jueves, 26 de enero de 2023

EU y Alemania confirman el envío a Ucrania de sus tanques pesados.

Zelensky exige aviones de combate y misiles de largo alcance
El canciller federal Scholz descarta mandar tropas terrestres
▲ Esta combinación de imágenes de archivo muestra arriba: un tanque Challenger británico y un francés Leclerc. Abajo: de Polonia, un Leopard, de fabricación alemana, y un Abrams estadunidense.Foto Afp
Ap, Afp, Dpa, Sputnik, The Independent y Europa Press
Periódico La Jornada  Jueves 26 de enero de 2023, p. 24
Washington. Estados Unidos y Alemania anunciaron ayer que enviarán tanques pesados a Ucrania, que a su vez exigió a Occidente misiles de largo alcance y aviones de combate para derrotar a Rusia.
Sumando todos los tanques que los países europeos quieren enviar, Kiev tiene la promesa de recibir unos 90 tanques Leopard, de fabricación alemana, además de 31 Abrams estadunidenses.
Los Abrams, Leopard y Challenger, éstos suministrados por los británicos, no harán, por sí solos, que Ucrania gane la guerra, pero tendrán gran impacto en el campo de batalla y aumentarán la escala y la letalidad del combate, escribió Kim Sengupta en el diario The Independent.
El presidente estadunidense, Joe Biden, prometió 31 tanques Abrams, uno de los vehículos más poderosos de su ejército, desistiendo de los argumentos que presentó durante meses de que la operación y el mantenimiento de los tanques eran demasiado complicados para las fuerzas ucranias.
Especificó que, a diferencia de los Leopard, son muy complejos de operar y mantener, por lo que entregaremos a Ucrania las refacciones y el equipo necesarios para usarlos en el campo de batalla, pero advirtió que tomará tiempo que los tanques lleguen a su destino.
Aunque Occidente ya envió a Ucrania desde artillería hasta sistemas de defensa antimisiles Patriot, los tanques llevan a un nuevo nivel el combate a las fuerzas rusas. Biden afirmó que esto no debe verse como una escalada en el conflicto, sino como un esfuerzo por ayudar a Ucrania a defenderse.
La decisión se tomó poco después de que Alemania aceptó enviar 14 tanques Leopard 2 A6 de su propio arsenal. Berlín había dicho que no los enviaría, a menos que Wa-shington pusiera a disposición los Abrams, ya que no quería provocar la ira de Moscú sin que Estados Unidos comprometiera de forma similar sus propios tanques.
Así que horas antes del anuncio de Biden, el canciller federal alemán, Olaf Scholz, defendió la decisión de su gobierno y trazó líneas rojas de cara a un mayor apoyo militar.
Scholz anunció oficialmente que Ucrania recibirá 14 carros de combate Leopard 2 de las existencias de la Bundeswehr (fuerzas armadas).
Los primeros tanques procedentes de Alemania podrían estar en Ucrania en unos tres meses, indicó el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius. El paquete de apoyo también incluye formación, logística y munición. Alemania prevé iniciar la formación de soldados ucranios con los Leopard en los próximos días.
Scholz señaló en el Bundestag (cámara baja del Parlamento) que al prestar apoyo militar a Ucrania, Alemania actúa de acuerdo con el principio de hacer posible lo necesario y evitar al mismo tiempo una escalada hacia un enfrentamiento entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia.
Seguiremos observando este principio, señaló el canciller.
Scholz descartó la entrega de aviones de combate o el despliegue de tropas terrestres. Dejé claro desde el principio que no estamos hablando de aviones de combate, y hago lo mismo aquí, continuó.
Confíen en mí, confíen en el gobierno federal. Continuaremos actuando de forma coordinada a nivel internacional, asegurándonos de que este apoyo sea posible sin que los riesgos para nuestro país aumenten en la dirección equivocada, pidió Scholz.
En meses pasados, Berlín aseguró que ya había enviado a Ucrania todas las armas que podía sin mermar sus propias reservas, y que en adelante apoyaría monetariamente a Kiev. En un principio, y de acuerdo al portal catarí Al Jazeera, Estados Unidos señaló que era más práctico dar tanques Leopard a Ucrania porque sus fuerzas necesitarían menos entrenamiento, y las unidades no tendrían dificultad en recibir mantenimiento, además de que los vehículos alemanes estaban ya en territorio europeo.
Al Jazeera señaló que la principal diferencia entre ambos vehículos es que el motor diésel MTU MB 873 de los Leopard que es de fácil mantenimiento, mientras el de los Abrams tiene turbinas más poderosas y complejas, y se requiere mayor entrenamiento para operarlo y mantenerlo.
El presidente ucranio, Volodymir Zelensky, declaró que los tanques estadunidenses son un paso importante en el camino hacia la victoria, y agradeció la importante y oportuna decisión de Alemania, después de que en días pasados fustigó a Berlín por su reticencia.
Agregó que el siguiente paso en el apoyo de Occidente a su país debe ser la entrega de misiles de largo alcance y aviones de combate.
Zelensky celebró que tras la decisión de los países occidentales de enviar tanques pesados de combate a su país, el mundo libre está más unido que nunca.
Por lo pronto, España, Suecia, Noruega, Eslovaquia y Finlandia abrieron la posibilidad de entregar tanques Leopard a Kiev. El gobierno español, presidido por el socialista Pedro Sánchez, también enviará a Ucrania equipo de este tipo, además de personal militar para entrenar a soldados ucranios. Miembros de la coalición del gobierno español, incluidos Unidas Podemos, así como los independentistas vascos y catalanes, se opusieron a la medida y abogaron por una solución pacífica al conflicto.
Cientos de manifestantes recorrieron anoche las calles de Múnich, una de las principales ciudades alemanas, en protesta por el envío de los tanques, y en favor de una solución pacífica a la guerra en Ucrania.
(Con información de Armando G. Tejeda)

Ucrania: medios y espiral armamentista
Los gobiernos de Washington y Berlín hicieron oficial ayer el envío a Ucrania de sus tanques más poderosos, los Abrams y Leopard II. Desde semanas atrás, socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) presionaban a Alemania para que mandara los blindados de su arsenal o al menos autorizara la entrega de los que obran en poder de otros países, pero el gobierno germano había condicionado el permiso a que Estados Unidos hiciera lo propio.
Aunque el uso de estas armas pesadas demorará unos meses por necesidades logísticas y, sobre todo, por el tiempo de entrenamiento necesario a fin de que el ejército ucranio pueda explotar su potencial adecuadamente (si bien no se descarta que esta capacitación ya se haya efectuado en secreto), el presidente Volodymir Zelensky ya lo calificó de un paso importante para la victoria en el esfuerzo por expulsar a las tropas rusas de la nación invadida. Por su parte, el Kremlin reaccionó asegurando que se trata de una decisión extremadamente peligrosa, que lleva el conflicto a un nuevo nivel de confrontación, al mismo tiempo que minimizó su importancia sobre el terreno.
Los anuncios de la Casa Blanca y la cancillería federal desataron una especie de competencia entre países occidentales por ver quién está más presto a enviar tanques, en particular los Leopard, altamente codiciados por Kiev debido a sus capacidades y su disponibilidad en toda Europa. La estampida armamentista ha estado presente desde el inicio de lo que Moscú denominó operación militar especial en Ucrania, pero con la transferencia de blindados cobra un cariz más inquietante tanto porque se pasa de ayudar a Zelensky en la defensa de su país a dotarlo de capacidades innegablemente ofensivas, como por la ampliación en el número de estados involucrados: ya se habla de negociaciones con Marruecos para el envío de tanques de fabricación soviética (con los cuales están familiarizados los soldados ucranios) a cambio de armamento moderno estadunidense.
Ha sido evidente desde meses atrás, y hoy ya no puede expresarse de otra manera: la OTAN y sus aliados no tienen interés alguno en la paz, sino en atizar la guerra y escalar su letalidad, sin consideración alguna por las vidas humanas ni por las repercusiones globales del conflicto en el este europeo.
Para entender cómo se ha llegado a este extremo, además de los intereses geopolíticos de los estados y el afán de lucro de los fabricantes de armas, hay que observar el papel de los medios de comunicación hegemónicos. Como señaló ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador, si el canciller alemán, Olaf Scholz, propenso a adoptar posturas equilibradas, cedió a enviar tanques pesados al frente de batalla fue en buena medida por la presión mediática, episodio que constituye una muestra del poder mediático usado por las oligarquías en el mundo para someter gobiernos. Las palabras del mandatario evocan las advertencias vertidas hace más de una década por la persona que más ha hecho para desnudar la conducta ilegal y abusiva de Washington en sus operaciones internacionales, Julian Assange. Entrevistado en 2011, el comunicador aseguró que casi todas las guerras del medio siglo anterior iniciaron a causa de las mentiras de los medios, afirmación plenamente probada en casos como la invasión a Irak en 2003, justificada por televisoras, emisoras radiofónicas y prensa escrita con el bulo de las inexistentes armas de destrucción masiva.
Esta manipulación mediática obedece a afanes mercantilistas, al puro amarillismo, así como a designios ideológicos tanto de gobiernos como de corporaciones privadas, y en el conflicto bélico en curso ha alcanzado extremos deplorables al azuzar la violencia, exagerar, forzar lecturas sistemáticamente parciales de la realidad, siempre omitiendo la información histórica y contextual que podría permitir a la ciudadanía comprender las razones y los antecedentes que llevaron a la situación actual.