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Felipe Ávila*
19 de abril de 2025 00:02
Sor Juana Inés de la Cruz, una de las cumbres de la literatura universal, falleció víctima de una epidemia, el 17 de abril de 1695 en el convento de San Jerónimo, en la ciudad de México. Después de una vida en la que su genio literario la hizo brillar en Hispanoamérica, sus últimos años fueron los más difíciles.
En noviembre de 1690 se publicó un texto de Sor Juana que provocó un giro en su vida. El obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, le pidió su opinión por escrito de un famoso sermón del jesuita portugués Vieyra, pronunciado 40 años antes. El obispo de Puebla, sin consentimiento de Sor Juana, publicó el texto de la jerónima, con un prólogo de él, bajo el seudónimo de Filotea de la Cruz. En el prólogo alabó la inteligencia de Sor Juana, pero le reprochó escribir sobre cosas mundanas en lugar de consagrarse a las divinas. Esa crítica, de un poderoso clérigo, podía ser leída como advertencia o, peor aún, una amenaza.
El texto de Sor Juana, titulada Carta Atenagórica, es una sólida argumentación teológica que refuta el sermón de Vieyra en su argumento central. Para la monja, la mayor fineza de Cristo, es decir, la mayor demostración de su amor a la humanidad, no era ni la humildad de lavar los pies de sus discípulos ni haber entregado su vida para salvarnos o habernos legado la eucaristía. Para ella, su mayor fineza era no hacer finezas, no hacer favores, sino dejar al género humano a su libre albedrío, con la libertad de ser buenos y lo adoraran sin esperar nada a cambio.
La Carta Atenagórica fue un desafío. Una mujer, monja, se atrevía a refutar con argumentos sólidos a una celebridad eclesiástica con una capacidad retórica, lógica e interpretativa, superior. Fue un escándalo, no sólo por atreverse a argumentar en defensa del libre albedrío, sino por su condición de mujer y de monja. Fue criticada por varios religiosos que elevaron una condena moral a una monja que no era bien vista por los sectores más conservadores de la Iglesia, una monja a la que no habían podido atacar públicamente antes porque era una celebridad protegida por virreyes, virreinas, arzobispos y obispos.
Sintiéndose amenazada, Sor Juana escribió una de sus obras inmortales más original, que es, hasta el día de hoy, uno de los mejores textos en defensa de la libertad de pensar y escribir, y es también, por su condición femenina y la época en que vivió la jerónima, uno de los textos más firmes y bellos jamás escritos acerca del derecho de las mujeres al conocimiento, a la ciencia y a las artes.
Sor Juana tituló a ese escrito Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. Al ser una defensa de su vocación de escribir, es también una defensa de su vida y por lo tanto es un texto autobiográfico. Es una de las primeras autobiografías femeninas y es una biografía intelectual, lo que le da un enorme valor histórico. En ella describe cómo entró al claustro y pudo compaginar sus obligaciones conventuales con la continuación de sus estudios.
Ahí describe su vocación por las letras y su curiosidad intelectual de carácter universal: quería develar los secretos del mundo, de la vida, de la mente. Su vocación no era sólo artística, sino científica, semejante a la de las grandes mentes del Renacimiento.
Poseía una sólida y amplia cultura. Tenía avanzados conocimientos sobre literatura, teología, filosofía, ciencias, música, cocina. Lo más asombroso es que esa formación la había hecho sola, sin ayuda de nadie, sin maestros ni condiscípulos, con la única compañía de sus libros y a pesar de las limitaciones de la vida conventual.
Era consciente de ser una celebridad, admirada en la Nueva España y en Hispanoamérica. Pero también era consciente de lo difícil que había sido alcanzar la cima y los obstáculos que había tenido que vencer y que se le seguían presentando.
La condena y el rechazo, la incomprensión y oposición de distintas autoridades eclesiásticas habían llegado al extremo de prohibirle que leyera. Había obedecido, pero su mente era tan observadora e inquisidora que interrogaba todo el tiempo lo que veía a su alrededor y en el interior de ella misma, buscando respuestas, aventurando explicaciones.
Interrogaba y observaba con una curiosidad científica incluso actividades que podían considerarse tan mundanas como cocinar o tan intangibles y tan inaccesibles para la mayoría de las personas como sus propios sueños.
Se disculpó por escribir la Carta Atenagórica, pues la había tenido que hacer no por voluntad, sino por encargo y sin saber que se publicaría. Y defendió también, como no se había hecho antes en la sociedad novohispana y que tardaría mucho tiempo en ser emulada por otras mujeres mexicanas, el derecho de las mujeres a escribir.
La respuesta a Sor Filotea es un texto espléndido, único, valiente, que muestra a la mejor Sor Juana en la plenitud de su vida y de su osadía. Y a pesar de ello, fue su última gran batalla. Sus enemigos poderosos la atacaron y quienes la habían apoyado le dieron la espalda. Sor Juana se sintió cada vez más sola y amenazada. Piensa que quizá ha ido demasiado lejos. Le hace caso a sus censores. Se dedica a la oración, a la caridad. Así transcurrieron los últimos años de esa mujer prodigiosa, única, la mejor de todas.
*Historiador
Utiliza EU miedo y asfixia para que migrantes se vayan
▲ Migrantes realizaron este Viernes Santo un viacrucis simbólico del arco de la avenida Revolución a la Garita del Chaparral, en Tijuana, Baja California. Esta acción es para sensibilizar a la sociedad sobre los abusos que padecen en el trayecto, explicó José María García, de Movimiento Juventud 2000.Foto Luis Bautista / La jornada Baja California
Jessica Xantomila y Jared Laureles
Periódico La Jornada Sábado 19 de abril de 2025, p. 3
El gobierno de Estados Unidos trata de empujar contra la pared a las personas migrantes regulares e irregulares, para forzar que sientan tanto miedo y asfixia que se vean obligadas a irse, coincidieron organizaciones civiles, drama que –alertaron– se agudiza con la medida del presidente Donald Trump de revocar todos los permisos de estancia otorgados a través de la aplicación CBP One, sistema para solicitar asilo en ese país.
Alianza Américas señaló que 985 mil personas solicitantes de protección internacional lograron ingresar por esta vía desde 2023, incluidos mexicanos, pero se estima que 200 mil no habrían sido elegibles para ser asiladas y aún hay muchas más que siguen en proceso, con citas en corte para 2026.
Junto con Ayudándoles a Triunfar, destacó que muchos de los extranjeros que se verían obligados a dejar ese país, incluidas familias con niños, no sólo sufrieron violencias en sus naciones de origen, a las que no pueden regresar, sino que fueron víctimas de secuestro, trata y agresiones sexuales en la ruta migratoria, como en la selva del Darién –entre Colombia y Panamá– y en su paso por México.
Daniela, venezolana, es una de las afectadas. La joven recibió el 11 de abril pasado un correo del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) que inicia con el mensaje: Es hora de que abandones Estados Unidos, en el que le avisa que se cancela su permiso de estancia otorgado bajo el Título 8 y la insta a que salga del país de inmediato.
El DHS advierte que si no deja territorio estadunidense, estará sujeta a posibles medidas policiales (multas y sanciones) que resultarán en su expulsión del país y que cualquier beneficio que reciba, como la autorización de trabajo, también será cancelado.
En entrevista desde Florida, su residencia actual, Daniela expresó que con ese correo el miedo se instaló en su vida y en la de muchos de los venezolanos, colombianos, mexicanos y centroamericanos que ingresaron legalmente. La confianza de estar segura en ese país, dijo, se perdió, sin importar que un juez revoque la medida puesta en marcha por Trump desde hace dos semanas.
Yo veía cómo los que llegaron de mojados aquí vivían con miedo de que los agarraran, pero pensaba que si eso me ocurría tenía mis papeles para demostrar que estaba legal. Ahora ya no puedo defenderme así, mejor uno trata de no salir.
Por eso, aseguró que el viacrucis que padeció por más de cinco meses, desde que salió de Colombia, el 19 de julio de 2024, no vale la pena sufrirlo por entrar a Estados Unidos. Uno ve cómo se rompen hogares, vendes todo y vuelves sin nada.
Ella fue una de las últimas que logró ingresar con CBP One, el 15 de enero pasado, tan sólo cinco días antes de que Trump asumiera la presidencia y cancelara ese sistema. Pero para llegar a esa fecha estuvo a punto de ser secuestrada en Matamoros, Tamaulipas, donde personas armadas le exigieron 500 dólares por cobro de piso.
También fue retenida un par de veces en Chiapas: “La selva del Darién es muy dura, pero Chiapas es casi imposible de cruzar para los migrantes. Gasté mil dólares para subir de Tapachula a Ciudad de México, misma cantidad que gasté para cruzar seis países: Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala. El dinero en México lo quitan la maña y policías”.
Reflexionó que pese a ello no es vida estar en Estados Unidos con miedo a ser detenido y por eso varios han considerado regresar a sus países o a otras naciones: Yo me voy a devolver a México a finales de año. No esperaré mi cita en corte para el 10 de febrero.
Dulce Guzmán, de Alianza Américas, con sede en Chicago, calificó de inhumana la medida de Trump. Quita protección a una población que ha hecho todo lo que la narrativa dice: esperaron su turno, aplicaron (legalmente) y pasaron por procesos muy rigurosos para asegurar que no tuvieran antecedentes criminales.
Gladys Cañas, de Ayudándoles a Triunfar en Matamoros, admitió que ya hay migrantes que comenzaron a regresar a sus países, porque no resisten la persecución: Uno de ellos volvió por la frontera de México e intentó viajar en avión hacia Venezuela, pero no pudo porque no tiene pasaporte. Tardó dos meses en llegar a su país porque se fue en camión y caminando. También es un viacrucis regresar.
Migrantes emigrados
José M. Murià
En tiempos todavía no muy antiguos, de los que aún alcanzamos rescoldos quienes nacimos antes de que mediara el siglo pasado, al parecer era frecuente que la gente muriera en el mismo lugar donde había nacido e incluso en la misma casa.
Quizás en la ciudad no lo era tanto como en comunidades pequeñas, de acceso un tanto difícil y, por lo tanto, también de salida complicada.
De hecho en mi querida Santa Tere, en la entrañable Guadalajara, donde no enterré el ombligo pero sí me proporcionó el aliento y las condiciones para forjarme un futuro y ahora contar con un pasado que no me incomoda, era el único escuincle cuyos padres no eran nativos de la capital de Jalisco, aunque ya había ciertos síntomas de movilidad en el hecho de que una buena parte procedía de otros poblados jaliscienses, nayaritas o michoacanos.
He ido y venido un poco por el mundo, pero mi cédula de empadronamiento no ha dejado nunca de ser tapatía. En el ámbito que me rodea es cada vez más raro quien se encuentra en su solar nativo y, más aún, en el de sus progenitores.
Diría yo que la migración, por una razón o por otra, es ya una característica de nuestra época, pero en tiempos recientes tiende a crecer también la migración de los migrantes.
Grosso modo, podríamos decir que nuestro continente se ha ido forjando sobre un sustrato original por la mezcla de diferentes partes, pero al finalizar el siglo XIX y comenzar el XX, se incrementó el número de quienes vinieron en busca de trabajo y digna subsistencia.
No los deplorables conquistadores españoles que vinieron en bola, sino muchos más que llegaron por goteo constante, sin formar parte de ningún contingente ni de ningún programa. Fue resultado del hambre o de la persecución, pero alcanzando un número sumamente grande.
América fue el paraíso que les abría las puertas de un futuro, pero hubo lugares de preferencia por sus condiciones socioeconómicas más amigables.
Estados Unidos y Argentina resultaron ser, tal vez, los más destacados, al extremo de que se hacía la broma de que la raza argentina o la gringa descendía de los barcos. Pero no fueron los únicos…
Mas ahora resulta que nacionales de ambos países, y de otros más, cuyos padres no nacieron ahí, también han liado maletas, por el motivo que se quiera, y se están desparramando por otras partes del mundo, incluyendo Europa, su mayor procedencia original.
Por razones varias, viajo con frecuencia a Barcelona, donde el número de argentinos y norteamericanos ha crecido enormemente. Se notan más los primeros porque son extrovertidos, pero de los otros también hay muchos, al extremo de que su inglés se oye mucho ya en el ir y venir por doquier en esa ciudad.
La plática con una gentil y simpática recepcionista del hotel que frecuento me hizo ver en directo el fenómeno de los migrantes emigrados. Ella se llama Irina, su familia paterna proviene de Ucrania y la materna de España. Nació en Buenos Aires y hace años que vive en Barcelona.
¿Sus razones? La inseguridad porteña que la dañó varias veces. ¿Por qué Barcelona?, pues ahí fue acogida y ha obtenido diferentes chambas, cada vez mejores.
Tiene la ventaja de una gran simpatía natural, pero creo que es más de agradecer su seriedad y formalidad para el trabajo. Bien puede decirse que la comunidad gana con gente como ella.
¿Pensar en regresar? De ninguna manera. Quisiera, sí, hacer una visita, pero sus dos pies están muy buen puestos en esa costa mediterránea donde, dice, se puede mover de un lado para otro sin percibir el mayor peligro.
Sin embargo no se siente exenta de marchar a otro lado si se pone de modo. Tal vez… arraigo, lo que se dice arraigo, esta linda muchacha no parece estar en condiciones de adquirirlo.
