Ex funcionarios del Departamento de Estado exigen la renuncia del procurador Barr por retirar los cargos al ex asesor Michael Flynn
▲ Un cartel colocado en Times Square, en Manhattan, llamado Trump Death Clock (El Reloj de la Muerte de Trump), muestra el número de muertes atribuibles a la inacción del presidente de Estados Unidos durante la pandemia del Covid-19. El anuncio, de 17 metros, es creación del cineasta Eugene Jarecki.Foto Afp
David Brooks. Corresponsal
Periódico La Jornada. Martes 12 de mayo de 2020, p. 20
Nueva York. Bajo la nube de la pandemia, y utilizando la emergencia de salud pública incluso para justificarse, el gobierno de Donald Trump procede con su agenda política de proteger a sus operativos delincuentes y su ofensiva contra migrantes y el medio ambiente.
Cerca de 2 mil ex oficiales del Departamento de Justicia exigieron ayer la renuncia del procurador general, Bill Barr, por su decisión de interferir en el caso de Michael Flynn, ex asesor de Seguridad Nacional de Trump, ordenando el retiro de cargos por los cuales el mismo acusado había confesado su culpabilidad.
En una carta abierta, los ex funcionarios denunciaron la decisión del titular del Departamento de Justicia de actuar por intereses políticos de Trump al solicitar el fin del caso, señalando que tal maniobra es un asalto contra el imperio de ley.
Subrayan que nuestra democracia depende de un Departamento de Justicia que actúa como arbitro independiente de justicia equitativa, y no como un brazo del aparato político de un presidente. ( https://medium.com/@dojalumni/doj-alumni-statement-on-the-events-surrounding-the-sentencing-of-roger-stone-c2cb75ae4937 ).
Jonathan Kravis, otro ex procurador federal, quien renunció hace tres meses por la manipulación política del caso de Roger Stone, integrante del círculo interno de Trump, escribió ayer en el Washington Post que tomó esa decisión después de trabajar 10 años como fiscal federal, porque el Departamento de Justicia abandonó su responsabilidad de hacer justicia en ese caso. Acusó que la semana pasada, al proceder para retirar los cargos contra Flynn, el departamento puso otra vez el clientelismo político delante de su compromiso con el imperio de la ley, lo cual implica una traición al principio de justicia equitativa bajo la ley.
Todo esto es parte de la ofensiva política que promete impunidad para toda figura leal al presidente y ataca a todo funcionario, gobernador, legislador que se haya atrevido a criticar o investigarlo o a sus colaboradores.
Por otro lado, la pandemia sigue siendo utilizada como pretexto para implementar nuevas medidas antimigrantes. Usando viejas leyes de salud pública para impulsar sus objetivos antimigrantes, el gobierno ha logrado implementar desde hace un mes una orden supuestamente temporal para la deportación inmediata de cualquiera que llegue a la frontera sur, incluyendo solicitantes de asilo y menores de edad, sin necesidad de evaluar sus casos; más de 20 mil ya han sido víctimas de una medida que expertos denuncian como una violacion de derechos de inmigrantes, sobre todo para solicitantes de asilo y para menores de edad.
“La orden del gobierno expulsando a refugiados y a niños… no hace nada para proteger la salud pública, ataca a los más vulnerables, pisotea sus derechos y disfraza las deportaciones como parte de la lucha contra el coronavirus para evitar rendir cuentas”, escribieron el profesor de leyes en Stanford Lucas Guttentag y el profesor de políticas de salud en la Universidad de California en Berkeley Stefano Bertozzi en un artículo publicado en el New York Times.
La Casa Blanca está buscando ampliar y hasta volver permanentes estas medidas supuestamente temporales con el pretexto de la pandemia, reportó el Wall Street Journal. De hecho, se está evaluando una nueva orden ejecutiva que podría anular algunas categorías de nuevas visas de trabajo y estudiantiles, todo justificado con la emergencia de salud y las consecuencias económicas de la pandemia.
La Casa Blanca no deja de reiterar sobre el peligro de extranjeros e inmigrantes ahora como amenazas a la salud pública de su país, el más contagiado del mundo, por lo cual sus ciudadanos son los más peligrosos para el resto de la humanidad.
Y mientras la pandemia, que está vinculada a la sistemática destrucción ambiental, según expertos, pone en peligro al planeta entero, el gobierno de Trump continúa desmantelando de manera sistemática las normas y protecciones ecológicas que se han logrado establecer durante años, sobre todo las logradas por el gobierno de Barack Obama (la ofensiva a veces se maneja como una venganza personal del presidente con su antecesor).
No sólo procede a anular todo lo vinculado con el llamado Acuerdo de París sobre cambio climático, sino que está cancelando regulaciones y límites a la contaminación tanto por automóviles como por el sector de hidrocarburos, abrir zonas ecológicas a explotación, frenar iniciativas de combustibles y energía renovable, y hasta debilitando controles para venenos como el mercurio.
“Lo que ha hecho Trump es crear un blitzkrieg contra el medio ambiente”, comentó a The Guardian Douglas Brinkley, historiador de la Universidad Rice, quien se especializa en el tema. No sólo está intentando desmantelar los logros ambientales de Obama, sino regresar el reloj a los tiempos de antes de Richard Nixon... Es muerte por mil heridas.
Pandemia
Trump, culpable de las miles de muertes en EU, señala Chomsky
Indígenas radicalizan acciones para minimizar los daños del Covid-19
Reuters y Afp
Periódico La Jornada. Martes 12 de mayo de 2020, p. 5
Brasilia. Los pueblos originarios que habitan en América Latina han tomado medidas radicales para protegerse del resto del mundo, preocupados de que el coronavirus conlleve una gran amenaza hacia su cultura, al poner en riesgo a los adultos mayores de sus comunidades, los guardianes de sus tradiciones, por lo que resguardan sus aldeas de los forasteros con barricadas y castigan con severidad a los miembros que violan las reglas de la cuarentena.
América Latina alberga a 42 millones de indígenas, alrededor de 8 por ciento de su población, según datos del Banco Mundial, pero su forma de vida está constantemente amenazada por el desarrollo moderno, particularmente la minería, la extracción de petróleo y la deforestación.
El virus representa un riesgo nuevo y potencialmente catastrófico, porque sus mayores, el grupo más vulnerable a las complicaciones de Covid-19, son los guardianes de muchas tradiciones e idiomas en peligro de extinción.
Toda la sabiduría indígena es oral, la transmisión es de generación en generación, entonces ellos llevan toda la experiencia acumulada que es la que nosotros protegemos, dijo Eduardo Nieva, cacique de la comunidad Amaicha del Valle en la provincia de Tucumán, al noroeste de Argentina.
En Argentina, hogar de al menos 35 pueblos originarios, la protección de los mayores ha sido una fuerza impulsora para que algunas de las comunidades se aíslen aún más del resto de la población, yendo mucho más allá de las medidas nacionales de cuarentena vigentes hasta el 24 de mayo.
En las provincias de Tucumán y Salta, en el noroeste de Argentina, en lugar de depender de las autoridades, algunos grupos han bloqueado las carreteras que conducen a sus pueblos, dijo Relmu Ñamku, una líder mapuche.
En la provincia colombiana de Narino, que limita con Ecuador, los miembros de la comunidad indígena pasto hacen cumplir estrictamente las reglas de cuarentena y usan el castigo corporal para las personas que las rompen, dijo Pablo Taimal, un líder comunitario.
En Estados Unidos, unas 3 mil 122 personas han caído enfermas en la comunidad navajo y 100 han muerto de los 350 mil residentes de esta reserva convertida en uno de los lugares donde el virus ha pegado más fuerte en el país, según informó el diario The Washington Post. Myron Lizer, vicepresidente de los navajo, se quejó del retraso de un mes de la ayuda federal, la cual de haber llegado antes hubiera evitado muchas muertes.
América Latina tiene casi 21 mil muertes y 375 mil 280 contagios.
El presidente estadunidense, Donald Trump, dijo que evalúa limitar por el momento su contacto con el vicepresidente Mike Pence.
La Casa Blanca ordenó a todo su personal el uso de mascarilla.
El filósofo Noam Chomsky dijo que Trump es culpable de las miles de muertes de coronavirus en Estados Unidos, al haber utilizado la pandemia con fines electorales y beneficiar a grandes empresas.
Chomsky afirmó a The Guardian que Trump estaba apuñalando por la espalda a los estadunidenses promedio mientras pretendía promocionarse como el salvador del país durante la peor crisis sanitaria en al menos un siglo.
Afirmó que Trump, quien busca la relección este año, recortó el financiamiento para los sistemas de salud e investigación de enfermedades infecciosas a favor de las corporaciones.
Eso es algo que Trump ha estado haciendo cada año durante su mandato: recortar cada vez más, y su plan es asegurarse que la población sea tan vulnerable como se pueda, y que sufra lo más posible, pero por supuesto incrementando las ganancias de las corporaciones.
Cuestionado sobre si consideraba a Trump culpable de las muertes de estadunidenses dijo: Sí, pero es mucho peor que eso, porque lo mismo es cierto internacionalmente. Para tratar de encubrir sus ataques criminales contra los estadunidenses, todo este tiempo se ha agitado para tratar de encontrar chivos expiatorios.
Estados Unidos superó las 80 mil muertes y un millón 339 mil 819 contagios, según Afp.
Trump finalizó abruptamente una conferencia de prensa sobre las pruebas de coronavirus luego de que la reportera de origen asiático de CBS, Weijia Jiang, le peguntó sobre por qué su punto de vista sobre la pandemia de Covid-19 parecía una carrera global sobre número de muertes y la distribución de pruebas. No respondió y le sugirió preguntar lo mismo a China.