El vecino del sur parece condenado a la codicia de los anglosajones, dijo el abolicionista Frederick Douglass
David Brooks Corresponsal
Periódico La Jornada Jueves 13 de mayo de 2021, p. 24
Nueva York., Estados Unidos declaró la guerra contra México, su primera incursión militar en otro país, hace 175 años este 13 de mayo, acusando que los mexicanos se habían atrevido a enfrentar a militares estadunidenses, con políticos y medios calificando a los mexicanos de imbéciles y criminales.
Lo que no se cuenta tanto sobre esa guerra es la oposición dentro de Estados Unidos y entre las tropas a la aventura imperial. Esas historias vinculan las luchas de afroestadunidenses, latinos y otros contra el histórico racismo sistémico en este país hasta hoy, así como el debate sobre la relación bilateral.
Desde que llegó a la presidencia en marzo de 1845, James Polk –esclavista– había preparado la justificación de una guerra con México con el fin de anexar Texas y California, pero faltaba un pretexto. Éste apareció cuando un patrullaje de tropas fue enviado en abril de 1846 a territorio mexicano entre el Río Nueces y el Río Bravo, y ante ello fuerzas mexicanas respondieron causando bajas estadunidenses. Al recibir las noticias del enfrentamiento, Polk solicitó al Congreso una declaración de guerra acusando que México invadió nuestro territorio y derramó sangre estadunidense sobre tierra estadunidense. El 13 de mayo, el Congreso aprobó de manera abrumadora la declaración de guerra.
La posibilidad de una guerra con México ya se había contemplado desde que Texas se había declarado independiente, en 1836, con un objetivo claro, en palabras del líder de esa rebelión, Stephen Austin (cuyo nombre lleva la capital de ese estado): Texas tiene que ser un país con esclavos. México había abolido esa práctica en 1829.
El futuro imperial del país estaba al centro del debate político entre las cúpulas de Estados Unidos al abordar el tema de anexar Texas, recuerda el historiador Greg Grandin en su libro El fin del mito. En 1836 el ex presidente y entonces diputado John Quincy Adams, en un discurso contra una eventual guerra contra México por Texas, increpó al entonces presidente de Cámara de Representantes, el mismo James Polk: ¿No es cierto que usted, anglosajón, dueño de esclavos y exterminador de indígenas, odia al mexicano-español-indígena, emancipador y abolicionista de esclavos? Advirtió que en una guerra, las banderas de la libertad serán las de México, y las banderas de usted, me sonroja decir la palabra, serán las de la esclavitud.
La anexión llevaría a la paz perpetua
Polk llegó a la presidencia en marzo de 1845 afirmando que el anexo pendiente de Texas haría segura la frontera y llevaría a la paz perpetua. Poco más de un año después, declaró la guerra a México, que el general Ulysses S. Grand calificaría después de una de las guerras más injustas jamás realizadas por una nación más fuerte contra una más débil.
Y una de las más brutales con violaciones de mujeres, asesinatos de civiles y tácticas de terror, incluida la destrucción de iglesias y hasta panteones por fuerzas estadunidenses encabezadas por Zachary Taylor, futuro presidente de Estados Unidos.
En tanto, los medios de la cúpula y varios políticos nutrían el apoyo a la guerra al calificar a mexicanos en términos racistas de degenerados bárbaros e imbéciles que serían derrotados fácilmente.
Entre las voces que se oponían a la guerra destaca la del gran intelectual, líder abolicionista y ex esclavo Frederick Douglass, quien la consideró una guerra contra la libertad, contra el negro y contra los intereses de los hombres trabajadores de este país, y un medio para extender la maldición más grande, la esclavitud de los negros.
Durante la guerra, en 1848, en un editorial en el periódico editado por Douglass, North Star, no sólo aborda el tema de la esclavitud en la guerra sino el de clase, señala el historiador Howard Zinn. En el editorial se critica el consenso de las cúpulas por la guerra desgraciada, cruel y desigual contra nuestra república hermana, y lamenta que México parece ser una víctima condenada a la codicia y el amor de dominio de los anglosajones.
El editorial condena que “los gemidos de hombres masacrados, gritos de mujeres violadas, y el llanto de niños huérfanos no deberían provocar piedad de nuestro corazón nacional, sino mejor servir de música para inspirar a nuestros galantes soldados a realizar actos de crueldad, codicia y sangre…” Concluye con un exhorto: “que la prensa, el púlpito, la Iglesia, la gente en general se una de inmediato… llamando por el retiro instantáneo de nuestras fuerzas de México. Esto podría no salvarnos, pero es nuestra única esperanza”.
Zinn cuenta que también hubo motines de soldados contra sus oficiales, con más de 9 mil desertores. Pero los más famosos entre éstos por su rebelión contra la guerra estadunidense, fueron migrantes irlandeses enviados como carne de cañón a la guerra y quienes se sumaron a la resistencia contra la invasión en el Batallón de San Patricio. Estos disidentes distribuyeron volantes convocando a inmigrantes –alemanes, franceses e irlandeses católicos– a sumarse a la causa afirmando que la nación americana realiza una guerra muy injusta contra los mexicanos y ha tomado a todos ustedes como instrumentos de ese esfuerzo, e instó a que rehusaran estar en las filas de aquellos que proclaman la esclavitud con un principio constitutivo de la humanidad.
Otra voz distinguida en oposición fue Henry David Thoreau, encarcelado en julio de 1846 por no pagar sus impuestos porque se negaba a financiar la guerra inmoral contra México. Herman Melville, entre otros más, también se pronunció en contra.
Abraham Lincoln, congresista novato, también se opuso pero a fin de cuentas su partido aprobó financiar la guerra.
Sus voces siguen vigentes 175 años después en los grandes debates actuales sobre el racismo sistémico en Estados Unidos, la migración y la relación bilateral México-Estados Unidos.
Diez mexicanas pudieron ser víctimas de abuso ginecológico en EU: SRE
Las diez mexicanas que señalaron haber sido víctimas de estos abusos ya están libres. Foto Afp /Archivo
Ciudad de México. Diez mexicanas “pudieron ser víctimas de malas prácticas médicas” mientras estaban detenidas en el Centro de Detención Migratoria en el condado de Irwin, Georgia (ICDC, por sus siglas en inglés), y en cuatro casos involucrarían algún tipo de cirugía, informó la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Las connacionales forman parte de un grupo de al menos 57 mujeres migrantes de varias nacionalidades detenidas en ese sitio que fueron víctimas de intervenciones quirúrgicas no autorizadas, como histerectomías, negligencia médica y otros abusos por parte del ginecólogo Mahendra Amin, colaborador del ICDC, administrado por LaSalle Corrections, empresa privada bajo contrato del Servicio de Control de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, pro sus siglas en inglés).
El caso que trascendió en septiembre del año pasado gracias a las denuncias de organizaciones civiles de Estados Unidos, quienes en diciembre presentaron una denuncia colectiva contra autoridades estadunidenses, la cual es asesorada por un equipo de abogados, encabezados por el litigante Andrew Free, cuenta con al menos 30 testimonios y es apoyada por el consulado general de México en Atlanta.
Esta mañana, durante su conferencia de prensa, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseveró que se daría un informe sobre estos casos. Sin embargo, la cancillería se limitó a difundir horas después un comunicado de cinco párrafos en los que indicó que “atiende puntualmente” las denuncias.
“El consulado general de México en Atlanta entrevistó a 34 mujeres mexicanas para conocer si habían sido sometidas a algún tipo de procedimiento médico sin su autorización. Hasta el momento, no se ha comprobado que mujeres mexicanas hayan sido sometidas a histerectomías. No obstante, como se ha informado desde que se tuvo conocimiento del caso, algunas connacionales refirieron situaciones que pudieran considerarse como negligencia médica”, indicó la SRE.
Las diez mexicanas que señalaron haber sido víctimas de estos abusos ya están libres, algunas en México y otras en Estados Unidos. La cancillería aseguró que la representación consular en Atlanta mantiene periódica comunicación con ellas.
La SRE indicó que entre las acciones emprendidas en seguimiento de este caso, destaca “la estrecha y permanente comunicación con las organizaciones civiles y los abogados que interpusieron una demanda colectiva en diciembre de 2020 en contra de autoridades estadunidenses. En ese sentido, el consulado general se aseguró que las posibles víctimas recibieran asistencia legal y que quienes se encontraban todavía detenidas se encontraran en buenas condiciones de salud”.
Aseveró que la representación consular seguirá acompañando a las mexicanas afectadas en todo el proceso judicial derivado de la demanda colectiva.