sábado, 16 de noviembre de 2024

Hamas exige a Israel retiro de tropas y alto el fuego definitivo.

Tel Aviv mata a 45 personas en Gaza y Líbano
Netanyahu aceptará en enero un cese a las hostilidades en Medio Oriente como regalo al republicano Trump, publica The Washington Post
▲ Un ataque aéreo israelí golpeó en el barrio de Ghobeiry, en el sur de Beirut, de donde Tel Aviv pretende desaparecer a los rebeldes de Hezbollah.Foto Afp
Afp, Ap, Reuters, Europa Press, Sputnik y The Independent
Periódico La Jornada   Sábado 16 de noviembre de 2024, p. 20
Beirut. Hamas afirmó ayer que está dispuesto a pactar un alto el fuego en Gaza e insistió en que debe ser definitivo e incluir la retirada militar de Israel, mientras el ministro de Seguridad de ese país, Itamar Ben Gvir, rechazó hacer concesiones a la población civil de la franja hasta que sean liberados todos los rehenes; además, calificó de mala decisión de su gobierno la reciente entrega de ayuda humanitaria y recordó que él fue el único que votó en contra de esta medida, informaron medios de comunicación en Tel Aviv.
Por su parte, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, recalcó que su pueblo no abandonará la búsqueda de la libertad y la independencia, y aseguró que su mano permanece tendida a la paz, pero no a cualquier precio.
En tanto, el Parlamento libanés expuso que se encuentra considerando una propuesta de alto el fuego enviada por Estados Unidos, pero aseguró que el texto es inaceptable tal como está, pues incluye la formación de un comité para supervisar la implementación de la Resolución 1701 de Naciones Unidas, la cual ordena el desarme de Hezbollah y su retirada de la frontera con Israel más allá del río Litani.
En este contexto, Alí Lariyani, enviado del ayatolá Alí Jamenei a Beirut reafirmó el apoyo a la decisión que tome Teherán. Lariyani se reunió con el premier libanés, Nayib Mikati, y en Siria con el presidente Bashar al Assad, con quienes analizó la situación de la guerra israelí en la región.
Europa cambia gesto a Tel Aviv
Asimismo, los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea discutirán propuestas para prohibir las importaciones procedentes de los asentamientos ilegales israelíes en territorios palestinos y suspender el diálogo político con Tel Aviv por sus numerosas violaciones al derecho internacional, informó Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea.
Israel, por su parte, buscaría darle a Donald Trump una victoria temprana en política exterior alcanzando un alto el fuego en enero, según una versión publicada por The Washington Post, que cita a funcionarios israelíes anónimos. Ese mensaje habría sido transmitido por el titular israelí de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, colaborador cercano del primer ministro Benjamin Netanyahu, al presidente electo de Estados Unidos y su yerno Jared Kushner, en conversaciones sostenidas esta semana en la propiedad de Trump en Florida, Mar-a-Lago.
En el terreno bélico, la ofensiva israelí continuó sobre Gaza, Líbano y Siria. Al menos 37 personas fueron abatidas en ataques de Tel Aviv en la franja desde el amanecer, mientras que en Líbano al menos ocho personas murieron por los bombardeos en el sur, que se suman a los 3 mil 386 fallecidos desde que se desencadeno el conflicto en Gaza el pasado 7 de octubre.
En Siria, las fuerzas israelíes bombardearon el distrito de Mezzeh, en Damasco, en el segundo ataque en dos días.
El sitio de noticias Axios reportó que los ataques aéreos de Israel en Irán el mes pasado, en respuesta a un ataque iraní anterior contra Tel Aviv, destruyeron el equipo que Teherán necesitaba para desarrollar un arma nuclear.
Por su parte, la Yihad Islámica palestina publicó un nuevo video de un rehén que se identificó como ciudadano ruso, de nombre Alexander Trufanov. Moscú solicitó la liberación inmediata e incondicional de sus dos connacionales que permanecen en la franja: Maxin Herkin y Trufanov.
Los rehenes ya no importan
Un alto funcionario israelí comentó al diario israelí Yedioth Ahronoth que quienes han hablado recientemente con Netanyahu, incluyendo a los principales asesores del presidente estadunidense Joe Biden, se han ido con la impresión de que el primer ministro cree que el destino de los rehenes ya ha sido determinado, informó The Times of Israel.
Netanyahu pone más énfasis en los muertos que en los vivos, afirmó el alto funcionario bajo condición de anonimato.
En tanto, la congresista demócrata estadunidense-palestina Rashida Tlaib solicitó la dimisión del secretario del Departamento de Estado estadunisense, Antony Blinken, por incumplir la ley al vender armas a Israel, mientras Tel Aviv bloquea la entrada de ayuda humanitaria de Estados Unidos en Gaza.

Propone Milei una alianza de naciones libres ante el peligro de la izquierda
Argentina, EU, Italia e Israel serían custodios del legado occidental, afirma
▲ En una cena de gala, en Mar-a-lago, complejo turístico de Florida, propiedad del presidente electo estadunidense, el mandatario sudamericano (centro) aparece rodeado de funcionarios de su gobierno, así como de Donald Trump y el empresario Elon Musk, con su hija Azure en brazos.Foto Afp
Sputnik
 Periódico La Jornada
Sábado 16 de noviembre de 2024, p. 22
Buenos Aires., Al dirigirse a un grupo de inversionistas en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) que tiene lugar en Florida, el presidente de Argentina, Javier Milei, propuso una alianza de naciones libres, la cual integrarían su país, Estados Unidos, Italia e Israel.
Estados Unidos liderando en el norte, Argentina en el sur, Italia en la vieja Europa e Israel, el centinela en la frontera de Oriente Medio, señaló Milei al disertar este viernes en el complejo de Mar-a-lago, propiedad del presidente electo estadunidense, Donald Trump.
Consideró que ante el peligro de la izquierda se requiere una alianza de custodios del legado occidental donde la CPAC tiene un rol fundamental.
El gobernante sudamericano puso de ejemplo la liga que formaron hace 2 mil 500 años cientos de ciudades griegas frente al avance persa, y consideró que era el momento para hacerle frente a la barbarie, así como apoyar la causa de Occidente, “que descubrió el método científico, que industrializó el planeta y que –con el capitalismo de libre empresa– sacó de la miseria a miles de millones”.
Milei habló de una línea histórica y citó a filósofos atenienses y romanos con su primer imperio multicontinental.
Durante su disertación en el foro que reúne a los movimientos más conservadores del país, el argentino cuestionó la existencia de la justicia social que sostiene que donde hay una necesidad nace un derecho, y afirmó que la izquierda “intoxica la gran mayoría de las instituciones y formadores de opinión (…) ante el resentimiento y la frustración que generó en términos políticos el éxito del capitalismo”.
La noche anterior, durante una cena de gala en Mar-a-Lago, felicitó a Trump por la remontada política más grande de la historia y calificó a los miembros de su equipo de verdaderos gigantes.

La furia de pensar
Fabrizio Mejía Madrid
Sucede que los intelectuales, cuando la historia los rebasa y no cumplen con lo que ellos habían entendido y pronosticado, renuncian a pensar. No lo digo sólo por los nuestros, que todos los días confunden Estado con alguna forma de autoritarismo. De la lectura de la historia de los intelectuales franceses, entre 1944 y 1989, de François Dosse, extraigo esta historia. Es 1981 y la llegada de la izquierda al poder se da sin el apoyo de los intelectuales. Instalados en la frivolidad, Gilles Deleuze, Félix Guattari (los antes polemistas anti-freudianos), Paul Virilio (el teórico de la velocidad), entre otros, deciden apoyar en la elección presidencial a un cómico, Elíseo de Coluche, propuesto en una broma por la revista satírica Charlie Hebdo. François Mitterrand, el que resultaría electo a la presidencia, tiene que mandar a su jefe de campaña, Jacques Attali, para convencer al cómico de que retire su candidatura. El apoyo de los intelectuales a su causa, puede hacer que la izquierda pierda valiosos votos contra la derecha. Hay que decir que la izquierda no ha ganado una elección desde León Blum en 1936, pero ahora no hay Sartres ni Camus ni Beavoirs. Lo que hay son teóricos de las estructuras, historiadores de las cuentas largas, opinadores de la televisión, que han decidido que el Estado es totalitarismo, que el poder es maldad, que la Revolución lleva al Terror, que el anticolonialismo es Pol Pot masacrando a su propia población en Camboya, que el futuro no es más que una especie de religiosidad laica.
Son estos intelectuales del ensayo de Dosse que me impresionan porque, justo en el triunfo inesperado y eufórico de los socialistas y comunistas de Mitterrand, no arropan a sus electores ni les proponen un plan para Francia. Son los mismos que han salido del mayo de 1968, pero se han ido despolitizando a tal grado que para lo único que se unen es para sospechar de cierta tibieza de parte del nuevo gobierno en los hechos de la huelga de los astilleros en Polonia. Son los que inventan el post, como una forma de denominar a su propio tiempo con algo que no signifique ni revolución ni ruptura. Hay post-modernos, post-marxistas, post-capitalistas. Critican lo que llaman los grandes metarrelatos, es decir, la historia, el inconsciente o, incluso, la verdad fáctica. La post-realidad es aquella que puede ser sustituida por los medios de comunicación. Célebremente, uno de ellos, Jean Baudrillard, dirá el 29 de marzo de 1991 al diario Liberation, que la Guerra del Golfo no ha ocurrido. Cuando algunos lo reconvienen con el pequeño detalle de que hay muertos y familias de luto, el filósofo responderá algo todavía más indignante: Un simple cálculo muestra que de los 500 mil soldados estadunidenses que participaron en las operaciones del Golfo durante siete meses, habrían muerto tres veces más, si se hubieran quedado en sus casas, sólo en accidentes de tráfico. Ni siquiera se le ocurrió hablar de los civiles iraquíes muertos. Eran esos mismos intelectuales que vieron a la izquierda ganar y no les pareció que ello fuera histórico porque, para ellos, ese término ya no era moderno. Como habían apoyado las liberaciones de las antiguas colonias y ninguna de ellas cumplió con sus expectativas de ser el paraíso en la tierra, entonces ya sólo denunciaban al tercer mundo por no respetar los derechos humanos. Los intelectuales de los países pobres sólo eran los disidentes que habían huido de las persecuciones. Pascal Bruckner llamó a los que apoyaban las revoluciones de liberación llorones de la historia moderna, hemofílicos dispuestos a sangrar por cualquier causa.
Lo que se fraguaba era la derechización de estos intelectuales, alguna vez maoístas, otras humanistas y existencialistas, con la aceptación de su propia derrota ideológica, años antes de que, en verdad cayera el Muro de Berlín. Con la idea de que Europa no le debía nada a sus colonias saqueadas, se propusieron reconciliarse con su presente boyante. No más culpabilización. No más moralizaciones. Su postura era un centro incoloro, inoloro e insípido donde reinaba el vacío y la vaguedad individuales en un presente continuo donde se estiraban bostezando la democracia y el libre mercado. La historicidad había entrado en una crisis, no porque el tiempo hubiera dejado de correr ni las rupturas de darse, sino por la renuncia a la furia de pensar. Era más fácil tirar los cientos de libros de marxismo y nombrar a Alexis de Tocqueville en sustitución de todos: algo que justificara la renuncia a la voluntad política y al lazo que une a las revoluciones con las repúblicas. Para borrar a su propia Revolución, François Furet dirá en 1978 que hay una continuidad entre el Rey Sol, Luis XIV, y Robespierre en la centralización de la administración. Tocqueville estaba mandado a hacer para justificarse en un presente neoliberal al que le estorbaban los triunfos electorales de socialistas y comunistas: un aristócrata desilusionado de la revolución francesa, adorador de los gringos y su democracia. Como escribe Dosse en el segundo tomo de su ensayo: “La perspectiva de un futuro común y emancipador da paso a la idea de que sólo existe un proyecto individual: dar rienda suelta a los intereses egoístas de cada individuo, a la maximización del beneficio a escala personal, y la represión de la esfera pública hasta la insignificancia. Juilliard lo escribió en 1985 sin siquiera ruborizarse: Búsquen la satisfacción aquí y ahora: crear su propio negocio o salir a correr, dedicarse a la informática o al antirracismo. Lo que sea. Así, antiguos militantes de la izquierda, que apoyaron a Argelia en su liberación o al Che Guevara, como el actor Yves Montand, pudieron autodefinirse en los años 80 como: izquierdista de tendencia reaganiana.
Habían renunciado a pensar casi una década antes, hartos de que no se cumplieran sus profecías de revoluciones proletarias, paraísos tercermundistas, futuros para siempre. Una enfermedad del intelecto que se había convencido de que su trabajo era ser oráculo y no lectores de lo real.