Revista Siempre!
Por Martín Esparza Flores
16 Jul 2016
La empresa Telefónica, dirigida hasta hace poco por el secretario de Hacienda del sexenio foxista, Gil Díaz, exige el resarcimiento de mil millones de dólares por daños.
Los TLC arruinaron la economía nacional/I
A 22 años de que en el gobierno de Carlos Salinas México firmara el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, el llamado TLCAN o NAFTA (por sus siglas en inglés), los saldos que este acuerdo internacional, y otros subsecuentes, han reportado a la economía nacional son realmente desastrosos; y lejos de buscar una renegociación que enmiende sus desiguales contenidos que han dejado inermes las leyes mexicanas frente a las multinacionales, ahora se anuncia una modernización en otros mecanismos bilaterales de inversión como el que nuestro país sostiene desde el año 2000 con la Unión Europea (UE), firmado en 1999 por el tecnócrata Ernesto Zedillo.
Es indispensable que en el actual momento de crisis generalizada que enfrenta la nación se delibere la conveniencia de seguir inmersos en el cumplimiento de estos convenios internacionales donde México, su economía y sus millones de habitantes siempre han llevado la de perder. La intención de esta serie de artículos es señalar a los verdaderos beneficiados con estas desiguales alianzas comerciales de la globalización y sus arbitrarias reglas del juego.
Cortesia-Mexico-Europa
El pasado mes de mayo estuvo en nuestro país la alta comisionada de la Unión Europea para Asuntos de Relaciones Exteriores y Seguridad, Federica Mogherini, para reunirse con funcionarios mexicanos, entre ellos, la canciller Claudia Ruiz Massieu y el titular de Economía, Ildefonso Guajardo, con el único propósito de iniciar las negociaciones para la modernización del Tratado de Libre Comercio México-Unión Europea (TLCUEM), que entró en funciones hace 15 años entre México y la países miembros de la UE.
Como en el caso del Tratado de Asociación Transpacífico (TTP), anunciado de manera por demás sorpresiva por las autoridades mexicanas en octubre del pasado año, y que se prevé representa un atentado contra industrias como la farmacéutica, en este propósito renovador se busca modificar el contenido del TLCUEM, pues la pretensión toral de la alta comisionada es obtener de nuestro país la aprobación para incluir un capítulo concerniente a la “protección de las inversiones”, blindando en el terreno jurídico, y de manera absoluta, los intereses de las trasnacionales y de los oligarcas del viejo continente, mediante la instauración del Sistema de Tribunales de Inversiones (ICS), que les permitirá impugnar legislaciones de interés público en México y en Europa.
Este proteccionismo legal hacia los inversionistas extranjeros y sus firmas trasnacionales les ha permitido interponer multimillonarias demandas en contra del Estado mexicano y de otros países en vías de desarrollo. Al someterse a los arbitrajes internacionales las leyes y hasta la soberanía misma de las naciones pasan a ser letra muerta. Tras la firma de los TLC, nuestro país ha sido demandado en 23 ocasiones por consorcios foráneos que han exigido indemnizaciones por 246 millones de dólares más los intereses generados en los litigios. La empresa ibérica Telefónica, dirigida hasta hace poco por el secretario de Hacienda del sexenio foxista Francisco Gil Díaz, exige el resarcimiento de mil millones de dólares por daños ocasionados a causa de la reforma a las telecomunicaciones. Y para desgracia del erario nacional, podría ganar la demanda.