▲ La central eléctrica de carbón de Emile-Huchet, ubicada en Saint-Avold, Francia, alista el reinicio de operaciones.Foto Afp
Reuters y Afp Periódico La Jornada
Jueves 15 de septiembre de 2022, p. 24
Washington. Un duro invierno podría provocar disturbios sociales en Europa, donde la invasión a Ucrania de Rusia ya ha provocado consecuencias económicas horribles y está avivando el temor a la recesión, declaró este miércoles la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.
Ciertamente existe el temor a la recesión en algunos países o, incluso si no es recesión, que se sienta como tal este invierno.
Georgieva explicó: Si la madre naturaleza decide no cooperar y el invierno es realmente duro, eso podría provocar cierto malestar social.
Aconsejó que el Banco Central Europeo debe equilibrar su lucha contra la inflación, sin dejar de ser consciente de la necesidad de mantener la economía en marcha.
Proyecto de reforma al mercado de electricidad
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó una ambiciosa iniciativa para reformar el mercado europeo de electricidad para hacer frente a la crisis energética que sacude al bloque y frenar las fuertes alzas en los precios al consumidor.
El diseño actual del mercado de la electricidad ya no hace justicia a los consumidores, que deberían aprovechar los beneficios de la energía renovable de bajo costo, aseguró Von der Leyen ante el Parlamento Europeo. Por lo tanto, es necesario desvincular los precios de la electricidad de la influencia dominante del gas.
Defendió la adopción de un tope a los enormes beneficios registrados por las generadoras de energía con bajo costo.
En nuestra economía social de mercado, los beneficios son buenos, pero en estos tiempos es equivocado tener ganancias extraordinarias beneficiándose de la guerra (...) En estos tiempos, los beneficios deben ser repartidos y canalizados a quienes más lo necesitan.
De acuerdo con la funcionaria, la adopción de un tope a los beneficios de las empresas generadoras de electricidad a bajo costo permitirá recaudar 140 mil millones de euros, que se podrán usar para redistribuirlos a hogares y empresas vulnerables.
Los ministros europeos de Energía pidieron la semana pasada a la Comisión Europea presentar un plan para contener la crisis energética. El 30 de septiembre se volverán a reunir para examinar las propuestas y adoptar medidas antes de la llegada del invierno.
Von der Leyen también anunció la creación de un banco público dedicado al hidrógeno, con inversiones de 3 mil millones de euros y una iniciativa para acumular reservas estratégicas de materias primas críticas para su industria, en particular tierras raras y litio.
En tanto, la primera ministra de Francia, Elisabeth Borne, adelantó que el gobierno limitará el aumento previsible de los precios del gas natural y la electricidad en un máximo de 15 por ciento a partir del año que viene, con topes que se aplicarán a los consumidores domésticos y a las pequeñas empresas. Señaló que el costo de la electricidad en la Unión Europea en 2023 será 10 veces más cara que en 2021, y el precio del gas será cinco veces más alto que hace dos años.
Por su parte, Dinamarca mostró un plan por valor equivalente de 6 mil millones de euros para limitar las facturas de gas, electricidad y calefacción para ayudar a los hogares tras un aumento de cinco veces en los precios de la energía.
México SA
Carlos Fernández-Vega
▲ Enrique Peña Nieto, ya con la banda presidencial tras la toma de protesta como mandatario, se despide de Felipe Calderón durante la sesión del Congreso en la Cámara de Diputados el primero de diciembre de 2012.Foto Francisco Olvera
Vergüenza debería dar a panistas, priístas, cúpula empresarial, jilgueros y demás fauna perniciosa por las histéricas declaraciones públicas que han hecho en torno al voluminoso costo financiero (intereses, alrededor de 98 por ciento) de la deuda pública que deberá cubrir el gobierno federal en 2023. Cierto: es una cantidad brutal, alrededor de un billón de pesos, que sin duda representa un fardo para las finanzas públicas (que aumenta por el constante avance de las tasas de interés), pero la mayor parte de ese monto (80-85 por ciento) corresponde al débito contratado por los gobiernos neoliberales.
Pero la repentina cuan aparente pérdida de memoria y los crecientes decibeles de dicha fauna pretenden evadir su responsabilidad en todo este sucio merengue, toda vez que sólo en los últimos tres gobiernos neoliberales (Fox, Calderón y Peña Nieto, especialmente el michoacano y el mexiquense) la deuda pública se incrementó en alrededor de 500 por ciento (sin efecto positivo en el crecimiento económico y el desarrollo social), amén de que fue práctica común de esa tercia endeudar al país hasta la médula para pagar intereses del propio débito, rescatar y subsidiar al gran capital privado, o ambos, mientras con toda frescura trasladaron el costo a los mexicanos.
Los gobiernos, priístas y panistas aseguraban que el brutal endeudamiento por ellos estimulado no afecta a las finanzas públicas, porque su nivel es razonable (¿lo es 500 por ciento de incremento?), pero ahora tienen la cara dura de reclamar airadamente por el insostenible e irresponsable endeudamiento … de la actual administración federal y, desde luego, los intereses de usura que cobran los acreedores.
Pero, como dice alguien, texto sin contexto no sirve. Por ello, y para dar idea de qué magnitud fue el mencionado nivel razonable, cabe recordar que con ese grupo en Los Pinos los mexicanos recién nacidos ya no llegaban con torta bajo el brazo, pero sí con un pagaré por su parte proporcional del débito público que le endosaron por cortesía de los gobiernos neoliberales.
Cuando Martita y Vicente Fox se instalaron en la residencia oficial, cada mexicano (101 millones en ese entonces, y la mayoría ni siquiera estaba enterada) debía 10 mil 200 pesos (herencia de Ernesto Zedillo); seis años después, ya con 108 millones de habitantes, cada uno de ellos adeudaba 29 mil pesos por el incremento del débito público.
Con ese volumen poblacional y esa proporción de débito per cápita arribó Borolas (durante su campaña electoral de 2006 sus pregoneros aseguraban que “¡Felipe Calderón te dirá cómo! … México crecerá sin deudas”) solo para asfixiar a los mexicanos, pues de 29 mil pesos al cierre del sexenio foxista, en 2012 (con 117 millones de habitantes) cada uno de ellos ya adeudaba alrededor de 51 mil pesos.
En Los Pinos se instaló Enrique Peña Nieto y con él la deuda por habitante pasó de 51 mil pesos el primero de diciembre de 2012 (herencia de Calderón) a cerca de 83 mil pesos el 30 de noviembre de 2018 (por cierto, es necesario subrayar que lo anterior solo es por deuda pública federal, porque la estatal y la municipal se cocinan aparte).
En esos tres sexenios neoliberales la economía creció a un ritmo anual promedio de 2 y piquito por ciento, mientras la deuda pública aumentó a un ritmo cercano a 28 por ciento también como promedio anual. La diferencia entre el primer resultado y el segundo fue de catorce tantos, y ese balance es el que los amantes del libre mercado heredaron al gobierno actual, al que ahora acusan, histérica y propagandísticamente, de utilizar muchos recursos públicos para pagar los intereses de la deuda que ellos acumularon y le endosaron.
Olvidadizos, pues, pero no tan pendejos, porque sistemáticamente los histéricos gritones de hoy fingen demencia con el tema del Fobaproa, es decir, la espeluznante deuda privada que desde hace 25 años, y contando, se paga con recursos públicos. En ese lapso de las arcas nacionales ha salido poco más de un billón de pesos para cubrir parte del adeudo que priístas y panistas (con Borolas a la cabeza) endilgaron a los mexicanos, y aún falta por cubrir una cantidad similar, mientras los bancos y sus dueños gozan de un doble paraíso: permanecen intocados y registran utilidades de ensueño (para no ir más lejos, 130 mil millones de pesos, limpios de polvo y paja, sólo de enero a junio del presente año, monto 36 por ciento superior al obtenido en igual periodo de 2021).
Las rebanadas del pastel
Felices fiestas patrias. ¡Viva México!
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