Rescatan a un niño y varios adultos tras 79 horas debajo de los escombros
▲ La ciudad de Kahramanmaras, en el sur de Turquía, de poco más de un millón de habitantes, sufrió el colapso de decenas de edificios.Foto Ap
▲ La localidad de Jinderis, provincia de Alepo, Siria.Foto Ap
Afp, Ap, Reuters y Europa Press Periódico La Jornada
Viernes 10 de febrero de 2023, p. 20
Puesto Fronterizo De Bab Al Hawa., La esperanza de encontrar más sobrevivientes se desvanecía la madrugada de ayer en las zonas afectadas por el potente terremoto de magnitud 7.8 del pasado lunes en Turquía y Siria, uno de los más mortíferos en décadas en la región, con más de 21 mil fallecidos confirmados por las autoridades de ambos países.
Contra el reloj, los equipos de rescate, apoyados por socorristas extranjeros, continuaron la búsqueda de miles de personas que se sospecha están atrapadas entre los escombros en el sur de ambos países, pero el optimismo mengua ante las gélidas temperaturas y la superación del plazo de 72 horas que se considera crucial para salvar vidas.
El nuevo balance, basado en datos oficiales y médicos, es de 17 mil 674 muertos en Turquía y 3 mil 377 en Siria, subiendo el balance general a 21 mil 51 muertos. Los expertos consideran que la cifra aún aumentará conforme pasen los días, acentuado por la falta de operaciones de rescate en las zonas remotas o afectadas por el gélido invierno.
Unos 23 millones de personas están potencialmente en riesgo, incluidas 5 millones de personas vulnerables, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que teme una grave crisis sanitaria, con enfermedades como el cólera, que causaría aún más daños que el terremoto.
A ello hay que sumar las pérdidas económicas, que según la agencia de calificación Fitch probablemente alcancen 4 mil millones de dólares o más.
Cientos de miles de sobrevivientes tuvieron que buscar por su propia cuenta comida, agua y refugio, muchos en hogueras públicas, tras quedarse sin patrimonio. Sin equipos de socorro en varias zonas, algunos no pudieron más que escuchar cómo sus familiares pedían ayuda debajo de los escombros hasta que sus voces se apagaban.
Tan sólo en Nurdagi, una ciudad turca de unos 40 mil habitantes de la provincia de Gaziantep, ubicada entre montañas nevadas a unos 56 kilómetros del epicentro del sismo, una multitud de familiares de personas atrapadas en el interior observó cómo máquinas pesadas trabajaban en un edificio derrumbado, con sus pisos encajados uno sobre otro con poco más que unos centímetros de separación.
No hay esperanza. No podemos renunciar a nuestra esperanza en Dios, pero entraron en el edificio con dispositivos sonoros y perros y no había nada, expresó Mehmet Yilmaz, quien esperaba información de seis de su parientes, incluidos tres niños y un bebé de tres meses. Lleva 72 horas sin moverse de su esperanzada posición junto al edificio. Calcula que alrededor de 80 personas siguen atrapadas en la estructura colapsada, pero detalló que no cree aún haya sobrevivientes en el lugar.
Con temperaturas de menos 5 grados centígrados, miles de ciudadanos en la provincia de Gaziantep pernoctaron dentro de coches o tiendas de campaña al no poder volver a sus casas o tener demasiado miedo de hacerlo.
Pequeña esperanza
El salvamento de un niño de dos años tras pasar 79 horas atrapado entre los escombros de un edificio derrumbado en Hatay, en Turquía, y de varias personas más, levantó el ánimo entre los cansados equipos de búsqueda. En Antakya, decenas debolsas para cadáveres fueron depositadas en el estacionamiento del principal hospital, convertido en morgue al aire libre, donde, dada las bajas temperaturas, se mantenía la conservación mortuoria.
Un responsable turco dijo que la catástrofe planteaba dificultades muy serias para la celebración de unas elecciones previstas el 14 de mayo, en las que se espera que el presidente Tayyip Erdogan se enfrente al reto más difícil de sus dos décadas en el poder.
Del otro lado de la frontera, la Organización Internacional para las Migraciones informó que un primer convoy de ayuda a las zonas rebeldes del noroeste de Siria, cuyo presidente es Bashar al-Assad, ingresó ayer por el puesto fronterizo de Bab al Hawa, según la Organización de Naciones Unidas (ONU) y un responsable en ese lugar. La entrega incluye mantas, colchones, tiendas de campaña y artículos básicos de socorro para cubrir las necesidades de al menos 5 mil personas.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, instó al Consejo de Seguridad a autorizar la apertura de nuevos puntos fronterizos entre Turquía y Siria para entregar asistencia humanitaria.
Patriarcas, jefes de Iglesias y líderes de comunidades eclesiales en Siria solicitaron a la ONU y los países occidentales que se levanten las sanciones al país árabe para atender a la población.
En este contexto, el Banco Mundial anunció este jueves que aportará mil 780 millones de dólares a Turquía para ayudar en los esfuerzos de asistencia y recuperación. Estados unidos anunció un paquete inicial de 85 millones de dólares para ayuda de emergencia para los dos países y el Departamento del Tesoro autorizó la exención de sanciones para permitir transacciones relacionadas con ayuda a Damasco.
Miles de peruanos siguen en las calles; se cumplen 2 meses de convulsión social
Crece el malestar entre los pobladores por la matanza de 19 manifestantes en Puno, perpetrada el 9 de enero
▲ En Lima, el escudo policial encapsuló a manifestantes para acotar el espacio de protesta.Foto Ap
Afp y Reuters Periódico La Jornada
Viernes 10 de febrero de 2023, p. 23
Juliaca. Miles de peruanos marcharon ayer por varias ciudades al exigir una vez más la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y los miembros del Congreso al cumplirse un mes de la violenta represión que dejó 19 muertos en Juliaca.
La jornada de ayer estuvo marcada por un paro nacional convocado por el Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación, la Confederación General de Trabajadores y otros gremios civiles, y se extendió a Cajamarca, Loreto, Arequipa, Puno y Lima.
Juliaca fue escenario de movilizaciones más nutridas y sentidas. Los pobladores exigieron justicia para los fallecidos el 9 de enero, cuando unas 2 mil personas intentaron tomar el aeropuerto Inca Manco Cápac, a mil 300 kilómetros al sur de Lima, en la región de Puno.
Como hace un mes, la muchedumbre intentó tomar la terminal aérea, a lo que la policía antidisturbios respondió con andanadas de gases lacrimógenos.
Horas antes, cientos de personas, incluyendo familiares y allegados de las víctimas mortales, recorrieron varias calles en una congregación de luto, llanto, consignas antigubernamentales y cantos de protesta, orquestados con instrumentos musicales como trompetas y tambores.
La sangre derramada jamás será olvidada o ¿cuántos muertos quieres para que renuncies? fueron algunas de las consignas, mientras madres y familiares empuñaban fotos e imágenes de los fallecidos en la ola represiva.
Aviones militares sobrevolaron la ceremonia luctuosa.
Me han quitado a mi hijo asesinándolo. No puedes pagar eso, la vida de mi hijo, exclamó Faustina Huanca, una vendedora informal, a la Afp. Huanca, como muchos de los presentes, vestía de negro, y participó en una misa católica.
Pasaron dos policías y me dispararon a quemarropa (...) Tengo más de 70 perdigones en todo el cuerpo, (los médicos) sólo pudieron extraer ocho en la primera cirugía que me hicieron. Tengo el resto en el cuerpo, aseguró Diego Quispe, trabajador independiente.
Que todo el mundo se entere que el 9 de enero han caído nuestros hermanos en este lugar manifestó a la Afp Edith, familiar de una víctima.
Persisten los cierres carreteros
En la ciudad blanca de Arequipa, la segunda más importante del país a 765 kilómetros al sur de Lima, hubo movilizaciones por el centro histórico hasta la Plaza de Armas de centenares de personas convocadas por sindicatos y organizaciones sociales.
También hubo protestas en Ayacucho (565 kilómetros al sur de Lima), Pucallpa (730 kilómetros al noreste) y Puno (mil 300 kilómetros al sur), donde exigieron la dimisión de Boluarte y justicia para las víctimas de la represión.
En Lima, en la céntrica plaza Dos de Mayo, se llamó a una concentración para protestar en la tarde de ayer, con un centenar de asistentes.
En Madre de Dios, alrededor de la 2 de la tarde, civiles bloquearon la carretera Interoceánica y en Tacna, las vías en las terminales terrestres, en Cusco, cientos marcharon por el centro histórico.
En el Congreso, la bancada del Bloque Magisterial retiró la firma de sus integrantes de la propuesta para reabrir el debate sobre el adelanto de elecciones para 2023. Antes de esta decisión, el pedido contaba con los 66 votos necesarios gracias al apoyo de Fuerza Popular, Perú Libre, Podemos Perú, Perú Democrático y Cambio Democrático-Juntos por el Perú informó RPP.
Según la Defensoría del Pueblo, tras dos meses de convulsión social y protestas en Perú, se han reportado 58 personas muertas y de ese total 57 son civiles y uno es un policía. Además, 62 carreteras nacionales permanecen bloqueadas por quienes protestan.