jueves, 14 de mayo de 2020

¿De un impeachment imperial a otro?

Emir Sader
Brasil vivió el periodo más virtuoso de su historia de 2003 a 2014: desarrollo económico con democracia y distribución del ingreso, liderazgo popular, prestigio internacional, extensión de la red de educación pública, fortalecimiento de los servicios de salud pública. Un lapso especial en el que la izquierda logró ejercer su hegemonía sobre la sociedad en su conjunto, hasta el punto de que Luiz Inácio Lula da Silva dejó su segundo mandato con 87 por ciento de apoyo. Un periodo en el que el modelo propuesto por el PT fue aprobado cuatro veces en las elecciones registradas en el país.
Derrotada cuatro veces a través de disputas democráticas, la derecha buscó el atajo del golpe, un juicio político sin ningún fundamento legal. La derecha realizó, por medios antidemocráticos, su sueño de sacar al PT del gobierno. Y la nación se vio sumida en un lapso trágico, del cual aún no logra salir. El golpe, que cumple exactamente cuatro años, tuvo como objetivo primordial restablecer el modelo neoliberal, vigente en los gobiernos de derecha de Collor y de derecha, desde 1990 hasta 2002. Su reanudación significó cortar el ciclo expansivo de la economía y la reanudación del desempleo, que había llegado por primera vez a Brasil a cero en diciembre de 2014. Además del establecimiento de un gobierno ilegítimo, se reanudó el modelo económico derrotado en los comicios cuatro veces consecutivas. Brasil entró en un periodo de retrocesos políticos, económicos y sociales, con recesión, desempleo y un gobierno sin legitimidad.
La estrategia de guerra híbrida, que distorsiona la democracia liberal desde adentro, supone el mantenimiento del proceso electoral. De ahí las nuevas operaciones golpistas, contra la candidatura de Lula y Haddad, que condujeron, a través de monstruosas manipulaciones, a la elección de Jair Bolsonaro. El impeachment en contra de Dilma Rousseff, de hecho un golpe de Estado, dio origen al gobierno ilegítimo y la restauración neoliberal de Michel Temer, y al gobierno trágico de Jair Bolsonaro, que profundiza este modelo, además de otras políticas desastrosas. Brasil pasó del momento más virtuoso de su historia al más catastrófico, con el golpe de Estado de hace cuatro años.
Desde hace varios meses, el tema del juicio político de Bolsonaro ha estado en el centro de la política y es tema en los medios de los grandes empresarios. La presentación del video de la reunión del 22 de abril agrega algo que todos sabían, pero que ni siquiera Sergio Moro había mencionado. Preocupado por controlar a la Policía Federal en Río de Janeiro, se sabía que era para proteger a su familia de todos los procesos que corren en su contra y comprometen al propio presidente. La cinta de la reunión gubernamental, es una prueba evidente de que el interés de Jair Bolsonaro es aprovechar su posición como presidente para renunciar y nombrar un sucesor acorde con sus intereses personales, con la intención de desviar las condiciones para investigar procesos en contra de sus hijos. Bolsonaro quería destruir el video, no pudo y hoy se ha revelado la conversacion de él con Moro. Además de otras partes donde el presidente y algunos de sus ministros profieren malas palabras en contra de China, del Poder Judicial, de gobernadores y de alcaldes, basta ese tramo, para dejar al presidente en una situación más que difícil.
¿Qué puede pasar a partir de ahora? Jair Bolsonaro tiene la intención de protegerse con el fiscal general de la República, para no caer directamente en manos del Supremo Tribunal Federal. La difusión del video, con voz e imagen, será devastadora para la imagen del mandatario. Agréguese a eso la situación completamente descontrolada de la pandemia de Covid-19, con la ausencia total del gobierno para tomar medidas y enfrentar los sufrimientos de los brasileños. Además del desastre económico que existió antes de la pandemia, agravada por la imagen de Brasil como nuevo epicentro del virus en el mundo, que hará que cualquier tipo de arribo de inversiones sea aún menos posible, en contra de las vanas palabras del ministro de Economía, Paulo Guedes.
Una tormenta perfecta, que carecía del clima favorable para el impeachment. A ver en qué medida estas nuevas circunstancias acelerarán la pérdida de apoyo de Jair Bolsonaoro, que hoy goza de un apoyo abajo de 30 por ciento. Pero estas declaraciones en el video podrían ser el detonante de todo lo que se ha estado acumulando contra Bolsonaro, haciendo que una nueva acusación, exactamente cuatro años después de la otra, sirva para cerrar este terrible periodo de la historia brasileña.