Carlos Fernández-Vega
▲ El presidente Andrés Manuel López Obrador informó de la firma de acuerdos con tres instituciones financieras internacionales para fortalecer las finanzas de Pemex, durante su conferencia matutina de ayer en Palacio Nacional. Lo acompañan, entre otros, Carlos Urzúa y Octavio Oropeza.Foto Jesús Villaseca
Con el acuerdo de refinanciamiento de una parte de su enorme deuda y la renovación de dos de sus líneas crediticias revolventes más importantes, Petróleos Mexicanos (Pemex) obtiene un poco más de oxígeno financiero en su nada sencilla tarea de reflotar a la empresa productiva del Estado.
De acuerdo con el informe del presidente Andrés Manuel López Obrador, el gobierno mexicano firmó tal acuerdo con tres instituciones financieras internacionales (HSBC, JP Morgan México y Mizuho Securities), sin olvidar que, como documentó el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, una constante en la gestión de las anteriores administraciones de la petrolera se refleja en el crecimiento sin precedentes de su deuda.
Con esta operación no se contrata más deuda, es lo que Pemex ya tenía considerado; tenemos el compromiso, lo vamos a cumplir, que no va a aumentar la deuda pública en términos reales en el tiempo que gobernemos el país. Este es un fondo que se va a utilizar si es necesario, según las circunstancias, como se dice coloquialmente: por si las moscas (López Obrador dixit).
Oropeza lo detalló así: de manera específica, el presente acuerdo con la banca internacional consiste en refinanciar la deuda por un monto de 2 mil 500 millones de dólares, más la renovación de dos líneas de crédito revolventes hasta por 5 mil 500 millones de dólares. En ambos casos con una ampliación de tres a cinco años de plazo y menor tasa de interés.
Pues bien, como sucede desde que inició el actual gobierno, el presidente López Obrador va contra viento y marea para rescatar a la primera empresa del país, a quien la llamada reforma energética peñanietista intentó clavar la última puñalada. Felizmente no lo logró, aunque muy cerca estuvo.
El punto para destacar es que, además de la terrible corrupción y de las delirantes decisiones de administraciones pasadas, la delicada salud financiera de Pemex se debe en buena medida al enloquecido crecimiento de su débito que la convirtió en la empresa petrolera más endeudada del mundo.
Con Fox y Calderón en Los Pinos –sobre todo con el segundo– se registraron elevadísimos niveles de producción de crudo y crecientes precios de exportación que generaron ingresos excedentes nunca vistos. Con todo, la parejita diabólica incrementó sostenidamente la deuda de Pemex y le exprimió hasta el último centavo.
En 2010, la Auditoría Superior de la Federación advirtió que en el sexenio de Fox y en los dos primeros años de Calderón se obtuvieron ingresos extraordinarios cercanos a un billón 300 mil millones de pesos que fueron dilapidados casi en su totalidad en el gasto corriente.
En específico, en el periodo 2003-2008, 71.8 por ciento de esos excedentes se dedicó a ampliaciones presupuestales a dependencias federales y de los estados, que se destinaron principalmente al gasto corriente. Sólo en el segundo año del gobierno de Calderón los excedentes fueron de 315 mil 476.2 millones de pesos, y de éstos casi 190 mil millones provinieron de la renta petrolera, en un año en el que su administración pugnó por una reforma para la apertura total de Pemex a la iniciativa privada. ( La Jornada).
Cómo olvidar la denuncia del ex gobernador del Banco de México Guillermo Ortiz (en 2005 y 2010), cuando advirtió: lo que hemos hecho en el tema energético es inconcebible; nuestra riqueza petrolera ha sido desaprovechada; al menos 90 de cada cien pesos de los ingresos extraordinarios que obtuvo el gobierno federal en los últimos años por exportación de petróleo se han ido a gasto corriente.
Y mientras gastaban como locos (más Peña Nieto y su gavilla), la deuda de Pemex creció de 313 mil millones de pesos en 2002, con Fox, a cerca de 2 billones 100 mil millones al cierre del gobierno de EPN, un aumento de 700 por ciento en el periodo.
Las rebanadas del pastel
Eso sí, la calificadora Moody’s está preocupadísima, porque, dice, la refinería de Dos Bocas va a salir carísima y llevará a un drenaje de recursos fiscales.
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