domingo, 14 de abril de 2024

Trampa mortal para migrantes, el último tramo para llegar a EU

Alto riesgo, entre Monterrey y Reynosa
Cada día cruzan 380 personas de manera legal de Matamoros a Brownsville
▲ Migrantes esperan bajo la lluvia para ser atendidos por elementos del INM que los entregarán a las autoridades de Estados Unidos luego de haber logrado tramitar su cita CBP One.Foto Luis Castillo
▲ Albergue temporal Alfredo Pumarejo.Foto Luis Castillo
Jessica Xantomila   Enviada
Periódico La Jornada  Domingo 14 de abril de 2024, p. 10
Matamoros, Tamps., Esta ciudad fronteriza es la segunda con más cruces por solicitud de asilo en Estados Unidos, alrededor de 380 por día a través de la aplicación CBP One, sólo detrás de Tijuana, Baja California. Pero para llegar a estos límites del país, tras más de mil 700 kilómetros recorridos desde la frontera sur, los migrantes transitan por un último tramo que es de los más peligrosos: la ruta Monterrey-Reynosa-Matamoros, donde son víctimas constantes de secuestros, son golpeados y amenazados, además de los ataques sexuales de criminales, que tienen en esta población su gran fuente de dinero.
En el último trimestre de 2023 y en enero de 2024, Médicos Sin Fronteras (MSF) atendió en Reynosa y Matamoros 395 casos de viajeros víctimas de violencia, otorgó 129 consultas a personas que fueron secuestradas, además de un aumento de 70 por ciento de las atenciones por ataques sexuales, 69 en los dos primeros meses de 2024.
Tamaulipas sigue siendo una trampa mortal para la población migrante, a pesar de que históricamente ha registrado algunas de las agresiones más cruentas como la masacre de San Fernando en 2010, donde 72 personas fueron asesinadas por integrantes del cártel de Los Zetas, y la de Camargo, donde 19 víctimas fueron ultimadas y calcinadas por policías estatales en enero de 2021.
Según la asociación civil Ayudándoles a Triunfar, que defiende los derechos de los migrantes y está ubicada a unos pasos del Puente Internacional Brownsville-Matamoros, a finales de 2023 los secuestros eran el pan nuestro de cada día, ya que asegura que diariamente recibía casos de personas que habían sido privadas de su libertad, incluidas familias de hasta 10 integrantes. Uno de los más mediáticos fue el de los 34 secuestrados en enero pasado.
Como el Río Bravo, afluente que separa a México y Estados Unidos, así luce aquí la migración: superficialmente calmada, pero en el fondo están los remolinos, esos que a decir de quienes lo han cruzado te jalan para hundirte, y que afuera son los grupos criminales.
En estos días, el campamento de migrantes instalado en el bordo del río, en Matamoros, que colinda con Brownsville, Texas, está prácticamente abandonado. Apenas unas 20 personas permanecen en la zona, viviendo en condiciones precarias, en casas de campaña colocadas sobre tierra, basura y piedras, y reforzadas con cobijas y plásticos; en tanto, en los dos albergues con más capacidad, operados por la Iglesia católica, hay alrededor de 500, entre venezolanos, hondureños y haitianos, cuando el año pasado en toda la ciudad eran más de 4 mil en diferentes momentos.
De acuerdo con organizaciones que trabajan en el estado, la poca presencia actual de personas en contexto de movilidad responde no sólo a la naturaleza del propio flujo migratorio, sino a la violencia que se vive en la entidad, donde de los secuestros no se salvan ni los extranjeros ni los mexicanos.
Los grupos criminales los tienen bien detectados, y sin importar si es de mañana, tarde o noche, los cazan, sobre todo en los autobuses que los trasladan desde Monterrey, ya sea antes o poco después de entrar a Reynosa, la ciudad más poblada de Tamaulipas, donde también los esperan afuera de la central camionera y del aeropuerto.
Relatos recogidos por La Jornada durante un recorrido por los principales asentamientos de migrantes en la ciudad, advierten que el secuestro puede durar semanas y no se limita a que la familia junte los miles de dólares que suelen pedirles de rescate por cada uno, sino que incluye tortura, amenazas y violencia sexual.
Los miembros de la delincuencia organizada interceptan los camiones en los que ya saben que viajan migrantes. Se suben armados y con radios transmisores, y en la mayoría de los casos ya saben cuántos van a bordo, cuántos son venezolanos, hondureños o mexicanos, advierten defensores que prefieren resguardar su identidad.
Señalan que los traslados a casas de seguridad que están tapiadas para que las víctimas no puedan ver nada, se realizan usualmente en camionetas con vidrios polarizados y otros dicen que en taxis.
En Matamoros, con más de 540 mil habitantes, el crimen organizado, además, está metido en los cruces ilegales que se realizan a través del río Bravo, según testimonios. Las personas deben pagarles para poder atravesar el afluente con colchones inflables, principalmente, y apoyados con lazos, de los que son impulsadas hasta llegar al otro lado, donde se topan con el alambrado de púas que deben sortear para pisar territorio estadunidense.
Gladys Cañas, de Ayudándoles a Triunfar, advierte que los migrantes llegan a la frontera norte con “un estado emocional difícil, con la salud mermada y hasta con shocks postraumáticos”. Todo ello, dice, debido a la extorsión, asaltos, detenciones migratorias, secuestros y accidentes que sufren en la ruta, además del hambre y la falta de un lugar seguro dónde dormir.
Es por eso que sus fuerzas como que van cediendo, comenta, pero aun así resisten en una frontera en la que muchos deben esperar hasta seis meses para conseguir una cita CBP One y en la que sobre todo se mantienen a partir del dinero que les envía su familia y por trabajos informales como la construcción.

Arriban a la zona fronteriza con una salud mental muy frágil: MSF
Casos frecuentes de ansiedad, depresión y estrés postraumático
▲ Tras meses de tensión y espera, sufren pérdida de interés por realizar actividades diarias, dice sicóloga.Foto Luis Castillo
Jessica Xantomila   Enviada
Periódico La Jornada  Domingo 14 de abril de 2024, p. 11
Matamoros, Tamps., La violencia y las condiciones de precariedad que viven permanentemente los migrantes en esta zona fronteriza les generan afectaciones físicas y emocionales, ha documentado la organización humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF), que alerta sobre la frágil salud mental de esta población, con el registro frecuente de casos de ansiedad, depresión y estrés postraumático.
La situación en los campamentos y albergues es muy preocupante. Hay pocos servicios para atender a las personas en contexto de movilidad, afirma Pooja Iyer, coordinadora de proyecto de MSF en Matamoros, donde con un equipo de 80 especialistas –incluido el de la oficina de Reynosa– ofrecen servicios gratuitos de atención médica primaria, de salud mental y apoyo de trabajadores sociales en el borde del río Bravo, los albergues Nuestra Señora de San Juan y el de Alfredo Pumarejo, así como en la asociación civil Ayudándoles a Triunfar.
Muchos de nuestros pacientes son de Venezuela, Haití, Honduras y México, que llegan a las consultas médicas sobre todo con problemas respiratorios e infecciones de piel, además de las afectaciones a la salud mental, detalla en entrevista.
Ante ello, llama a las autoridades de Estados Unidos y de México a acelerar el proceso de citas de solicitud de asilo a través de CBP One y reducir los riesgos y vulnerabilidades de los migrantes que se están quedando en las zonas fronterizas.
Carolina Mejía, sicóloga de MSF, explica que las situaciones de violencia en la ruta migrante y la espera de más de seis meses para obtener una cita CBP One genera muchísima tensión, ansiedad y en algunos casos depresión en las personas, esta última reflejada, generalmente, en la pérdida de interés por realizar actividades diarias.
Estas situaciones, dice, se complican debido a que los afectados en su mayoría están viviendo en albergues. Sin embargo, asegura, pueden salir adelante con el tratamiento adecuado, incluso en casos graves de víctimas de violencia sexual.
Depende de qué tan reciente ha sido (la agresión), pero muchas veces nos encontramos con la reacción aguda al estrés, que se refleja en estar alerta y sentir miedo por situaciones que antes no lo provocaban. A veces no quieren ni salir porque se sienten inseguros.
Uno de los casos de éxito fue el de Sonia, quien vivió un secuestro con muchísima violencia, incluida la sexual, y fue testigo de agresiones también hacia niños. Estaba en cama porque tenía lesiones físicas y recuerdos muy vívidos, nos decía que veía sangre en la comida, entonces no quería comer ni hacer nada, refiere Mejía.
Sin embargo, antes de cruzar a Estados Unidos, el 19 de marzo, lucía ya mucho mejor. Estuvo yendo a sus tratamientos, fue constante y en ningún momento se dejó caer. Poco a poco fue mejorando tanto en la parte física como de salud mental.
Ángel Núñez, gestor de actividades de salud de MSF, confirma que los casos de violencia sexual son sobre todo en mujeres, quienes relatan que las agresiones se dan sobre la ruta, antes de llegar a Reynosa o Matamoros.
A las víctimas, MSF las atiende de manera integral. Se ve su aspecto físico, si hay contusiones y/o desgarros, se prevén infecciones de transmisión sexual, pero también se aborda la parte de salud mental, porque estos hechos marcan a las personas hacia su futuro.

¡La izquierda ha muerto! ¡Viva la izquierda!
Emir Sader
Un análisis que no puede captar dónde está la izquierda y dónde está la derecha no está en condiciones de comprender a Brasil. Después de todo, ¿cuál es la línea divisoria para entender dónde están la izquierda y la derecha? ¿Cuál es el criterio para definir los dos campos?
El periodo histórico actual está marcado por la adopción, por parte del capitalismo, del modelo neoliberal. La derecha ha asumido su modelo actual, es una fuerza neoliberal que centra su acción contra el Estado por la desregulación económica, por el libre comercio. Ser de derecha hoy significa abrazar el neoliberalismo.
En este sentido, ¿dónde está la derecha, dónde está la izquierda? Una horca, un gobierno de derecha es una horca y un gobierno neoliberal. Una fuerza y un gobierno de izquierda, a su vez, son una fuerza y un gobierno antineoliberales.
Absurdo de quienes practican demagogia en los medios, cuestionando incluso si el actual gobierno brasileño es de izquierda. O, si la izquierda hubiera muerto, el gobierno de Lula y el PT ya no serían de izquierda.
Si ese fuera el caso, no podrían distinguir entre los gobiernos del PT y los gobiernos del PSDB y, ahora, los gobiernos de extrema derecha de Bolsonaro. Perdieron la capacidad de diferenciar derecha e izquierda.
Los gobiernos neoliberales se caracterizan por la privatización generalizada de empresas. Se oponen directamente al Estado, definiéndolo incluso como su enemigo central. Promueven tratados de libre comercio con Estados Unidos.
Para quienes han perdido la perspectiva, los gobiernos y las fuerzas antineoliberales priorizan las políticas sociales, promueven el fortalecimiento del Estado y los procesos de integración, tanto regional como Sur-Sur.
En resumen, el enfrentamiento entre neoliberalismo y antineoliberalismo caracteriza nuestro periodo político. Hay detalles, aspectos parciales, pero nada cambia este enfrentamiento central.
El gobierno de Lula es un gobierno antineoliberal. Con la dificultad de que fue elegido sin mayoría en el Congreso y heredó un presidente del Banco Central neoliberal, designado por Bolsonaro.
Esto diferencia el tercer mandato de Lula de los demás. Las alianzas son fundamentales para convivir con un Congreso en el que no hay mayoría. Tiene que vivir, al menos durante la mitad de su mandato, con tasas de interés extremadamente altas.
Pero no por eso hay que caracterizar erróneamente su mandato, frontalmente antineoliberal y de izquierda. Quien pierde esta perspectiva pierde la capacidad de comprender el Brasil contemporáneo.
Ni siquiera la derecha piensa que la izquierda esté muerta; al contrario, acusan a la izquierda de haberse apropiado de Brasil y querer siempre más.
Entonces, ¿de dónde salen los artículos de Internet que dicen que la izquierda está muerta? El tema no me interesa porque no me ayuda a entender el Brasil de hoy ni a entender a la propia izquierda.
¿Quién preside hoy Brasil, con las alianzas imprescindibles por no tener mayoría? ¿Dónde está la izquierda? ¿Está a la derecha?