Luis Hernández Navarro
El actual conflicto magisterial es un hecho inédito en la historia de los movimientos sociales en México. Y, aunque su principal promotor, la CNTE, tiene casi 37 años de vida y ha realizado múltiples jornadas de lucha, la oleada de protestas iniciada el pasado 15 de mayo no se parece a ninguna anterior.
Por principio de cuentas, su novedad radica en que, en varios estados, se ha convertido en un movimiento magisterial-popular de largo aliento. Una gran diversidad de actores sociales no sólo acompañan a los educadores en su lucha, sino que, además, están expresando su propio descontento junto a ellos. Coinciden con los profesores en su oposición a la reforma educativa y en la defensa de la educación pública, pero, además, suman a estas reivindicaciones las iras acumuladas que fermentaban hasta ahora en silencio.
Esta convergencia va más allá de los padres de familia organizados. Los maestros de la coordinadora han encontrado aliados inesperados a su causa. Una parte de la jerarquía de la Iglesia católica no sólo insiste en que se necesita una salida negociada al conflicto; también brinda su apoyo directo a los docentes. Con menos reflectores, pero con gran eficacia, una multitud de iglesias protestantes visitan los plantones de los profesores, les llevan víveres y les brindan palabras de estímulo.
Al movimiento se han sumado también presidentes municipales y autoridades agrarias, los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, estudiantes, artistas, académicos de universidades especializados en educación, trabajadores del sector salud, sindicalistas, intelectuales y hasta pequeños empresarios. El EZLN donó a los maestros los alimentos que había acopiado para la realización de CompArte y ha buscado dar visibilidad y animar el movimiento. Morena convocó a una movilización nacional en apoyo de los educadores.
En multitud de localidades rurales y en barrios pobres de grandes ciudades los padres de familia han rebasado a los maestros de sus hijos. Se han puesto al frente de la lucha, cerrado escuelas, enfrentado a las autoridades y leído la cartilla a los trabajadores de la educación temerosos de suspender actividades.
Otro aspecto relevante de la novedad del movimiento es su radicalidad y su confrontación directa con el mundo patronal. La derecha empresarial convirtió la educación pública en territorio de una guerra de clase abierta. Al humillar, ofender y denostar a los maestros (incluso con insultos racistas) abrió una verdadera caja de Pandora.
Los profesores han respondido golpeando los intereses patronales con grandes bloqueos humanos en carreteras, vías de ferrocarril, sucursales bancarias y grandes centros comerciales, que estrangulan transacciones financieras, comerciales y el tránsito de mercancías.
Los bloqueos de la CNTE han paralizado la actividad de buques y trenes. En Michoacán, durante 10 días han impedido la circulación de productos, particularmente de autopartes para abastecer a los armadores del norte del país y a Estados Unidos. Han infartado la arteria aorta que alimenta y oxigena al polo de desarrollo industrial más dinámico del país, enclavado en el Bajío: la ferroviaria Kansas City Southern de México, que conecta el puerto de Lázaro Cárdenas con Laredo, Texas. Lázaro Cárdenas es el segundo fondeadero más importante en el movimiento de contenedores en el litoral del Pacífico y es, además, la principal puerta de entrada para el tráfico automotor proveniente de Asia.
Los maestros han puesto en práctica una versión renovada de la guerra de la pulga, de acoso constante y ofensivas fulminantes. Han respondido a las acometidas paquidérmicas del gobierno con una capacidad felina de movilización. Nunca se quedan quietos. Sus protestas se realizan simultáneamente, golpeando diversos flancos, de un lado a otro, con determinación y rapidez. Ejemplo de ello son las protestas simultáneas en 57 puntos de la ciudad de México, que obligaron a las autoridades educativas a adelantar el fin de cursos tres días.
Su movilización ha superado el reto del fin de los cursos escolares y el inicio de las vacaciones. Su lucha no da muestras serias de desgaste. Como si se encontraran en una carrera de relevos, sus contingentes alternan su participación en marchas, plantones, bloqueos o asambleas. Lejos de disminuir, las movilizaciones se han ampliado. Nuevos sectores de maestros, usualmente institucionales, se han incorporado a las protestas en estados como Nuevo León, Tamaulipas y Yucatán.
El movimiento se ha convertido ya en un verdadero huracán. Según José Álvarez Lima, ex gobernador de Tlaxcala, lo que empezamos a tener en el sur de México es una revuelta popular, propiciada por las autoridades que han cometido graves errores estratégicos, y agredido, denigrado y amenazado a unos mexicanos que ocupan importantes espacios políticos en esas regiones (http://goo.gl/kQhWle). No exagera.
Cuando el gobierno federal ha querido utilizar la represión para solucionar el conflicto, los resultados han sido contraproducentes. Ni el encarcelamiento de los dirigentes magisteriales, ni los despidos masivos, ni el congelamiento ilegal de sus cuentas bancarias lograron frenar la lucha. La masacre de Nochixtlán (11 muertos según los pobladores) movilizó a la opinión pública y a los sectores preocupados por los derechos humanos a favor de los maestros.
El conflicto tampoco puede resolverse administrándolo, o apostando a su desgaste, o tratando de engañar a los maestros o envolverlos en maniobras dilatorias. La pretensión de quitar banderas a la coordinadora, incorporando a la dirección del SNTE en una negociación a modo, no tiene futuro. La resistencia contra la reforma educativa comenzó hace más de tres años y medio y, en su fase actual, tiene más de dos meses (el paro indefinido comenzó el pasado 15 de mayo).
Louise Michel, educadora y combatiente en la Comuna de París (1871), escribió que la tarea de los maestros, esos soldados oscuros de la civilización, es dar al pueblo los medios intelectuales para rebelarse. Herederos de esa gesta libertaria, pareciera ser que los profesores de la CNTE se han echado a los hombros esa misión.
Twitter: @lhan55