domingo, 7 de marzo de 2021

Mujeres valerosas de ayer y hoy.

Ángeles González Gamio
Mañana se conmemora el Día Internacional de la Mujer, cuyas raíces se remontan a la huelga que un grupo de trabajadoras textiles realizó por mejores condiciones de trabajo. El dueño de la fábrica las encerró y la incendió; a las que sobrevivieron la policía las apresó. Murieron 120. Esto sucedió en Nueva York el 8 de marzo de 1857 y fue el detonador de muchas acciones en los años subsecuentes, así como de una toma de conciencia de la situación de profunda desigualdad y discriminación que padecían las mujeres en todo el mundo.
En 1945 se formó la Organización de Naciones Unidas (ONU), con el fin de fomentar la cooperación internacional tras los estragos de la Segunda Guerra Mundial; en las normas que la rigen, se estableció el primer acuerdo internacional que consagra la igualdad de género.
Treinta años después, en 1975, la ONU estableció el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, que coincidió con el Año Internacional que se les dedicó. A partir de entonces y cada día con más fuerza, se celebra esta fecha en gran parte del orbe.
Este año también se conmemora el bicentenario de la consumación de la Independencia en nuestro país. A las justas exigencias que se van a expresar mañana en la marcha, que a pesar de la pandemia anuncia con ser multitudinaria, habría que añadir el reconocimiento a las cientos, quizás miles, de valerosas mujeres que participaron en el movimiento insurgente que a muchas costó la vida.
Vamos a recordar a algunas poco conocidas que participaron como combatientes: Manuela Molina, a quien conocemos por la mención que hace en el diario de campaña el secretario del general Morelos, el licenciado Juan Nepomuceno, el 9 abril de 1813: Llegó doña María Manuela Molina, india natural de Taxco, capitana titulada por la Suprema Junta. Esta mujer, llevada del fuego sagrado que inspira el amor de la patria, comenzó a hacer varios servicios a la nación hasta llegar a acreditarse y levantar su compañía. Se ha hallado en siete batallas y entusiasmada con el gran concepto que al señor generalísimo le han acarreado sus victorias, hizo viaje de más de 100 leguas por conocerlo, expresando después de lograrlo que ya moriría gustosa, aunque la despedazara una bomba de Acapulco: ojalá que la décima parte de los americanos tuviera los mismos sentimientos.
Intrépida combatiente fue Altagracia Mercado, oriunda de Huichapan, Hidalgo, quien formó y financió su propio batallón que se enfrentó en diversas ocasiones al ejército realista. Finalmente, el 24 de octubre de 1819 su compañía fue derrotada, se dispersó y muchos fueron capturados. No obstante haber quedado prácticamente sola, siguió enfrentando a las tropas virreinales; el comandante que la capturó le perdonó la vida. Se cuenta que el militar español afirmó: Mujeres como ella no deben morir.
Mariana Toro de Lazarín, casada con un rico minero, organizaba tertulias en su casa a las que asistían simpatizantes independentistas. Al enterarse de la detención de Hidalgo y los otros jefes, expresó en una tertulia: Hemos de aprehender al virrey y ahorcarlo. Estas palabras dieron lugar a una conspiración, cuyo fin se moderó, buscando apresarlo y, en lugar de ahorcarlo, hacerlo prisionero. Mariana participó activamente en el plan, junto con los jefes de la guarnición que lo apoyaban. Fracasó porque uno de los conspiradores, temeroso de perder la vida, acudió a confesarse y el sacerdote lo denunció con el virrey, quien de inmediato ordenó aprehender a los Lazarín y a la mayoría de los involucrados; el precio: 10 años de prisión en las lúgubres cárceles de la Inquisición.
Oriunda de San Juan de los Lagos, Rita Pérez se casó con el insurgente Pedro Moreno y participó en la guerra junto con su marido en el Fuerte del Sombrero. Se encargaba de cocinar y repartir la comida, así como de curar a todos los rebeldes lesionados en combate. Por su entereza la apodaron La Generala. Al ser tomado el fuerte por los realistas, los hombres escaparon y Rita y sus cuatro pequeños hijos fueron detenidos. Las penalidades del encierro, el hambre y las enfermedades causaron la muerte de los dos más pequeños. En prisión recibió la noticia de la muerte de su hijo mayor y del asesinato de su querido esposo. Al salir, con la hija que le quedaba, regresó a San Juan de los Lagos, donde atendió un expendio de tortillas hasta su muerte.

Consecuencias y coincidencias
Antonio Gershenson
El tema de las consecuencias nefastas que resultaron de la catástrofe que afectó al estado de Texas y que alcanzó a una parte del norte de México, nos deja reflexiones y varios retos en cuanto a la urgencia de avanzar en la tecnología que afronte ese tipo de calamidades.
Los cambios climáticos, accidentes y diversas irregularidades en los sistemas que nos proveen de energía eléctrica, nos han puesto y nos seguirán poniendo a prueba. No existe tecnología perfecta ante los cambios de temperatura ambiental. Así se ha demostrado en el caso del estado de Texas.
El fenómeno climático en el norte de México y en el sur de Estados Unidos no es solamente una prueba de la fuerza de la naturaleza ni sólo un ejemplo de las deficiencias que pueden presentar, en un momento dado, las energías alternativas. Para Texas fue una dura prueba, no sólo por los estragos, sino también porque es uno de los más ricos en hidrocarburos de ese país.
Su relativa independencia tecnológica de los demás estados vecinos le costó, en esta ocasión, el fallecimiento de personas. La reciente onda fría de temperatura extrema y la afectación a otras fuentes generadoras de electricidad (eólicas, por ejemplo), provocó un fuerte riesgo de seguridad y pérdidas económicas muy grandes. La situación se reflejó en el alza abrupta en los recibos de la luz. Además de que incumplió con el abasto de gas a nuestro país.
Tenemos propuestas y comentarios de compañeros del gremio energético con quienes hemos compartido una larga lucha en favor de la autonomía tecnológica y, especialmente, en la batalla diaria por la soberanía de nuestro país. Todas habrá que revisarlas, aunque en algunos casos no se comparta el punto de vista político acerca de por qué el actual gobierno toma determinadas medidas.
Coincidimos con el colega físico Gastón González Sepúlveda, con la mayor parte del análisis que amablemente nos compartió y que hemos considerado en este artículo. En efecto, la fragilidad que quedó en evidencia acerca de los sistemas con que contamos y con que tenemos que enfrentar cualquier eventualidad climática, es importante tenerla presente y resguardarla.
Un llamado de alerta para nosotros, y lo pudimos ver en corto, es la realidad de lo que significa la dependencia tecnológica y energética y de lo que podemos resolver con nuestros propios medios y recursos, especialmente en una situación de urgencia como ésta.
El evento en cuestión nos ha mostrado, asimismo, que los acuerdos comerciales entre Estados Unidos y México, además de desventajosos para nosotros, son absurdos. Surge la pregunta de nueva cuenta, ¿por qué tenemos que depender de Estados Unidos teniendo nuestros propios medios?
Y también vuelve a surgir la propuesta: utilizar opciones que son de alternancia. En efecto, la nuclear ha sido y sigue siendo la energía del futuro, con más de 100 años de experiencia, con todos los beneficios que esto implica. Aunque en realidad es un tipo de recurso ya comprobado, ya no es nuevo ni en nuestro país, puesto que la termoeléctrica Laguna Verde no ha fallado en todos sus años de funcionamiento.
En cuanto a la eólica, sólo recordemos que en el país contamos con una de las zonas más constantes en cuanto a la fuerza del viento, se ha registrado una velocidad de hasta 130 kilómetros por hora. La zona llamada La Ventosa, situada en el Istmo de Tehuantepec, donde colindan los estados de Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz, tienen a la empresa Iberdrola, básicamente, y a otras explotando este recurso. El beneficio a la población está en entredicho, ya que han sido múltiples las protestas por la instalación del parque eólico, pues también ha sido perjudicial para pobladores de esa área.
La titular de la Secretaría de Energía, durante su comparecencia en el Senado en octubre de 2020, se refirió a la energía nuclear como una de las alternativas que tendrán un desarrollo en el país. Y con la posibilidad de contar con ese recurso que, en principio, favorecerá a la población y, paralelamente, con la posibilidad de autoabastecernos sin vender nuestro patrimonio energético, como lo es el petróleo o el uranio, se darán pasos firmes en la recuperación de la soberanía.
Respecto de otras fuentes de energía, se consideran proyectos que desarrollarán una gama amplia de opciones que cubrirán necesidades actuales y futuras.
La transición en cuanto a energéticos ya se lleva a cabo, lo que falta es que sean energías verdaderamente limpias, bajo una misma dirección gubernamental y con claras ventajas para la población y para la economía del país. De esa forma no nos sorprenderán ni las coincidencias ni las consecuencias. Tenemos recursos propios.
antonio.gershenson@gmail.com