Martes 6 de septiembre de 2022, p. 25
Washington. Una jueza federal accedió ayer a la petición del ex presidente Donald Trump de designar un auxiliar especial de la corte para revisar los documentos incautados por la Oficina Federal de Invetsigación (FBI) en su casa de Florida, y también impidió temporalmente que el Departamento de Justicia haga uso de los expedientes con fines de investigación.
La decisión de la jueza Aileen Cannon autoriza que un auxiliar judicial externo revise los documentos incautados durante el allanamiento del 8 de agosto y eliminar del resto de la pesquisa cualquiera que pueda estar protegido por el privilegio abogado-cliente o el privilegio ejecutivo. Algunos de esos archivos podrían finalmente ser devueltos a Trump, pero la administradora de justicia pospuso un fallo sobre esa cuestión.
Cannon emitió la orden pese a las objeciones del Departamento de Justicia, que argumentó que no era necesario un auxiliar especial, en parte porque los funcionarios ya habían completado su revisión de documentos potencialmente protegidos por privilegios. El departamento señaló que revisaría la decisión.
Se alentará la pesquisa
La orden seguramente alentará el ritmo de la indagatoria del departamento sobre la presencia de información ultrasecreta en Mar-a-Lago, dada la directriz de la jueza de que el Departamento de Justicia no puede usar de momento ninguno de los materiales incautados como parte de su investigación sobre el almacenamiento de secretos gubernamentales en la propiedad de Florida. Esa orden judicial seguirá en vigor hasta que el auxiliar judicial, que aún no ha sido nombrado, complete su trabajo o hasta que se emita una orden judicial posterior.
La Corte es consciente de que las restricciones en los procesos penales no son favorables, pero considera que estas circunstancias sin precedente requieren una breve pausa para permitir una revisión neutral de terceros a fin de garantizar un proceso justo con las garantías adecuadas, escribió Cannon, quien fue nombrada por Trump.
No queda claro si la decisión tendrá un efecto significativo en las decisiones de investigación o acusación a largo plazo o en el resultado final de la pesquisa. Según la orden de la jueza, continuará una evaluación separada de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos sobre el riesgo que representa el aparente mal manejo de los documentos clasificados.
Los territorios de vida: construyendo el poder social
Víctor M. Toledo
En nuestras dos últimas entregas, en las que hicimos una síntesis del extraordinario libro de Peter Phillips, Megacapitalistas, quedó claramente demostrado que hoy la humanidad se encuentra bajo el dominio de un imperio corporativo de escala global, ante una descomunal máquina infernal cuyo poderío parece imbatible. En esos ensayos también se hizo evidente que es el capitalismo corporativo el causante final de las dos crisis supremas que hoy padece la especie humana (injusticia social e injusticia ambiental), cuya combinación conduce a una catástrofe. Esta vez reflexionamos sobre la única manera que percibimos permitirá enfrentar y remontar esa situación de crisis extrema. Si la máquina infernal opera a escala global, la única manera de enfrentarla es en el terreno de lo específico, lo puntual, lo local, ahí donde tienen lugar los llamados conflictos socioambientales (sólo en México hemos registrado más de 500). Se trata no sólo de resisistir y vencer, sino de pasar a la ofensiva, a la acción creadora, creando espacios que se erijan por fuera de esa maquinaria de muerte. Se trata de crear un (contra)poder que está latente, que duerme en la Tierra. Es el poder social, popular o ciudadano que hoy está surgiendo y multiplicándose lenta y silenciosamente y que es necesario hacerlo visible a los ojos de todos.
La idea no es novedosa. Ha surgido en los medios académicos alternativos, entre los pensadores críticos, e incluso en algunos foros internacionales bajo diferentes términos y desde diversas conceptualizaciones. La idea de construir territorios de vida la impulsan organizaciones internacionales como Local Futures (https://www.localfutures.org/) o Transition Towns (https://www.iccaconsortium.org/index.php/es/inicio/) sin darle ese nombre, y de alguna manera el movimiento agroecológico mundial encabezado por Vía Campesina lo proyecta en sus planes emancipadores. Sin embargo, es el llamado Consorcio TICCA el que la ha formulado con detalle como el objetivo central de sus iniciativas (https://www.iccaconsortium.org/index.php/es/inicio/). El Consorcio TICCA, fundado en 2010, agrupa organizaciones y federaciones indígenas de 80 países, además de un consejo internacional de asesores dedicados a apoyar procesos de gobernanza, gestión y conservación de territorios por pueblos indígenas y comunidades locales. Esta iniciativa surge de la demostración reciente de que los pueblos indígenas poseen territorios equivalentes a entre 25 y 33 por ciento de la superficie terrestre.
Como contrapoder social, los territorios de vida se construyen poniendo en práctica criterios y valores antitéticos a los de la globalización perversa, tales como autogobernanza, autogestión, autodefensa, comunalidad, diversidad productiva, prácticas ecológicas, uso de energías renovables y locales, ecotecnologías, mercados orgánicos, comercio justo, reivindicación y participación plena de las mujeres, educación popular, comunicación democrática, etcétera.
En México, por su larga tradición histórica representada por la civilización mesoamericana y la reindianización y recampesinización fruto de la revolución agraria del siglo XX, existe una miríada de procesos, proyectos e iniciativas locales y regionales que constituyen potenciales territorios de vida. Es este el caso de los caracoles neozapatistas de Chiapas, de los municipios autogestionados de Guerrero (Ayutla de los Libres) y Michoacán (Nuevo San Juan, Cherán y otra docena de comunidades que siguen sus pasos) y de las comunidades de la Sierra Norte de Oaxaca (Ixtlán, Calpulalpan, Pueblos Mancomunados). En Puebla, existen tres poderosos procesos emancipadores: en la Sierra Norte, donde la cooperativa Tosepan Titataniske tras 42 años maneja y defiende heroicamente su territorio (agrupa a 37 mil familias), y lucha junto a 252 comunidades que han celebrado 32 aguerridas asambleas regionales; en la zona seca de la Mixteca con el exitoso proyecto de Agua para Siempre, y en el resto del estado con la aparición del Parlamento Comunitario de los Derechos de la Naturaleza que agrupa a 68 organizaciones rurales y urbanas y que busca una nueva sociedad con urdimbre y tejido social. Otros potenciales procesos se encuentran en Yucatán con las cooperativas forestales, de chicleros y de apicultores, y especialmente con la Junta Intermunicipal del Puuc, alianza de cinco municipios mayas que han creado la primera Reserva Biocultural (135 mil hectáreas) del país más otros muchos proyectos. La lista sigue, en la medida en que brotan resistencias locales contra los proyectos depredadores de mineras, petroleras, eólicas, ganaderas, agrícolas, carreteras, turísticas, de empresas y corporaciones ejecutoras de la globalización. Bien valdría la pena iniciar la puntualización de esta idea, que sirva para movilizar, conectar y darle forma a redes o constelaciones que vayan ensanchando islas de esperanza en un mar saturado de turbulencias.