lunes, 15 de agosto de 2016

Pérdida absoluta de soberanía


esparza

Los TLC arruinaron la economía nacional/III y última
La ratificación y “modernización” de nuestro país a tratados comerciales y bilaterales que se vislumbra como un hecho en vías de consumarse, no debe ser tomada a la ligera y sin un análisis de los diversos sectores sociales y económicos que resultarán directamente afectados por el desplazamiento que las trasnacionales harán de los pequeños y medianos empresarios y proveedores de servicios, así como el desmembramiento y privatización de los servicios públicos que prestan las tres instancias de gobierno, sin exentar la pérdida absoluta de soberanía por la imposición de arbitrajes internacionales para dirimir los conflictos con las firmas extranjeras que han costado millonarias indemnizaciones a México al ser demandado en 23 ocasiones, las más de las veces perdiendo los casos.
Desde la entrada en vigor del TLCAN, nuestras autoridades han pagado millonarias cifras por las demandas interpuestas por firmas extranjeras que siempre han llevado las de ganar pues tales acuerdos imponen facultades de tribunales internacionales por encima de las leyes mexicanas. Por citar algunos casos, podemos señalar el de la empresa estadounidense Metalclad contra el gobierno mexicano, en 1997, que ganó un juicio por 15 millones 600 mil dólares; la firma Feldman que en 1999, obtuvo un resarcimiento a su favor por 740 mil dólares.
Pero la lista continúa: en 2004, la empresa argentina Talsud ganó una controversia por 9 millones 158 mil dólares; ese mismo año, la firma americana ADM logró un pago a su favor, con cargo a nuestras finanzas públicas, por 33 millones 500 mil dólares; y Corn Productos, por 58 millones, para que un año después, Cargill cobrara al Estado mexicano 77 millones 300 mil dólares por reclamo de indemnización.
Las empresas europeas también han sabido sacar ventaja de los acuerdos comerciales y bilaterales en cuanto a los arbitrajes internacionales: en el año 2000, Tacmed se llevó una indemnización de 5 millones 500 mil dólares; en 2004, Gemplus, de Francia, cobró por agravios 6 millones 350 mil dólares; en 2009, Abengoa, que contaminó el municipio de Zimapán, en Hidalgo, se embolsó casi 45 millones de dólares.
En este contexto se entiende el por qué la celeridad en el viejo continente para “modernizar” el Tratado de Libre Comercio México-Unión Europea, tras la decisión de las autoridades de nuestro país para sumarse al Acuerdo de Cooperación Económica, y tener contemplado el visto bueno al Acuerdo Sobre el Comercio de Servicios, cuya intención, entre otros aspectos, es borrar la posición reguladora institucional en la prestación de servicios públicos como el agua potable, la luz y el transporte. La Unión Europea pretende asegurar que sus empresas gocen del mismo acceso ilimitado, protecciones y privilegios que el resto de los países.
La embestida global para aniquilar todo vestigio de soberanía y respeto a nuestras leyes, está en marcha.