sábado, 30 de julio de 2016

Ssa, ¿universalidad es dar en el clavo?

Gustavo Leal F. *
Frustrado el ambicioso proyecto de Funsalud-Mercedes Juan para universalizar un derecho constitucional degradándolo a los catálogos ajustados a la baja del Seguro Popular, José Narro, titular del ramo, salió al rescate de la oferta de campaña de Enrique Peña Nieto sobre seguridad social universal.
Para ello instituyó que el Acuerdo nacional hacia la universalización de los servicios de salud –signado el 7 de abril 2015 y por el que se universalizan apenas 100 paquetes portables de carencias entre IMSS/Issste/Ssa– consolide convenios específicos de adhesión para que todos los estados puedan aprovechar esta posibilidad de intercambiar servicios. Exactamente lo mismo hizo con el –poco exitoso– modelo de descentralización que en 1997 operó al entonces secretario de Zedillo, Juan Ramón de la Fuente.
Narro considera que hay cosas que se pueden hacer para avanzar en la universalización. Espero que esta vez demos en el clavo. Y la entiende como que todos los mexicanos tengan acceso oportuno, expedito, cercano a los servicios y que se presten con calidad. Y agrega: ahora la responsabilidad y el compromiso del gobierno está con las instituciones públicas, con su fortalecimiento y articulación. Respecto a la descentralización de 1997 aclara –20 años después– que cuando vino la idea del Seguro Popular, ahí se cambió la gran temática de fortalecerla. Pasaron cosas, yo no soy quién.
Y en efecto: vaya que pasaron cosas. En Oaxaca ocurre que –con el objetivo de evitar que los recursos del Seguro Popular salgan de las arcas del estado– se privilegia a los hospitales locales frente a los del IMSS. Los pacientes pagan las consecuencias: deben acudir a municipios en que no habitan, reciben deficiente atención y gastan en transporte.
Poco antes, Sebastián García –director de Calidad y Educación en la Ssa– admitió que México no tiene ni forma los cuadros necesarios para atender los males que ahogan al sistema de salud: existe una inercia donde la oferta de plazas no está determinada por las necesidades futuras, sino por las presentes de prestación de servicios. Es necesario formar más cardiólogos y es imperante en enfermería. La salud mental es un gran reto. El área de rehabilitación también requiere de especialistas al igual que oncólogos, genetistas, geriatras, endocrinólogos, hematólogos, neumólogos, además de nefrólogos.

Mientras, el director del IMSS, Mikel Arriola, seguía entregando números de seguridad social para garantizar servicios de salud a 7 millones de estudiantes y el programa para usar quirófanos los fines de semana. El instituto cuenta con mil 323 y se pretende extenderlo a todos los hospitales generales de zona en los 32 estados. Las intervenciones serán realizadas por graduados recién egresados y los recursos para cubrir los gastos extras vendrán de los ahorros provenientes de la reducción del déficit financiero institucional, según Arriola.
Luego activó –en Querétaro– la agenda/Mead/Sedesol al clausurar el 109 Encuentro Médico Quirúrgico de Oftalmología, en el que se entregaron pólizas para que familias Prospera puedan acceder a servicios de salud, alimentación y albergue. Entusiasmado, destacó que con el trabajo conjunto IMSS-Sedesol, el instituto es más público y social que nunca.
Para Arriola el IMSS no se privatizará, a pesar de destinar un presupuesto de casi 20 mil millones de pesos para edificar hospitales –con el esquema de asociación público-privada–, pagando a los inversionistas durante 25 años en Bahía Banderas, Nayarit; Chiapas, estado de México y Nuevo León. Según Patricio Caso, director jurídico del instituto, estas contrataciones no violarán la regla de que 90 por ciento de los empleados deberán ser de base. Aunque el SNTSS considera que hay preocupación: si tenemos afectación habrá desestabilización. IMSS adjudicó –sin licitación– un contrato por 50 millones de pesos a una consultora de Reino Unido para que asesore esos proyectos.
Por su parte, José Antonio Mead, mezclando peras con manzanas y nuevamente aprovechando un evento IMSS, sintetizó en los siguientes términos su manera de “dar en el clavo ”: se logrará abatir de manera tangible el rezago en salud con los 12 millones de carnets, sumados a los 7 millones de estudiantes que recibirán número de seguridad social y a la universalización que el presidente Peña ordenó en materia de adultos mayores. Así, este derecho constitucional será vigente.
Narro reconoce pendientes como la diabetes, sobrepeso, obesidad, insuficiencia renal crónica y cáncer: no le hemos dado al clavo, por eso diariamente 30 niñas dan a luz. Sin duda, asuntos mucho más complejos y delicados que dar en el clavo.
Además, como secretario de Salud, ya no se refiere a la seguridad social integral, sino a la protección social. Y, para no abusar de la universalidad confinada a 100 intervenciones, prefiere ocuparse de la salud como gran igualador, así como herramienta privilegiada en el combate a la exclusión: pensar que en materia de salud estamos igual que hace 30 años es mentira. Pensar que no hay problemas, es también mentira.
Atender debidamente el desafío sanitario, a la altura de la ciudadanía del siglo XXI, demanda diseñar –con urgencia– el gran faltante de una efectiva política de salud y seguridad social integral. Su precondición es que la propuesta emergente supere –por principio– el acotado precepto de una mera protección social básica no universal. ¿Cuándo empezarán –en serio– la tarea José Antonio Mead (PRI) y Margarita Zavala (PAN)? Están a tiempo para no sólo dar en el clavo.
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco