domingo, 17 de mayo de 2020

Brasil: un olor a golpe en el aire.

Eric Nepomuceno
Entre el día 16 de abril, cuando el entonces ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, fue cesado por el ultraderechista presidente Jair Bolsonaro, y el viernes pasado, cuando el sucesor Nelson Teich renunció, el número de muertos en razón del Covid-19 pasó de mil 933 a 14 mil 817. Un aumento asombroso de 666 por ciento.
El paso de Teich por el ministerio duró 29 días, y ha sido rigurosamente insignificante. Sin experiencia alguna en el sistema de salud pública –su trayectoria se resumía a administrar hospitales privados carísimos–, era evidente que navegaba sin rumbo ni brújula. No hizo un movimiento siquiera para intentar coordinar acciones y hacer frente a la pandemia que no cesa de expandirse en el país.
Aun así, tuvo dos únicos y exclusivos méritos: se negó a respaldar lo que Bolsonaro quiere imponer: suspensión de medidas de protección y uso obligatorio de cloroquina.
El ultraderechista insiste varias veces al día: el aislamiento social debe ser suspendido de inmediato, y hay que aplicar cloroquina tan pronto aparezcan los síntomas del virus.
A Bolsonaro poco importa lo que dice la ciencia y reiteran los médicos, que alertan sobre los riesgos de la medicación que él defiende como milagrosa, pero que en realidad no es efectiva.
Cada día el nivel de tensión no cesa de crecer y cada semana se hace más evidente y palpable que Brasil vive un ejemplo redondo y perfecto de ausencia de gobierno. Hay consistentes sospechas de acción criminal cometida por el presidente, pero el Congreso dice que no hay espacio para un proceso institucional que lo destituya.
Ambiente caótico, de calamidad sanitaria sin solución a la vista y desastre económico; todo indica que es casi imposible que Bolsonaro logre sobrevivir con su gobierno colapsado.
Y es frente a semejante cuadro que surge la pregunta inevitable: ¿y los militares, qué harán? ¿Qué piensan?
Pese a su insistencia en presentarse como militar reformado, la verdad es que Bolsonaro pasó 10 años en el Ejército y 30 como político. Entre oficiales medianos y superiores, su imagen siempre fue pésima. Como diputado alcanzó respaldo de la baja oficialidad por defender sus demandas.
Su vice, el general retirado Hamilton Mourão, tampoco cuenta con gran simpatía por los que están en actividad. Durante la campaña electoral llegó a preconizar que se convocara un grupo de ‘notables’ para elaborar una nueva Constitución y defendió que, en caso de enfrentar presiones insuperables, el presidente electo debería promover un ‘autogolpe’ en defensa de su gobierno.
Restan los tres generales con despacho en el palacio presidencial. Uno de ellos, Luis Ramos, de la Secretaría General de Gobierno, está activo. Los otros dos, Augusto Heleno, ministro-jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, y WalterBraga Netto, de la Casa Civil, son retirados.
Los tres se mantienen unidos al lado del ultraderechista. Braga Netto, en realidad, es una especie de coordinador general del gobierno, restando al presidente el rol de disparar amenazas y estupideces todos los días.
Bolsonaro, a su vez, participa activamente en todas las manifestaciones que pregonan un golpe que incluiría el cierre del Congreso y del Supremo Tribunal Federal.
Ninguno de los generales palacianos se manifiesta sobre tal conducta.
Se comenta que entre los comandantes en actividad hay aprehensión a raíz de los desmanes de Bolsonaro y del vértigo vivido en el país, pero no hay movimientos visibles de su parte.
Y fue en ese panorama que Mourão, el vice, publicó un artículo la semana pasada en el diario conservador O Estado de S.Paulo. La repercusión ha sido grande, más por lo que insinuó que por lo que afirmó.
Mourão ha sido duro al criticar a los medios de comunicación que, según él, deberían oír siempre los dos lados, gente que critica y gente que elogia al gobierno. También fue especialmente duro al denunciar las interferencias entre los tres poderes, en referencia evidente tanto al Congreso como a la Corte Suprema.
Atacó a los que denigran, según él, la imagen del país en el exterior, olvidando que el principal responsable de desdibujarla es Bolsonaro con sus muestras de desequilibrio.
Y entonces apretó el botón de alarma: advirtió que la pandemia podría crear una crisis de la seguridad.
Sería el escenario perfecto para, por ejemplo, decretar el estado de sitio con la suspensión, tanto del Congreso como de la Corte Suprema.
Por su pasado reaccionario, Mourão despierta temor. Y al no haber de parte de los que están en activo una manifestación clara y específica sobre lo que él preconiza y advierte, ese temor se refuerza.
De un lado, el trío de generales acomodados en el palacio presidencial puede estar examinando la posibilidad de alejar Bolsonaro. De otro, puede evaluar la posibilidad del famoso autogolpe defendido por Mourão durante la campaña. Cuál de esas posibilidades es real, nadie sabe.
La verdad es que el aire, ya bastante contaminado, se hizo un poco menos respirable en Brasil.

Pandemia
Casi 15 mil muertos en Brasil y Bolsonaro condena la tiranía del aislamiento total
Foto   El PT promoverá juicio político contra el mandatario
▲ Personal sanitario atiende a un paciente contagiado de Covid-19, este sábado en el hospital municipal de San José, en Duque de Caxias, Brasil.Foto Ap
Afp, Reuters, Ap, Europa Press y Sputnik
 Periódico La Jornada.             Domingo 17 de mayo de 2020, p. 8
Sao Paulo. El presidente de Brasil, el ultraconservador Jair Bolsonaro, atacó nuevamente ayer las medidas de confinamiento que frenan la propagación del nuevo coronavirus, ­cuando el país está a punto de alcanzar las 15 mil muertes; un día después de que perdió a su segundo ministro de Salud, Nelson Teich.
El desempleo, el hambre y la miseria serán el futuro de aquellos que apoyan la tiranía del aislamiento total, tuiteó el mandatario.
Bolsonaro, quien no se ha pronunciado sobre la salida de Teich, también difundió un video de casi cuatro minutos, junto al que escribió: Cómo conseguir la soñada inmunidad.
En la grabación, un hombre que se identifica como médico afirma: Lo que determina si una persona va a vivir o morir frente a la contaminación por coronavirus es su inmunidad. Señala que no es el poder de agresión (del virus) lo que prevalece, sino la fragilidad de las personas.
Brasil es el cuarto país con más casos en el mundo (232 mil 376), mientras las muertes ascienden a 15 mil 632, de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins. La cifra de enfermos podría ser 15 veces mayor, dado a que no se han generalizado las pruebas de detección, según expertos.
Momentos después de que Teich renunció, el Ministerio de Salud registró la noche del viernes otros 824 decesos en 24 horas. El oncólogo asumió al cargo el 17 de abril, luego de que Bolsonaro destituyó a Luiz Henrique Mandetta, quien era favorable a mantener las medidas de cuarentena y defendía que los protocolos de tratamiento estuviesen basados en criterios científicos.
El presidente aboga en pleno avance de la pandemia por la vuelta a la normalidad con argumentos económicos y promueve el uso de cloroquina e hidroxicloroquina para tratar a infectados cuando aún no es autorizado por las autoridades científicas.
Teich habría renunciado por incompatibilidades con el presidente, informó una fuente del Ministerio de la Salud a la agencia Afp. El ahora ex ministro no comentó los motivos de su salida.
El general Eduardo Pazuello, quien no tenía experiencia en asuntos de salud pública hasta que se convirtió en el segundo funcionario de mayor rango en el ministerio, asumió la jefatura de forma interina y temporal hasta que sea nombrado un sustituto.
El vicepresidente, Hamilton Mourão, se sometió a un examen de Covid-19 y fue puesto en aislamiento en su residencia después de que se confirmó que un funcionario que estuvo cerca de él durante la semana está infectado, informó el gobierno en un mensaje.
La dirigencia nacional del Partido de los Trabajadores (PT) anunció ayer que presentará una solicitud para abrir un juicio político contra Bolsonaro, por su gestión durante la pandemia de coronavirus.
Oportunidad para delinquir
América Latina y el Caribe resentían ayer 27 mil 374 decesos y 482 mil 581 contagios, de acuerdo con la Afp.
Expertos reunidos por la Organización de los Estados Americanos indicaron que con el tráfico de insumos médicos, desarrollo del ciberdelito y asistencia social para fortalecer el control territorial, el Covid-19 se ha vuelto una ventana de oportunidad para el crimen organizado en Latinoamérica.
En Nicaragua, habitantes y médicos temen que el país esté a las puertas del caos por la rápida propagación del virus, ante la falta de medidas para contenerla y un hermetismo del gobierno del presidente Daniel Ortega sobre los contagios.
Estamos entrando a una fase de propagación comunitaria rápida del virus. A medida que la curva exponencial siga aumentando y produciendo más afectados, se va a poner una situación caótica, advirtió a la Afp el epidemiólogo Álvaro Ramírez.
Santiago, capital de Chile, cumplió este sábado una cuarentena total que comenzó la noche del viernes al dispararse los contagios de coronavirus, aunque se observaron colas para ingresar a mercados y gente en algunas calles céntricas.
Las autoridades del departamento de Santa Cruz, en Bolivia, confirmaron ayer un brote de la enfermedad luego de que 25 internos del Centro Penitenciario Palmasola, una de las cárceles más grandes del país, dieron positivo a la prueba de detección del virus SARS-CoV-2, luego de que 45 reclusos fueron sometidos al análisis.
Cuba reportó ayer 22 nuevos casos positivos, por lo que se elevaron a mil 862 los contagios, y por tercer día consecutivo no se reportaron decesos.
En otro paso hacia la apertura de su economía, Nueva York permitirá que hipódromos y el autódromo Watkins Glen International reabran sus puertas, en momentos que el brote del virus amaina, informó el gobernador, Andrew Cuomo.
La Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos avaló el uso de una prueba de coronavirus de la Universidad de Rutgers que se realiza a partir de muestras tomadas por los mismos pacientes desde su casa y posteriormente remitirlas a un laboratorio para ser analizadas.
La Universidad Johns Hopkins contabilizó mil 237 muertes en las últimas 24 horas en Estados ­Unidos.