Gilberto López y Rivas / II
Siguiendo con la glosa del segundo tomo de la obra El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista, Sergio Rodríguez Lascano plantea que ante la diversidad de procesos de rebeldía se torna obsoleta la idea de vanguardia y pone al día la compartición y el encuentro, los cuales tienen que darse también en el terreno de las ideas. Romper el individualismo en la elaboración teórica es una precondición del pensamiento crítico. Propone construir un mundo en el que la hidra no pueda reproducirse. No se trata de concebir otros mundos, sino de construirlos. No se puede destruir a la hidra si nuestro accionar político y ético cuenta con los mismos principios que la hidra ha impuesto desde que la dominación es la dominación.
Luis Lozano Arredondo inicia con una crítica a las universidades, las cuales, afirma, se quedaron en el confort de la teoría, mientras los saberes de las comunidades en resistencia avanzan en la construcción de un mundo de autogestión. Expone cómo se expresan la explotación y el despojo en nuestro país, al grado de que 85 por ciento de la población experimenta la pobreza, ha perdido todos los derechos laborales y mantiene altos niveles de desempleo y sobrexplotación. Plantea colaborar, cooperar y compartir nuestros saberes con los demás humanos para devenir y construir otro mundo.
Rosa Albina Garavito considera que la catástrofe que anuncian los zapatistas en realidad nos rodea, destruyendo todo a su paso: nuestra fuerza de trabajo –engrosando las filas del empleo informal hasta en 60 por ciento de la población ocupada–, la estabilidad laboral, la bilateralidad para acordar condiciones de trabajo, los fondos de pensiones, los salarios, los fondos de ahorro, las más de mil empresas paraestatales, entre ellas Pemex. Se han deteriorado los servicios de salud, educación, vivienda, alimentación; en suma, la hidra capitalista ha desmantelado sin esfuerzo derechos sociales conquistados y sólo nos quedan la dignidad y la autorganización. Considera la autonomía como proyecto de futuro, de dignidad y capacidad de decisión frente al Estado. Con la autonomía, los zapatistas están cortando muchas cabezas a la hidra capitalista. Es la semilla de la nueva patria.
Efraín Herrera, del Colectivo Callejero, considera que construyen un discurso estético propio a partir de una actitud rebelde en la sociedad capitalista, a partir de lo que sostenía Bertolt Brecht, de que antes de ser artista, eres un ser social. Es en el campo de la rebeldía donde se encuentra el carácter creativo, imaginativo y propositivo. Esto implica tomar una actitud frente al Estado. Encontraron que el panfleto no provoca la reflexión inmediata y optaron por la metáfora como herramienta eficaz, que deja abierta la puerta a una reflexión duradera. Están convencidos de que la alternativa no es otra que formar más y más colectivos.
Eduardo Almeida Acosta considera que estamos viviendo la situación apocalíptica mundial, una pesadilla capitalista, hoy neoliberal, globalizadora y extractivista: “El afán narcisista o el conato de conservarse a sí mismo en la existencia a expensas de todo y de todos los demás… y a buscar su perpetuación como sistema sin importar si ello implica violencias, guerra y muerte. Esto se refleja en nuestro país, el México minado: una república quebrada, un país en guerra consigo mismo; un Estado mafia y una polilla corporativa, un gobierno oscuro, de control social y coaligado con elementos empresariales y criminales coludidos”. Una cabeza de la hidra es la perversión de la política; otra ha sido la injusticia en el trato de las diferentes culturas; una tercera es el despojo de la soberanía nacional, de las garantías individuales y de los derechos sociales y comunitarios, y una cuarta cabeza forma el complejo de desventuras que sufre todo México por el manejo empobrecedor de la macroeconomía. Otra gran cabeza son las injusticias de los mercados financieros. Se pregunta: ¿qué hacer frente a esta devastación? Intensificar la rabia, poner el cuerpo, desafiar todo, inventar nuevas formas de lucha frente a la dominación: otra democracia, otras formas de autonomía, otro antimperialismo. Soñar, imaginar, idear otras formas de tejer cohesión social.
Vilma Almendra, indígena nasa-misak, de Colombia, confronta cuatro cabezas de la hidra: el terror y la guerra, el ajuste estructural, la propaganda y la cooptación y la asimilación de las luchas. El terror y la guerra como instrumento para despojar a las comunidades; el ajuste estructural entre las trasnacionales y los estados para definir todas las leyes del despojo e imponer las agendas de arriba; la propaganda en los medios de comunicación, las iglesias, las escuelas que pretenden despojar el pensamiento propio y crítico, y la cooptación que roba procesos enteros, detiene los movimientos, incluso mediante conceptos como el multiculturalismo. Critica las negociaciones con los gobiernos, que son los verdugos y que, en últimas, terminan de reunión en reunión, de comisión en comisión, confundiendo la agenda política de lucha y sometiéndose a la agenda del Estado. Pese a todo, considera que no está ganando la política de las trasnacionales y del mal gobierno, haciendo un recorrido por las luchas por la Madre Tierra. Es importante ver y saber que estas luchas, resistencias y libertades, pese a las políticas de exterminio y de despojo, siguen floreciendo, siguen emergiendo, están allí de frente a nosotros, frente a la hidra capitalista. Invita a reapropiarse de las palabras en el andar, en lo que denomina “ palabrandar nuestro camino de la palabra digna”. Revitalizar las asambleas como máxima autoridad. Sostiene que desde los territorios, y también desde la academia (se trata de), lograr armonizar la práctica y la teoría, porque a veces desde la academia nosotros mismos encarcelamos las prácticas y las convertimos en conceptos, las vamos dejando sin alas. Rechaza, sin embargo, que el esencialismo constituya una posición de los pueblos y las comunidades; no somos puros, afirma.