domingo, 17 de mayo de 2020

Se relaja confinamiento; Sheinbaum hace llamado a mantener medidas.

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Ayer se notó mayor circulación vehicular y más gente en las calles
▲ En la alcaldía Venustiano Carranza se observó más movimiento afuera del mercado de Jamaica, que sigue cerrado, en puestos de productos básicos.Foto María Luisa Severiano
Rocío González, Ángel Bolaños, Josefina Quintero y Elba Mónica Bravo
Periódico La Jornada.            Domingo 17 de mayo de 2020, p. 28
Ante el notorio incremento de movilidad en las calles desde el viernes, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, advirtió que continúa en ascenso el número de personas hospitalizadas por Covid-19, por lo que pidió a los capitalinos mantener la disciplina y continuar con el aislamiento y la sana distancia.
Es importante que para que el valle de México pueda entrar a la nueva normalidad muy pronto, de manera escalonada, nos mantengamos en casa, pues estamos todavía en fase de semáforo rojo, en alerta sanitaria, puntualizó en un mensaje difundido por redes sociales después del mediodía de este sábado.
Desde las instalaciones del C5, la mandataria capitalina afirmó que junto con el gobierno del estado de México se prepara un programa para la reapertura de negocios y retomar las actividades económicas en la zona metropolitana, pero por ahora es indispensable continuar con las medidas establecidas durante la crisis sanitaria.
Sigamos con la disciplina que hemos tenido hasta ahora, que ha sido muy importante, sino fuera por ella, por la colaboración de todos los habitantes de la ciudad, en este momento habríamos desbordado la capacidad hospitalaria.
A menos de 15 días de que concluya la jornada de sana distancia, el relajamiento social se incrementó; desde muy temprano, en distintas zonas de la capital del país, se observó, sin llegar a las aglomeraciones, un mayor número de personas pasear en pareja, grupos de amigos o familias, la mayoría sin cubrebocas.
El movimiento se reflejó en las principales vialidades, que pasaron de estar desiertas en días previos a registrar una inusual carga de automóviles. Con ese ir y venir también regresaron a los cruceros muchos vendedores de todo tipo de productos: desde las habituales flores, cigarros, dulces y bebidas energetizantes, hasta la oferta de cubrebocas y caretas.
Ya sea por necesidad, hastío del encierro o por ser fin de semana de quincena, en sitios como la zona de La Merced hubo gran afluencia de personas y automotores, particularmente sobre Anillo de Circunvalación y Fray Servando Teresa de Mier, donde se hallan las distribuidoras de artículos para el hogar elaborados con plástico. Ni el calor de 28 grados que se sintió pudo menguar las ganas o la necesidad de estar afuera.
En la alcaldía Cuauhtémoc, pasadas las 14 horas, más de una veintena de adolescentes con patinetas y bicicletas realizaba saltos en el parque de la colonia Tránsito, contiguo a la calzada San Antonio Abad, y sólo unos cuantos portaban cubrebocas, mientras en Benito Juárez pudo apreciarse a la gente que hacía filas afuera de restaurantes para llevar comida, así como en los cajeros bancarios.
En la colonia Condesa, sobre el camellón que divide la avenida Tamaulipas, el andar de los vecinos que salieron a caminar, correr o pasear a sus perros fue una constante. También se hizo visible la colocación de puestos en la vía pública con la venta de tamales y fritangas, al tiempo que trabajadores de negocios que no tienen actividad se acercaron a preguntar cuándo regresarán a sus labores.
Las tiendas de autoservicio no fueron la excepción. En Soriana de la colonia Del Valle las personas chocaban con sus carritos en pasillos donde se ubican las galletas, los productos congelados y el área de cremería.

Despertar en la IV República.
Momentos difíciles
José Agustín Ortiz Pinchetti
México vive un momento insólito, aun los mayores no recordamos un episodio igual. Gran parte de la población se ha refugiado en sus viviendas, la circulación de vehículos se ha restringido y también la reunión de personas. Y hay una atroz incertidumbre al comprobar que en esta moderna plaga el número de infectados día a día aumenta y también los muertos. Se supone que de aquí a principios de junio llegaremos al punto más alto de la agresividad de un bicho misterioso y que hasta hoy no tiene forma de ser prevenido ni combatido.
Pero no es un momento tan oscuro como los que vivimos hace apenas hace tres años. No sólo nos sentíamos muy preocupados, sino desesperados. Recuerdo una larga sobremesa al final de 2017, le pregunté a un amigo contemporáneo: Mauricio, ¿cuándo se chingó México? ¿Por qué se nos escapó de las manos?
La consciencia de que México pasaba por un mal momento (el peor que yo recordaba) no era sólo mi percepción ni de la gente de mi edad, sino de casi todos, incluso de aquellos que no habían vivido en la época de las vacas gordas y que por ser muy jóvenes no tenían una clara memoria del largo y lento proceso de decadencia. Teníamos temor de que una vez más el desenlace de las elecciones sería un nuevo fraude electoral. Los malos augurios no se cumplieron y en 2018 tuvimos las primeras elecciones presidenciales libres y relativamente justas.
Hoy estamos viviendo un momento de angustia colectiva, pero estamos luchando contra un enemigo común y lo estamos venciendo. La política sanitaria es aprobada por la mayoría y no se ha dado ni un caso de resistencia o manifestaciones contra el gobierno como en otros países.
Es más, el enemigo nos ha unificado y la población ha dado muestras de disciplina y solidaridad que no se veían desde los grandes sismos. Estamos en una crisis, pero las crisis pueden ser una bendición, como dijo Einstein, porque traen progresos y sin ellas la vida es una rutina. Para las personas y para los pueblos, la ley es la misma: quien supera la crisis se supera a sí mismo.