miércoles, 8 de febrero de 2023

Tareas de rescate, con el frío y reloj en contra; los decesos suben a 8 mil.

Muerte y destrucción.
Reprochan tardanza del gobierno
▲ Vista aérea del centro de la ciudad de HatayFoto Ap
▲ Labores de auxilio en Malatya, Turquía.Foto Ap
Ap, Reuters, Afp y Europa Press
Periódico La Jornada  Miércoles 8 de febrero de 2023, p. 2
Nurgagi. Los rescatistas libraban en las primeras horas de este miércoles una batalla contra el tiempo para sacar a sobrevivientes de
los escombros antes de que sucumban al frío, dos días después de que un terremoto azotó el sur de Turquía y el norte de Siria. La cifra de muertos ya superaba 8 mil 164 y se presume que aumentará.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, decretó el estado de emergencia por un periodo de tres meses en 10 provincias del sureste golpeadas por los dos sismos del lunes pasado: de 7.8 en medio de la madrugada y el otro de magnitud 7.5 al mediodía.
En Turquía, el número de fallecidos se elevó a 5 mil 894, y 34 mil 810 personas han resultado heridas, según el último balance de las autoridades.
Al cierre de esta edición se tenía el registro de mil 250 muertos y 2 mil 54 heridos en las zonas de Siria controladas por las autoridades, a los que hay que sumar más de mil 20 fallecidos y 2 mil 400 heridos en las áreas controladas por los rebeldes respaldados por Estados Unidos en las provincias de Idlib y Aleppo.
En Ginebra, James Elder, portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, declaró: Los terremotos (...) pueden haber matado a miles de niños, y añadió que los refugiados sirios en el noroeste del país y en Turquía se encontraban entre las personas más vulnerables afectadas.
Los balances a un lado y otro de la frontera no dejan de aumentar y, teniendo en cuenta la magnitud de la destrucción, pueden seguir la misma tendencia.
Sólo en Turquía, las autoridades contabilizaron casi 5 mil inmuebles derrumbados.
Además, la caída radical de las temperaturas conlleva un riesgo suplementario de hipotermia para los heridos y las personas atrapadas bajo los escombros.
En los últimos dos días se han producido dramáticos rescates, incluidos los de unos niños pequeños que emergieron de montones de escombros más de 30 horas después del sismo. Pero también había una desesperación generalizada y una creciente molestia por el ritmo tan lento de las labores de rescate en algunas zonas.
Es como si nos hubiéramos despertado en el infierno, comentó Osman Can Taninmis, cuyos familiares siguen debajo de los escombros en Hatay, la provincia más afectada de Turquía. No podemos responder a absolutamente nada. La ayuda no llega, no puede llegar. No podemos llegar a nadie. Todo está destruido.
A veces con las manos desnudas, los socorristas continuaron la dramática búsqueda de supervivientes, al desafiar al frío, la lluvia o la nieve y el riesgo de nuevos derrumbes por las réplicas.
En Hatay, se logró rescatar a una niña de siete años que había quedado bloqueada bajo una montaña de escombros. ¿Dónde está mi madre?, preguntó la pequeña, con su pijama rosa manchado de polvo, en brazos de un socorrista.
Las malas condiciones meteorológicas en la región de Anatolia complican las labores de ayuda y ensombrecen las perspectivas de los supervivientes, que se calientan en tiendas o junto a hogueras improvisadas.
Los habitantes de varias ciudades turcas afectadas expresaron su rabia y desesperación por lo que consideraban una respuesta lenta e inadecuada de las autoridades al terremoto más mortífero que ha sacudido el país desde 1999.
A Kahramanmaras, epicentro del sismo, todavía no habían llegado ni ayuda ni suministros ayer a esta ciudad de más de un millón de habitantes, situada en el sur de la región de Capadocia, informó la agencia de noticias Afp.
Al igual que en la ciudad de Antioquía, más al sur, a las puertas de Siria, se acumulan la frustración y resentimiento hacia el Estado ausente.
Ali Sagiroglu lleva dos días esperando refuerzos, aún con la esperanza de ver a su hermano y a su sobrino, atrapados entre los escombros de su vivienda.
Los ocho edificios de la urbanización Ebrar, en el centro de la ciudad, se derrumbaron sobre sí mismos. ¿Dónde está el Estado?, clamó Ali.
En el pueblo de Nurdagi, los residentes que perdieron seres queridos aseguraron que algunos familiares podrían haberse salvado si los equipos de rescate hubieran llegado antes.
Mi hermana tiene cuatro hijos. Tiene una cuñada, suegros y sobrinos. Todos se han ido. Todos se han ido, sollozó Nilufer Sarigoz con las manos sobre el rostro.
Las autoridades turcas habilitaron gimnasios, escuelas y mezquitas para albergar a los supervivientes. Pero por temor a nuevos sismos, muchos habitantes prefirieron pasar la noche al raso.
Además al frío se suma el hambre. En la provincia de Kahramanmaras, donde los estantes de supermercados están vacíos, algunas personas se formaron para conseguir pan de pita en un restaurante propiedad de Mevlut Ercan. Necesitamos harina. No hay harina, señaló Ercan.
En Siria, en Aleppo, Mahmud al Ali esperaba junto a un edificio destruido. Mi suegra, mi suegro y dos de sus hijos (están atrapados). Estamos aquí sentados, en el frío y la lluvia, esperando que los socorristas empiecen a excavar, declaró. Era el caso de cientos de personas que buscan a sus familiares.
En la ciudad siria de Hama, Abdallah al Dahan declaró ayer que se celebraban los funerales de varias familias que perecieron.
Es una escena aterradora en todos los sentidos, dijo Dahan, contactado por teléfono, señaló Afp.
En toda mi vida no he visto nada igual, a pesar de todo lo que nos ha pasado, añadió. Las mezquitas habían abierto sus puertas a las familias cuyas casas habían resultado dañadas.

Habrá bloqueos hasta que se vaya Boluarte: manifestantes
Pedro Castillo denuncia terrorismo de estado en Perú
Han matatado a los más humildes, acusan en el pueblo de Humachiri
▲ Inconformes con el gobierno de Dina Boluarte, ayer en el centro de Lima.Foto Ap
Reuters y Sputnik  Periódico La Jornada
Miércoles 8 de febrero de 2023, p. 22
Juliaca. Las protestas y los bloqueos de carreteras en los Andes meridionales de Perú se han intensificado ante la ausencia de un consenso en el Congreso para adelantar las elecciones generales, con disturbios que han paralizado gran parte de una región rica en cobre y en sitios arqueológicos incas como Machu Picchu.
Los legisladores han rechazado múltiples proyectos de ley para adelantar los comicios, exigencia clave de los manifestantes, incluida una propuesta de la presidenta Dina Boluarte que fue archivada el pasado viernes.
Las protestas han paralizado al país andino, con enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad que han dejado al menos 58 muertos. La peor ola de violencia en Perú en dos décadas amenaza con desestabilizar una de las economías más fiables de la región.
La agencia de noticias Reuters habló el lunes con decenas de manifestantes en múltiples bloqueos carreteros del sur, algunos ocupados por un puñado de personas y otros por decenas, quienes no ven otra solución a la crisis que las protestas hasta que se logre un acuerdo para celebrar elecciones este año.
El Congreso está sumamente fragmentado. Tiene 13 bloques, originados en parte por las normas que permiten a un grupo de cinco legisladores crear fácilmente uno nuevo. Los dos partidos mayoritarios tienen sólo 24 y 15 escaños, respectivamente, lo que dificulta alcanzar las mayorías necesarias para legislar.
Adelma Quispe, manifestante de la ciudad sureña Ayavire, aseguró que las protestas se habrían calmado si hubiera habido un acuerdo para llamar a elecciones anticipadas.
Pero ahora no, afirmó Quispe, de pie detrás de un bloqueo de piedras, banderas peruanas y más de 20 manifestantes a la salida de Ayavire. Nosotros vamos a luchar hasta lo último, agregó, y añadió que el cierre de carreteras continuará hasta que Boluarte dimita, se convoque a comicios y se celebre un referendo para una nueva Constitución.
Perú, segundo productor mundial de cobre, se ha visto sacudido por la agitación social desde la destitución, el pasado 7 de diciembre, del ex presidente Pedro Castillo. La mayoría de las muertes de manifestantes en choques con las fuerzas de seguridad se produjeron en sectores rurales del sur, empobrecidos a pesar a las abundantes reservas de minerales.
Queremos que se denuncie tantos hermanos que han matado, sostuvo Leonardo Zamata, otro manifestante que bloqueaba la entrada a Humachiri, pueblo ubicado cerca de la ciudad sureña Juliaca. ¿Acaso creen que no nos va a doler? Han matado a los más humildes, subrayó.
Zamata advirtió que su pueblo no levantará el bloqueo hasta que haya elecciones. Él, Quispe y otros inconformes aseguran que han reunido dinero para enviar gente a protestar a Lima, porque ellos se dedican a mantener los bloqueos en sus pueblos.
En toda la región, los manifestantes aseguran que pueden sobrevivir con los cultivos y el ganado locales, y aguantar más que la capital, hasta que se atiendan sus demandas.
En tanto, Pedro Castillo afirmó en entrevista para el diario español El Salto que aún se considera presidente de Perú, a la vez que calificó de genocida y dictador al actual gobierno de Boluarte, y al condenar la represión en las protestas sentenció: el uso desmedido de la fuerza no es lo único que está ocurriendo. Es masacre. Están matando a mis compatriotas; a hermanos con quienes recorrí Arequipa, Cusco, Ayacucho... Sí, creo que el Perú vive terrorismo de Estado por este gobierno.
Sentencian a 4 años de cárcel a líder de izquierda
La justicia condenó a cuatro años de cárcel al secretario general de Perú Libre, Vladimir Cerrón, por la comisión de un delito de colusión en agravio del Estado.
En la sentencia se estableció que el líder del partido de izquierda que llevó a la presidencia al destituido y encarcelado Pedro Castillo permitió la construcción de un aeródromo en la ciudad de Orcotuna, cuando a pocos kilómetros se contaba ya con un aeropuerto.
El proyecto, según el juzgado de primaria instancia que condenó a Cerrón, no contaba con una justificación para llevarse a cabo.
La condena debe ser ratificada por una sala superior para que Cerrón sea trasladado de manera definitiva a prisión.