sábado, 6 de marzo de 2021

México SA

Seiscientas mil viviendas abandonadas // Fox+Calderón+inmobiliarias=atraco
Carlos Fernández-Vega
▲ Miles de viviendas en el país se encuentran abandonadas por la falta servicios públicos y la inseguridad. Imagen de un fraccionamiento en Tarímbaro, Michoacán.Foto La Jornada
Es inagotable el inventario de corrupción en los sexenios neoliberales. Durante la presente administración se han documentado todo tipo de chanchullos y cualquier cantidad de saqueos en contra de la nación (con cargo directo al bienestar de los mexicanos) que involucran –insaciables, impunes y tomados de la mano– a funcionarios y empresarios; los asaltos se registran en prácticamente toda la actividad productiva, y donde se apriete sale pus.
Entre los casos más reciente destaca la denuncia presidencial: 600 mil departamentos (de interés social) abandonados como resultado de prácticas corruptas, por lo que es necesario “poner punto final a la fiebre de la construcción del periodo neoliberal, en la cual las empresas se dedicaron a hacer negocios y saqueos con el apoyo de funcionarios. El mecanismo se caracterizaba por la compra de hectáreas a bajo precio, la construcción de huevitos habitacionales, incluso de 30 metros cuadrados, en zonas apartadas, de alto riesgo y sin servicios. Basta al periodo de saqueo que se registró en el Instituto del Fondo Nacional de Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), de corrupción en constructoras, inmobiliarias, políticos”.
El mandatario detalló que en los sexenios neoliberales se construían unidades habitacionales sólo con el propósito de lucro, de beneficiar a gente cercana al gobierno, a familiares de funcionarios públicos sin importarles la carencia de los servicios más elementales. Por ejemplo, en el estado de México los llamados vivienderos “conseguían los terrenos, los compraban a bajo precio, por hectárea, y luego los vendían, por metro cuadrado… Querían que trabajadores de la ciudad se fueran allá a vivir, cuando éstos lamentablemente a veces tardan dos, tres horas para llegar a su centro laboral en la Ciudad de México. Muchos de esos departamentos no fueron ocupados por lo mismo”. Por si fuera poco, el coyotaje de abogados que compraban, o despachos que compraban supuestamente las carteras vencidas y desalojaban a los trabajadores de sus departamentos. Pero todo eso ya se detuvo, no hay desalojos y tenemos programas para que la gente vaya regularizando su situación económica.
Justo un año atrás el director general del Infonavit, Carlos Martínez Velázquez, denunció que “gran parte de los problemas de viviendas abandonadas y en malas condiciones en el país se generaron porque en administraciones pasadas, principalmente entre los años 2000 y 2010 –durante los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, con un empleado del Grupo Financiero Bancomer, Víctor Manuel Borrás Setién, al frente del Instituto del Fondo Nacional de Vivienda para los Trabajadores– los objetivos fueron colocar el mayor número de créditos sin importar la calidad de las viviendas; en dicho periodo se aprobaron desarrollos en sitios que eran lagunas o que carecían de servicios básicos como energía eléctrica, drenaje o agua potable suficiente”.
Y desde entonces, el diagnóstico del Infonavit resultaba aterrador: casi medio millón de casas abandonadas (480 mil; podría haber más) que no se pueden rescatar, ya que hacerlo sería actualmente un delito por poner en riesgo a quienes las habitarían. De las 650 mil propiedades adquiridas con crédito del Infonavit que se calcula están abandonadas 170 mil son factibles de recuperación. Antes tenías un modelo expansivo de vivienda, donde el Infonavit llegaba a colocar hasta medio millón de créditos hipotecarios al año. Las vivienderas mayormente beneficiadas (y responsables del abandono de departamentos de interés social) fueron Homex, Geoy Urbi, las cuales, una vez concluido el periodo panista, tronaron y pidieron ser rescatadas.
Pues bien, en la mañanera del jueves Martínez Velázquez actualizó el padrón de viviendas abandonadas: 600 mil (25 por ciento más que las estimadas en 2020) en todo el país, cuyo terreno conjunto equivale, según sus propios cálculos, a toda el área de la zona metropolitana de Puebla.
Y sigue la mata dando.
Las rebanadas del pastel
Qué raro: Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad nunca denunció el fraude fiscal presuntamente cometido por los Claudios (González Laporte y González Guajardo), es decir, por los padrinos y fundadores de esa misma organización. ¿Por qué será?
cfvmexico_sa@hotmail.com

El patriarcado
Miguel Concha
En el marco del próximo 8 marzo, Día Internacional de la Mujer, y a que en los medios de comunicación han resonado en los últimos días palabras como el sistema patriarcal o las prácticas patriarcales, entre muchas otras derivaciones de lo que se conoce como patriarcado, me parece importante reflexionar hoy sobre el significado de tal concepto en la antropología social y problematizar algunas de las implicaciones que tienen esas palabras y ese sistema en la vida de las personas, del que las mujeres son el centro.
Compartiré algunas nociones que nos permitan contribuir a la reflexión y comprensión del mismo. De conformidad con la literatura sobre el tema, el patriarcado es una estructura social y económica sin un origen aparentemente comprobable. Algunas teóricas, como Silvia Federici, consideran que el nacimiento del patriarcado surge en conjunto con la construcción del capitalismo, como sistemas entrelazados para su subsistencia. Propone que el capitalismo se sostiene a través de la división sexual del trabajo, marcada por el género y el sexo y que históricamente se ha sostenido mediante el trabajo doméstico o el de cuidados.
En el mismo sentido, y desde otras geografías, algunas feministas comunitarias, como Lorena Cabnal, sugieren que existe un patriarcado ancestral estructural originario de opresión contra mujeres aborígenes e indígenas. Este sistema busca establecer la base de su opresión en la heteronormatividad existente en las formas de organización social antiguas, que se reforzaría a partir de la occidentalización de la vida. Es decir, que con el proceso colonizador hubo una refuncionalización del patriarcado como terreno fértil para la implantación de sistemas de poder entrelazados, como la raza/etnia, la clase social y con ello la variable de género.
Toca ahora exponer algunos elementos que conforman a este sistema, con el objetivo de ampliar el análisis. En el libro La creación del patriarcado (1986), Gerda Lerner explora algunas de las bases que conforman la estructura del patriarcado, a saber: 1. Las relaciones sociales de parentesco, 2. La heterosexualidad obligatoria,3. El establecimiento de un contrato social, 4. La apropiación, 5. El control de la capacidad reproductiva y 6. El control sobre la fuerza de trabajo de la mujer.
A lo anterior hay que añadir que ciertas instituciones, como el modelo de familia hegemónica y el Estado-nación, perpetúan y refuerzan la idea de dominación universal de lo masculino frente a lo femenino. En este tenor, Alda Facio agrega que las instituciones de la sociedad política y civil forman parte del sistema patriarcal, ya que a través de los roles sociales y genéricos en los órdenes social, económico, religioso, cultural y político mantienen dicha estructura.
Es importante señalar que los roles sociales para cada género se establecen conforme a la asignación de los hombres en el ámbito público, y las mujeres en el ámbito privado. Por lo que la división de las esferas pública y privada han contribuido a la adscripción social e histórica de las personas conforme a su sexo biológico, mediante la adopción de comportamientos y actitudes determinados socialmente para cada sexo y género.
Si bien no hay una definición universal sobre el patriarcado, podríamos concluir que tiene como elementos mínimos y comunes los siguientes: 1. Su carácter histórico; es decir, que no tiene un origen natural o dado per se, sino que se ha consolidado a través de la conformación de las sociedades a lo largo del tiempo, 2. Que se construye mediante la dominación de lo masculino con respecto a lo femenino y 3. Que se perpetúa a través de la jerarquía de poder en las relaciones sociales, donde la parte opresora está constituida por la heterosexualidad obligatoria, la división sexual y la posesión de los recursos humanos, naturales y materiales.
A modo de conclusión, el patriarcado podría definirse como un sistema instaurado individual y colectivamente por los varones para oprimir a las mujeres, mediante el uso de la violencia y la apropiación de su fuerza productiva y reproductiva, basado en relaciones sociales sexo-políticas que conforman instituciones públicas y privadas interseccionadas principalmente por la clase social, el género y la raza/etnia.
Las nociones aquí vertidas son tan sólo un breve resumen sobre lo que comprende y significa el patriarcado en la literatura, y sobre algunas repercusiones que ejerce en la vida de las personas. Habrá sin embargo que continuar construyendo teoría que contribuya a comprender y explicar las consecuencias de este sistema en la diversidad de realidades existentes, a través de un diálogo respetuoso y diverso entre todas y todos. Habrá que seguir haciendo ejercicios críticos y autocríticos para que desde nuestras diferentes posiciones, espacios, vulnerabilidades y privilegios, construyamos desde lo individual y desde lo colectivo condiciones para un mundo más justo e igualitario para todas las personas.