajadores y aumentar la cooperación ambiental y climática.
Sobre la reunión, el político brasileño tuiteó: Tuve el placer de conocer en persona al senador Bernie Sanders, ya habíamos hablado en una reunión por video antes; hablamos sobre democracia, movimiento sindical y mejores derechos y empleos para los trabajadores.
Además, mantuvo encuentros con otros congresistas demócratas, como Alexandria Ocasio-Cortez, Pramila Jayapal y Ro Khanna. Se reunió con la AFL-CIO, la principal confederación sindical de Estados Unidos, que le concedió un premio de derechos humanos cuando el otrora líder de trabajadores estaba en la cárcel.
Nicaragua: degradación incesante
El gobierno de Nicaragua extrajo a 224 presos políticos la noche del miércoles de diversas prisiones y de las residencias donde cumplían arresto domiciliario, los condujo al aeropuerto de Managua y los subió a un avión, donde les informó que estaban siendo excarcelados y desterrados a Estados Unidos. El jueves, el Parlamento aprobó una ley que despoja a los expulsados de su nacionalidad, bajo el cargo de traición a la patria. Ayer, el obispo Rolando Álvarez, una de las dos personas que se negaron a ser trasladadas a territorio estadunidense, fue condenado a 26 años y cuatro meses de cárcel, la pena más larga impuesta a opositores y críticos del presidente Daniel Ortega.
Esta vertiginosa sucesión de acontecimientos constituye el más reciente episodio en la embestida de Ortega y su esposa y vicepresidenta (copresidenta, como la denomina el mandatario), Rosario Murillo, contra toda persona o institución que emita opiniones desfavorables sobre el régimen o que, a juicio de la pareja presidencial, suponga alguna amenaza a su permanencia en el poder.
Endurecidos después de las multitudinarias movilizaciones que exigieron su renuncia en 2018 –reprimidas a un costo de centenares de asesinados por fuerzas del orden y grupos paramilitares, miles de heridos, y más de 100 mil exiliados en una nación de 6.5 millones de habitantes–, los Ortega-Murillo dejaron atrás cualquier apariencia democrática y se embarcaron en una implacable persecución de sus opositores.
Desde entonces, han cerrado universidades, medio centenar de medios de comunicación, así como 3 mil 106 organizaciones no gubernamentales, 42 por ciento de las cuales existían hace cinco años. En algunos casos, la proscripción de estas entidades ha rozado el absurdo, pues alcanzó incluso a clubes ecuestres, asociaciones de músicos, a la Asociación de Enfermos de Insuficiencia Renal y a una institución que practicaba cirugías gratuitas a niños con labio leporino.
Durante 2021, en vísperas de los comicios en los que Ortega Saavedra se hizo de un cuarto mandato consecutivo, el régimen ilegalizó partidos políticos y encarceló a las siete personas que eran vistas como contendientes principales en la carrera sucesoria. No se detuvo ahí. También se recluyó, con cargos inventados, a decenas de dirigentes opositores, líderes estudiantiles y campesinos, empresarios, abogados y periodistas, quienes conforman la mayor parte del contingente liberado esta semana. Un aspecto paradójico de este encarcelamiento masivo de disidentes reside en que muchos de ellos son dirigentes históricos del Frente Sandinista de Liberación Nacional, el movimiento que derrotó a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle en 1979, y cuyas siglas continúa empleando Ortega, pese a haberse convertido en la antítesis de todo el ideario sandinista.
El lamentable espectáculo de expulsar y retirar la nacionalidad tanto a adversarios políticos como a ciudadanos que hicieron uso de sus libertades de expresión y manifestación exhibe que el orteguismo se encuentra inmerso en una espiral de descomposición, en la cual la legitimidad se sustituye por el uso arbitrario y crudo del poder para perpetuar un proyecto autoritario, patrimonialista e incurablemente corrupto.