Napoleón Gómez Urrutia
El sábado 15 de diciembre la Presidencia de la República presentó a la Cámara de Diputados el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2019. Es un presupuesto de gasto ambicioso, aunque moderado en algunos de sus términos y alcances.
Los 5.8 billones de pesos que se propone erogar son una cantidad un poco menor que la del periodo anterior, pero con ella se pretende cubrir los compromisos de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), establecidos en su campaña electoral, los cuales, aseguró, podrá cumplir.
Realzó AMLO que con el presupuesto de 2019 alcanzará para cumplir todas las promesas lanzadas durante su promoción para la Presidencia. Así, según él, están garantizados los programas sociales, la atención a los damnificados del sismo registrado el 19 de septiembre de 2017, la trascendente estrategia petrolera y eléctrica, los grandes proyectos como el Tren Maya y los gastos en educación.
Al recibir el proyecto de gasto el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, este legislador definió con su proverbial agudeza que ese documento es el plan político más importante para México. Y lo es, porque se inscribe como el primer indicador institucional del camino del país hacia la denominada Cuarta Transformación. El mismo Muñoz Ledo señaló: No puede haber gobierno si no está apoyado por el presupuesto.
Así definido el significado del documento de egresos, ese presupuesto adquiere su verdadera importancia, que nunca dejó de tener, pero que la tiene tanto más que se trata del primer impulso del nuevo gobierno hacia los cambios profundos prometidos. Aunque no se hace explicito el propósito muchas veces expuesto por López Obrador de cambiar el modelo económico prevaleciente en el periodo neoliberal, de que unos cuantos obtienen la mayor parte del ingreso y las mayorías sólo migajas, y que implican una profunda desigualdad social, es evidente que en los planteamientos generales el proyecto de gasto obradorista abunda en esa línea de justicia social. Hay que hacer notar que lo hace sin grandilocuencias.
Es, dijo AMLO, un presupuesto responsable y bueno. Abarca el crecimiento de la extracción del petróleo, la habilitación de tres refinerías y la construcción de una nueva en Dos Bocas, Tabasco. El Tren Maya, que pondrá en movimiento al sureste de México, no sólo en turismo sino en transporte de personas y de cargas y materiales a través de cinco entidades, junto con las obras de reconexión del Istmo de Tehuantepec (Oaxaca y Veracruz). La habilitación de un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables.
Esto irá acompañado de créditos a la palabra para productores del campo y la ciudad; 10 millones de becas para estudiantes y 100 nuevas universidades públicas. Más una partida para atender a damnificados de los sismos de 2017 y recursos para el mantenimiento de carreteras.
En una fuente de Hacienda se aclaró a los medios de comunicación que el aumento del presupuesto de la Secretaría de la Defensa Nacional sólo es un efecto contable, atribuible a que se trata de fondos que se aplicarán a construir obras en el Aeropuerto de Santa Lucía, en un proceso que tiene que ver con asuntos de transporte y no necesariamente con temas militares. La misma dependencia hizo ver que el diseño del presupuesto de gastos para 2019 tiene características especiales, por ejemplo, cuando se señala que aunque hay menores recursos para la Sagarpa, hay 15 mil millones de pesos en la Secretaría del Bienestar para proyectos en el sur del país, y que se trata de impulsar la siembra de frutales y maderables, que en rigor es un tema del área agrícola, o sea, de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación del gobierno federal.
Otro de los rubros sobresalientes es el de la producción de hidrocarburos. La Secretaría de Energía, junto con la del Trabajo y Previsión Social, se convirtieron en las grandes ganadoras con incrementos de 1,002 y 972 por ciento, respectivamente. A la primera, Energía, se le asignarán abultados 27 mil 229 millones de pesos, frente a los magros 2 mil 470 del año pasado, es decir once veces más que los que tuvo en 2018. Esto se debe al abandono criminal en que se tuvo en el pasado a la actividad petrolera y a la dinamización de hoy de esta estratégica producción.
La Secretaría del Trabajo, por su parte, aumenta en 10 veces su presupuesto al del año anterior, al pasar de 4 mil 36 millones a 43 mil 269 millones de pesos. Esto se explica por el impulso que esta dependencia del Ejecutivo dará al programa de Jóvenes Construyendo el Futuro, que por sí sólo tendrá un monto de 44 mil 300 millones de pesos. Igualmente recibirán mayores recursos la Secretaría de Turismo (124 por ciento de aumento) porque participa en la exigente y de por sí onerosa ejecución del Tren Maya.
Se trata, ante estos datos, de un presupuesto que si bien no evita que otras dependencias y funciones registren gastos menores que el año anterior, indican a las claras el espíritu innovador y constructor que anima al Presupuesto de 2019. Si a esto le sumamos los esfuerzos en los que deberá estar empeñado el gobierno del presidente López Obrador en la lucha por la seguridad pública, contra el imperio de las bandas del crimen organizado, la violencia criminal y la corrupción, nos encontramos con un documento que expresa un combate frontal al subdesarrollo y el atraso, como base para abatir las negras situaciones de la falta de seguridad, la impunidad, el cementerio y el baño de sangre en que está convertido el país.
El gran hecho que revela el presupuesto de egresos, es que el actual gobierno y nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, están empeñados en llevar adelante las tareas que nos conduzcan a la Cuarta Transformación Histórica de México. De ello es indicador este presupuesto, donde la política económica para 2019 profundiza en los propósitos del gran proyecto de transformación política, económica y social de México.