Maciek Wisniewski*
¿Cómo explicar que –tratemos de usar las palabras precisas– la salvaje explosión de la violencia colonial y el premeditado asesinato de los palestinos desarmados por el ejército israelí en Gaza o sea la prolongada y brutal represión de la Gran Marcha del Retorno (bit.ly/2GW2z09) con el saldo de más de 110 muertos por balas vivas culminada el 14 de mayo con un verdadero baño de sangre –¡62 manifestantes ejecutados uno por uno por francotiradores israelíes en una jornada de protesta!– en el 70 aniversario de la fundación de Israel y en la víspera del aniversario de la Nakba (la catástrofe) que expulsó a más de 750 mil palestinos de sus casas en 1948 justo cuando Trump inauguraba –por medio de su hija y yerno– su embajada en Jerusalén (bit.ly/2GqBfWU) hablando de un supuesto plan de paz [sic], pase (casi) desapercibida?
¿Cómo es posible que ocurra para empezar?
Simple.
Se explica por el generalizado racismo hacia los palestinos y por la persistencia de los modos coloniales de dominación cuya mejor muestra es el free pass que el mundo le sigue dando al proyecto colonial israelí en Palestina.
Es posible por una serie de supuestos ideológicos respecto a los palestinos que podrían ser plasmadas en unas tesis biopolíticas centradas en su cuerpo, enraizadas en la sociedad israelí, pero compartidas también –al menos en parte– por el mundo.
Veamos:
• El cuerpo palestino es un problema fundacional de Israel (desde los primeros asentamientos, primeros organizados despojos de la tierra y primeros transfers poblacionales hasta la Nakba y la limpieza étnica que ésta trajo). El deshacerse de él es un problema histórico y actual a la vez cuya solución es cosa del presente (bit.ly/2Km21ST).
• El cuerpo palestino es en sí mismo un peligro (su existencia hace peligrar a la exclusividad racial y la identidad excluyente de un Estado establecido violentamente en su tierra y a su costa).
• El cuerpo palestino es en sí mismo un arma. Un palestino desarmado –incluso un niño o un discapacitado (bit.ly/2IuT5dh)– está armado por el solo hecho de existir. La mejor manera de desarmar al cuerpo palestino es convertirlo en un cuerpo muerto.
• El cuerpo palestino es un terreno donde las reglas universales de la guerra no aplican (olvídense por ejemplo del uso proporcional de la fuerza). La guerra en su contra ha de llevarse a cabo indiscriminadamente y con el máximo uso de la fuerza (doctrina Dahiya). La muerte siempre es la primera opción.
• El cuerpo palestino no conoce la diferencia entre un civil y un combatiente; entre una mujer y un hombre; entre un adulto y un niño: en Gaza no hay gente inocente (A. Lieberman dixit). Su delito es existir y ocupar un espacio que no le pertenece.
• El cuerpo palestino siempre muere solo. Nunca es asesinado. En el mejor de los casos muere en choques (bit.ly/2rOzL4n).
• El cuerpo palestino es violento por su naturaleza. Si cae víctima de la violencia, es porque él mismo la ha provocado. Es incapaz de actuar de manera no-violenta y si lo aparenta es sólo un truco para actuar violentamente. El cuerpo palestino no lucha por sus derechos, incita. No protesta, ataca.
• El cuerpo palestino es diferente: ellos no aman a sus niños como nosotros, no aman a la vida como nosotros (una vieja y calculada estrategia colonial de deshumanización para justificar masacres de nativos).
• El cuerpo palestino es subhumano, inferior en la escala del ser: bestias de dos patas (M. Begin dixit); chapulines para aplastar (Y. Shamir dixit); serpientes cuyas madres hay que exterminar (A. Shaked dixit).
• El cuerpo palestino es un cuerpo colonizado y racializado (sujeto a una doble estrategia de deshumanización y eliminación): no se le reconoce la misma dignidad humana que se atribuye a quienes lo dominan; su vida tiene poco valor para quien los oprime, es fácilmente desechable (bit.ly/2vbGCZC). Es masacrable. Su muerte no cuenta.
• El cuerpo palestino es una amenaza demográfica. Dado que constituye una ligera mayoría entre el Mediterráneo y el río Jordán y además posee una natalidad mayor, hay que hacer todo para mantener el balance: desde la negación de sus derechos hasta su neutralización (bit.ly/2k7mX4K).
• El cuerpo palestino ha de ser sujetado a diferentes métodos de control según su ubicación: a) en Gaza, un paradigmático lugar de no-ser, la hacinada población sobrante palestina a un cruel bloqueo y un genocidio incremental (I. Pappé) por los que ella misma tiene la culpa [sic]; b) en Cisjordania a un racializado régimen de la ocupación militar; c) en Israel –los palestinos-ciudadanos israelíes– a un discriminatorio sistema de leyes raciales (el apartheid).
• El cuerpo palestino es un peligroso portador de la memoria sobre sus orígenes, identidad y tradiciones (sobre todo las pre- Nakba). Ésta ha de ser borrada, preferentemente junto con el portador.
• El cuerpo palestino no es un sujeto. Es pura biología (bios versus zoé). La vida desnuda (Agamben). En el cuerpo palestino no hay política (resistencia, organización, proyecto nacional, etcétera) y nada de lo que le pasa es el resultado de ella (colonialismo, ocupación militar, etcétera). Su vida son puros instintos e impulsos. Si sufre, es como una bestia que careciendo de la razón no sabe adaptarse a la realidad.
• El cuerpo palestino como una cosa de la naturaleza tiene que ser dominado y controlado tal como se domina y controla a ella: en Gaza de vez en cuando hay que podar el pasto (un general israelí dixit).
• El cuerpo palestino es un prisionero en la cárcel más grande del mundo [los territorios ocupados] (I. Pappé) o en el campo de concentración más grande jamás [Gaza] (B. Kimmerling) y así ha de ser tratado: confinado en un espacio más pequeño posible, castigado y disciplinado cuando se amotina, exterminado cuando sea necesario.
• El cuerpo palestino es un problema técnico a resolver que requiere un nuevo enfoque: ¡adiós a la solución de dos Estados (Oslo): Israel y Palestina semi-independiente (que sin embargo lo empoderaba demasiado y de por sí era sólo un escaparate israelí para ir colonizando más tierra)!; ¡bienvenida la futura fórmula de tres: Israel, Egipto y Jordania!
Su meollo es precisamente la absorción de los cuerpos. Quién –como resultado de una simultánea anexión y separación de ciertos territorios– se quedará con cuantos.
Si no cambia nada, ya verán, a esto se resumirá el deal of the century de Trump.
*Periodista polaco