Afp
20 de noviembre de 2024 09:39
Naciones Unidas. Estados Unidos vetó este miércoles en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas un proyecto de resolución para un cese el fuego "inmediato, incondicional y permanente" en Gaza, una medida en respaldo a su aliado Israel.
El proyecto de texto, al que la AFP tuvo acceso, exigía "un alto el fuego inmediato, incondicional y permanente que debe ser respetado por todas las partes", y también "la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes".
Pero la forma en que estaba redactado enfureció a Israel, que denunció el proyecto como una "traición".
"Dejamos claro en las negociaciones que no podríamos apoyar un cese el fuego incondicional que no logre la liberación de los rehenes", justificó tras la votación el embajador adjunto de Estados Unidos ante la ONU Robert Wood.
"Para nosotros, tendría que haber una vinculación entre el cese el fuego y la liberación de rehenes. Esa ha sido nuestra posición desde el principio y la mantenemos", refirió el diplomático.
Con la resolución propuesta, agregó Wood, el Consejo enviaría a Hamas "el peligroso mensaje de que no es necesario volver a la mesa de negociaciones".
El texto "no es más que una traición" y equivaldría a un "abandono" de los rehenes, había denunciado el embajador israelí ante la ONU, Danny Danon, antes de la votación.
Majed Bamya, embajador palestino adjunto ante la ONU, dijo que no había motivos para que Washington vetara el proyecto.
"No hay ninguna justificación, absolutamente ninguna justificación para vetar una resolución que intenta detener atrocidades", afirmó Bayma tras la votación.
El 7 de octubre de 2023, Hamas llevó a cabo un ataque sin precedentes en suelo israelí que dejó mil 206 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales israelíes.
Los milicianos islamistas también capturaron ese día a 251 personas, de las que 97 siguen cautivas en Gaza, aunque el ejército israelí estima que 34 de ellas murieron.
Desde que Israel lanzó su represalia, según el Ministerio de Salud de este territorio, gobernado por Hamas, 43 mil 972 personas han muerto en la Franja, en su mayoría civiles. La ONU considera que estas cifras son fiables.
México, Brasil, Colombia y Chile hacen un llamado por la paz
Sheinbaum pide no escalar el conflicto Rusia-Ucrania
Arturo Sánchez Jiménez y Alonso Urrutia
Periódico La Jornada Jueves 21 de noviembre de 2024, p. 21
El gobierno de México se sumó ayer a los llamados internacionales a la paz en Ucrania. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo aseveró en su conferencia de prensa matutina que no ayuda la escalada de las tensiones en el conflicto con Rusia y exhortó a todos los países a buscar la paz.
Además, su gobierno firmó, junto con los de Brasil, Chile y Colombia, un llamado urgente para evitar acciones que escalen la carrera armamentista y agraven la guerra.
Instamos a todas las partes involucradas a cumplir con sus compromisos internacionales y a privilegiar el diálogo y la búsqueda de paz en esa región, señalaron en un documento difundido por la Secretaría de Relaciones Exteriores.
La mandataria afirmó en su rueda de prensa en Palacio Nacional que en su reciente participación en la cumbre del G-20, celebrada en Río de Janeiro, México abogó por la paz y destacó que otros países también hicieron llamados contra la guerra.
Entre las conclusiones de la cumbre, resaltó, por el momento que estamos viviendo, el llamado a la paz, que es fundamental.
Más tarde, la cancillería publicó un comunicado en el cual México, Brasil, Chile y Colombia pidieron evitar de manera urgente cualquier acción que escale la carrera armamentista y agrave el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Inmunopolítica
Ilán Semo
Existe en la retórica política estadunidense un ingrediente de orden cuasi inmunológico. Si se recuerda, se trata de la ciencia que se dedica, desde el siglo XIX, a estudiar cómo agentes externos (bacterias, virus, sustancias contaminantes) pueden afectar el metabolismo humano hasta causar enfermedades o, incluso, la muerte. Ya en esa temprana época, la ciencia alemana los definió como biofeinde (bioenemigos). El término no es aleatorio. Un enemigo es el que pone en peligro la existencia propia. En tan sólo unas décadas, el concepto se trasladó a los lenguajes de la política. En los años 20, se volvió común escuchar, tanto en la prensa como en los tratados de genética humana, que la sangre de los matrimonios con un extranjero (no ario) podía afectar la calidad de la sangre aria. Apareció así la fantasmagoría de un nuevo tipo de bionemigo: el otro/un ser humano distinto. A principios de los 30, la metáfora alcanzó niveles de delirio social: los judíos menguaban la integridad alemana; los gays afeminaban la virilidad de sus tropas; los gitanos ponían en circulación virus epidémicos. Un sistema de bioparanoia se instalaba así en el imaginario de la nación.
Hay una anécdota que ilustra la penetración que tuvo este inconcebible sentimiento. Cuando Heinrich Himmler, el encargado de los campos de concentración alemanes, fue capturado por los aliados después de 1945, éste –con toda la paciencia del mundo– empezó a explicar (para evitar ser fusilado) cómo es que los campos en realidad no hacían más que concentrar a gente contagiada de tifo y otros males similares. Es decir, su función era proteger a la población normal. El capitán Thomas Salvester, que lo interrogó por primera vez, escribió en sus diarios: Lo último que le dije fue que lo paradójico era que él nunca se contagió. ¿Realmente creía que todos son idiotas? El idiota moderno es, en efecto, el que está convencido que el saber es un asunto privado.
La rápida diseminación del fentanilo en EU propició, en los últimos años, una biofantasmagoría semejante. En el discurso del movimiento MAGA –y de un número considerable de medios de comunicación–, los responsables de la epidemia del fentanilo son el cártel de Sinaloa y Los Chapitos . Sus imágenes se transmiten sin reposo en las televisoras y las redes sociales. El término epidemia no es gratuito: en él se finca la premisa de un bioenemigo que atenta contra la salud nacional. Y se trata de algo más que de un chivo expiatorio, sobre todo si se piensa en la catástrofe humanitaria que se cierne sobre el mundo de los inmigrantes. La retórica de Trump contra la inmigración anidó en él toda su subjetivación racial. Pero en su subsuelo se encuentra una infrahistoria asombrosa.
La historia secreta del fentanilo se remonta a los años 90. Según Anna Lembke, autora de Drug Dealer , su verdadera causa se encuentra en un peculiar medicamento que ingresó en el mercado general de los antídotos contra el dolor en 1993: el OxyContin. Un opiáceo elaborado por la farmacéutica Pneuma Pharma para contrarrestar dolores extremos en pacientes de cáncer y estado terminal. El problema médico es que se trata de un fármaco altamente adictivo. Inicialmente, la Federal Drug Administration (FDA), encargada de supervisar las normas y límites de uso de los medicamentos, lo aprobó para uso exclusivo de pacientes con cáncer y recién operados. Penuma Pharma presionó hasta conseguir que se liberara para uso en pacientes en general con cualquier tipo de dolor. En juego estaban, millones de posibles usuarios y billones de dólares en utilidades. El compromiso con la FDA residió en que en el rótulo de instrucciones aparecía una leyenda que aseguraba que OxyContin contenía comprimidos que inhibían su posible abuso. Para Patrick Radden, autor del Imperio del dolor , esta directriz inaugura la epidemia del fentanilo.
Hoy se calcula que más de 3 millones han consumido OxiContin. Cientos de miles de sus usuarios devinieron adictos; muchos nunca lograron desprenderse de la dependencia. Así se creó un extenso mercado que demandaba un producto que escapaba a su alcance. El fenatnilo se abrió paso a un gigantesco mercado. El esquema de dosificación del OxyContin es relativamente complejo. Por más que los médicos duden de su aplicación, los pacientes lo exigen. Si el doctor no lo medica, entonces puede ser demandado ante el seguro. Entre Pneuma Pharma y el mercado de las aseguradoras, emergió la epidemia.
Hoy, en el imaginario estadunidense, el inmigrante aparece como un chivo expiatorio de la lógica de un mercado que devino una auténtica fábrica del desahucio humano. Un arquetipo del modelo neoliberal. Si el neoliberalismo, como dice Franco Berardi (Bifo), nació al calor del hiperactivismo que produce la cocaína, está feneciendo en la nebulosa de la inmunopolítica de los opiáceos.
En los 70, Michel Foucault advirtió que la estructura del poder actual se decidía en su capacidad para dividir a la sociedad entre los normales y quienes representaban una bioadversidad. Los segundos se distinguirían por las políticas de medicalización. Otra sospecha que resultó cierta.