domingo, 28 de febrero de 2021

AMLO planteará a Biden legalizar el flujo a EU de trabajadores mexicanos.

Evoca en Zacatecas el programa bracero
▲ El Presidente inauguró en Jerez un cuartel de la Guardia Nacional.Foto Presidencia
Arturo Cano  Enviado
Periódico La Jornada  Domingo 28 de febrero de 2021, p. 4
Zacatecas, Zac., En un estado donde ya no crece la población de 20 de sus 58 municipios, en la entidad de los pueblos fantasma y las escuelas vacías, el presidente Andrés Manuel López Obrador evocó el Programa Bracero, gracias al cual entre 1942 y 1964 miles de trabajadores mexicanos fueron a trabajar a los campos de Estados Unidos.
Lo hizo para argumentar un punto: el lunes, en la videollamada con su homólogo estadunidense Joe Biden planteará el tema migratorio en este tono: es, a ver, ustedes van a necesitar para crecer, para producir, trabajadores mexicanos y centroamericanos, vamos ordenando mejor el flujo migratorio, legalizándolo para darle garantía a los trabajadores, que no arriesguen su vida, que se protegen los derechos humanos.
Al evocar el Programa Bracero –que mantiene aún deudas con sobrevivientes y familiares–, el Presidente aseguró que “ahora es algo parecido… si no tiene mano de obra mexicana, ¿cómo se garantiza el incremento de la producción de Estados Unidos”.
El lunes sabremos si hay alguna novedad en el planteamiento presidencial, más allá de la migración segura y ordenada que está en la agenda binacional hace muchos ayeres.
Por lo pronto, el presidente siguió en su gira de tres días por Zacatecas donde, además de evaluar avances de sus programas estelares, lanzó repetidos elogios a los migrantes héroes, dijo, que el año pasado mandaron más de 40 mil millones de dólares, que mantienen a 10 millones de familias que reciben 350 dólares mensuales en promedio y son ya el primer ingreso del país.
El Presidente no tiene idea de la cantidad de hogares que reciben remesas: son 1.6 millones de hogares, y el mandatario dice reiteradamente que son 8 millones de hogares, eso es un error enorme, dice el doctor Rodolfo García Zamora, experto en temas migratorios y zacatecano, a quien le parece inaudito que nadie, en la cancillería ni en la Secretaría de Economía ni en ningún lado le haga ver ese gran error.
García Zamora, que ha estudiado por décadas las sinuosas líneas entre migración económica y desarrollo, no minimiza el aporte de las remesas: a Zacatecas llegan mil 200 millones de dólares anuales, equivalentes a 45 por ciento del presupuesto del estado, que benefician a 15 por ciento de los hogares de la entidad.
El Presidente adelantó la propuesta que le hará a Biden en un evento en el cual también evaluó el programa de precios de garantía. Ignacio Ovalle, director de Segalmex (Seguridad Alimentaria Mexicana), expuso de manera didáctica los avances y logros: cuánto se ha acopiado de maíz, frijol, leche, y cuántos agricultores han resultado beneficiados.
Ovalle presumió que el organismo que dirige se mudó a Zacatecas, cumpliendo la promesa descentralizadora del presidente López Obrador (no se mira que los titulares de otras dependencias tengan el mismo afán).
El veterano funcionario (tiene 75 años y el Presidente le llama familiarmente Nacho) dijo que este año aspiran a tener 514 centros de acopio (bodegas de todos los tamaños), aunque detendrán labores durante la época electoral: es un programa muy limpio y no queremos que se vea manchado.
Ni todo al mercado ni todo al Estado, equilibrio. Una falla del modelo neoliberal consistió en pensar que podían diluir al Estado y dejar todo al mercado, dijo en su turno López Obrador.
Tras evaluar el programa de precios de garantía, en el municipio de Morelos, el Presidente se dirigió a Fresnillo, la tierra de su acompañante en esta gira, el senador Ricardo Monreal. En varios actos de esta gira, el mandatario fue pródigo en elogios al zacatecano.
Hace unos días, el gobernador Alejandro Tello clamó ayuda del gobierno federal para enfrentar a la delincuencia.
Ya competimos con Guanajuato, dijo un colega local, en referencia a la epidemia de homicidios que provoca la guerra de Jalisco contra Sinaloa.
Nuestro estado vive una situación muy compleja, soltó el eufemismo el gobernador Tello, al admitir, de nuevo, que su gobierno carece de fuerza para enfrentar a las bandas criminales. Se asentaron en Fresnillo, dijo, frente al fresnillense Monreal.
Estoy muy consciente de que Zacatecas está pasando una mala temporada, por eso vine, dijo López Obrador.
El gobernador Tello vivirá ya poco de esa mala temporada porque se va en seis meses. Y su remplazante será, a menos que una catástrofe suceda, David Monreal, seguro candidato de Morena a la gubernatura y hermano del invitado de honor a esta gira.
La última esperanza
La pandemia ha impuesto nuevas reglas a las giras presidenciales. Es un tanto extraño no ver a López Obrador de paseíllo hacia el micrófono, rodeado de manos que quieren tocarlo o entregarle un pedazo de papel, la última esperanza del de abajo en un país presidencialista.
Las hijas de Hilario Ortiz García, un carnicero jerezano secuestrado hace unos meses, por ejemplo, se plantaron a esperar al presidente en Jerez de García Salinas (nadie menciona a este personaje porque para todos los oradores es la tierra del poeta López Velarde).
Una de ellas subió a una camioneta de Presidencia. Nos dijeron que podríamos hablar con él, dijo otra hermana, bebé en brazos y cartulina de súplica en mano.
La gente quedó afuera y el evento, como los demás, se realizó sólo con la presencia de funcionarios de alto nivel, personal de seguridad, reporteros y, en este caso, varias decenas de los mil 500 elementos que la Guardia Nacional tiene en Zacatecas.
López Obrador prometió enviar más elementos, incluyendo soldados y marinos.

Biden y la reforma migratoria
Jorge Durand
Por enésima vez se va a presentar ante el Congreso de Estados Unidos una propuesta de ley para los dreamers, los jóvenes migrantes indocumentados, menores de 18 años, que llegaron con sus padres a Estados Unidos y se educaron en las escuelas, se enrolaron en el ejército o trabajan en actividades esenciales como la salud.
El argumento fundamental en su defensa es que ellos no cometieron un delito o una falta administrativa al entrar como indocumentados, los culpables fueron sus padres. Por otra parte, se reconoce su proceso de inserción en la sociedad, principalmente por su escolarización y por ser activos importantes para la economía estadunidense. Además cuentan con el apoyo de la mayoría de la población.
Los dreamers fueron una de las herencias de Barack Obama, que hizo el programa llamado Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que les concedía un estatus de protección temporal y que fue blanco de las iras y furias de Donald Trump, que lo quiso eliminar. Pero también fue rechazado por numerosos estados , encabezados por Texas, que incluso interpusieron demandas judiciales.
Son aproximadamente unos 3 millones de personas, que llegaron de jóvenes y niños a Estados Unidos, pero se estima que poco más de la mitad, 1.7 millones, podrían entrar bajo el paraguas de DACA, la disposición de Obama que les dio protección. En estos casos será esencial contar con credenciales educativas y tendrán especial consideración para los que se enrolaron en el ejército y los cerca de 75 mil que trabajan en el sistema de salud.
Muy posiblemente la propuesta de ley de 2021 sobre los dreamers sea lo primero que pueda lograrse del paquete general de reformas migratorias que propone el presidente Biden.
Una situación parecida a los dreamers es la de los migrantes con estatus temporal protegido (TPS por sus siglas en inglés), unos 320 mil, principalmente centroamericanos, haitianos y de algunas naciones africanas. La mayoría de ellos lleva más de 10 años en Estados Unidos y tienen que renovar cada cierto tiempo su estatus. También fueron amenazados por Trump y ahora pueden verse beneficiados con visas de residentes, que luego les den acceso a la nacionalidad estadunidense.
Por otra parte, el plan reformador de Joe Biden contempla recompensar a los trabajadores agrícolas que fueron considerados como esenciales durante la pandemia y que se rifaron por el país a pesar de ser los peor pagados. Una desbandada de trabajadores agrícolas habría sido catastrófica para Estados Unidos.
Se estima que trabajan en el campo 2.4 millones de trabajadores y que de este grupo podría ser beneficiarios 1.1 millones, de los cuales 85 por ciento o más, serían mexicanos. Este aspecto ciertamente es innovador, aunque hay que reconocer que en la reforma de 1986 (IRCA) también fueron contemplados. La agricultura depende de la mano de obra migrante, así fue diseñada desde hace décadas, y propiamente no hay nativos que trabajen en las piscas. El problema radica en que si se les otorga visa de residente, a lo cual tienen derecho y se lo han ganado a pulso, lo más seguro es que abandonen la agricultura. Se dice que se enfrentan a la disyuntiva del trabajo bajo un sol abrazador o el trabajo con aire acondicionado en un hotel, restaurante o comercio. Es decir, se crearía un desajuste en el mercado de trabajo agrícola que tendría que cubrirse con nuevos trabajadores indocumentados. Un círculo vicioso difícil de solucionar.
Finalmente, otro grupo importante que queda pendiente de regularizar son los migrantes irregulares que tienen parientes que son ciudadanos o residentes legales y que tendrían derecho a la regularización por la vía familiar. Son, por ejemplo, muchos de los padres de los dreamers o dacas o el par de millones de padres de familia que tienen hijos estadunidenses y que no tiene derecho a legalizar a sus padres hasta que cumplan los 21 años de edad. También hay cientos de miles de migrantes que tienen un estatus especial por tener empleadores o familiares que responden por ellos.
La política de postergar indefinidamente la toma de decisiones en los casos de migración, ha creado un problema mayúsculo que debe ser afrontado. Fue precisamente Trump el que demostró, de manera fehaciente, que no es posible deportar a 11 millones de indocumentados. En su gestión sólo deportó a 584 mil personas. Más aún cuando se necesitan de trabajadores para la recuperación económica de la nación.
Los números son estimaciones de Instituto de Política Migratoria (MPI), pero a la hora de la hacer los trámites, los que cuentan son los casos personales, el haber pagado impuestos y tener un récord limpio con la policía y la justicia. Cualquier error o imprudencia puede manchar un historial y la burocracia de eso se encarga, de detectarlos.
Como quiera, la regularización de tres, cuatro o cinco, siendo optimistas, sería de gran beneficio, no sólo personal, sino para la completa inserción de la comunidad mexicana radicada en Estados Unidos. Muchos de ellos podrán volver a México, después de muchos años en que habían quedado entrampados por su estatus irregular.