lunes, 7 de abril de 2025

Enviado del Kremlin, optimista sobre retomar el diálogo Rusia-EU

Habrá otro contacto dentro de unos días
Kiril Dmitriev dice que en su reciente visita a Washington percibió gran interés de empresas estadunidenses por volver al mercado ruso
Juan Pablo Duch   Corresponsal
Periódico La Jornada  Lunes 7 de abril de 2025, p. 21
Moscú. El enviado del Kremlin para inversiones y cooperación económica, Kiril Dmitriev, regresó satisfecho de su reciente visita a Washington, pero en el balance que hizo ayer de las entrevistas que sostuvo, el 3 y el 4 de abril, no mencionó ningún avance concreto, más allá de anunciar que el siguiente contacto será dentro de unos días, sin precisar si se trata de un encuentro presencial o de una conversación telefónica.
Dmitriev, en entrevista para la televisión pública Pervy Kanal (canal Primero), resumió así los resultados de la misión que le encomendó el presidente Vladimir Putin: las entrevistas (que sostuvo) mostraron la disposición (de rusos y estadunidenses) de restablecer un diálogo directo, que permita superar las diferencias y solucionar importantes temas geopolíticos.
Agregó: vemos (la parte rusa) el comienzo de un diálogo positivo, respetuoso. Creo que nuestros colegas en Estados Unidos entienden que hay que restablecer la conversación con Rusia, y que Rusia pudo resistir el intento de infligirle la derrota estratégica que emprendió la administración del presidente Joe Biden.
Para Dmitriev, el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, a diferencia de su antecesor, escucha la posición de Rusia, comprende sus preocupaciones y busca soluciones a los problemas.
El también presidente del Fondo de Inversiones Directas de Rusia mantuvo conversaciones con el secretario de Estado, Marco Rubio, y con el emisario especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff, entre otros funcionarios estadunidenses. Trascendió que en sus conversaciones puso el acento en los beneficios que daría instrumentar proyectos conjuntos en materia de metales raros, de asimilación del Ártico y de cooperación en otros campos.
Pude percibir un gran interés de las empresas estadunidenses por volver al mercado ruso y que quieren ocupar los nichos que dejaron vacíos las empresas europeas, reveló a un grupo de corresponsales rusos al término de su visita.
Afirmó también que la embajada rusa en Washington y la cancillería están trabajando en una gran cantidad de asuntos relevantes, entre ellos algunos que pueden representar facilidades prácticas para los rusos. Mencionó por ejemplo que se está promoviendo restablecer las comunicaciones aéreas directas entre Rusia y Estados Unidos. Confiamos en poder avanzar pronto en esta cuestión, dijo Dmitriev.
Durante su estancia en la capital de Estados Unidos, el Kremlin apenas difundió información sobre las gestiones del enviado de Putin y, en una ocasión, el portavoz de la presidencia rusa, Dimitri Peskov, incluso tuvo que enmendarle la plana, después de que Dmitriev señaló, en el contexto de la demanda rusa de que Ucrania nunca forme parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que Rusia no excluye ofrecer algunas garantías de seguridad a Ucrania.
Peskov subrayó que la cuestión de las garantías de seguridad es un asunto complejo y ni siquiera se está considerando en este momento.
Da la impresión, opinan analistas, de que el protagonismo que esta adquiriendo Dmitriev, con el respaldo personal de Putin, no es del agrado del canciller Serguei Lavrov ni del asesor de política exterior de la presidencia rusa, Yuri Ushakov, quienes aspiran a encabezar la negociación con Estados Unidos.
Al menos no hay estrecha coordinación entre los tres, pues el optimismo de Dmitriev contrasta con las declaraciones del viceministro de Relaciones Exteriores, Serguei Riabkov, muy cercano a Lavrov, que hace unos días criticó por primera vez a la administración Trump por no considerar las preocupaciones de Rusia.
Nos tomamos muy en serio los modelos y soluciones propuestos por los estadunidenses, pero tampoco podemos aceptar todo esto, tal como está. Todo lo que existe es un intento de encontrar algún tipo de plan que permita primero un alto el fuego, tal como lo imaginan los estadunidenses, declaró Riabkov a la revista rusa Mezhdunarodnaya Zhisn (Vida Internacional).
Y añadió: por lo que podemos juzgar, no hay lugar para nuestra principal demanda, que es la solución de los problemas vinculados con las causas originarias del conflicto. Esto es algo que falta por completo (en la iniciativa de Estados Unidos) y que es necesario cambiar.

American curios
Sin palabras
David Brooks
▲ El presidente Donald Trump ha ordenado una purga sin precedente de cualquier visión izquierdista en la historia de Estados Unidos y por medio de decretos trata de imponer una nueva narrativa oficial en escuelas, museos y universidades.Foto Ap
Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado. George Orwell, 1984.
El gobierno está intentando borrar la historia de Estados Unidos. A través de amenazas, órdenes ejecutivas y otras medidas, el régimen de Trump está buscando imponer una nueva versión de la narrativa oficial en escuelas públicas, museos, universidades, centros culturales y hasta dentro del propio gobierno.
Ha girado instrucciones de que toda institución que de alguna manera es financiada por el gobierno federal tiene que eliminar cursos, exhibiciones, obras y más que se refieran a lo que califica de visiónizquierdista de la historia nacional. Un enemigo es el DEI: diversidad, equidad e inclusión, el término que describe programas, iniciativas y medidas adoptadas por escuelas y universidades, empresas, bibliotecas, equipos deportivos, medios y otras instituciones, como parte de las conquistas de los movimientos de derechos y libertades civiles durante más de un siglo. Pero esto no para ahí, sino que se extiende a un proceso de censura dentro del propio gobierno.
Desde que Trump y su gente llegaron a la Casa Blanca, se han borrado o modificado miles de páginas (más de 8 mil en sólo sus primeros 12 días) de sitios de Internet del gobierno, desde información de salud y vacunas e investigaciones criminales –incluyendo una base de datos pública acerca de las investigaciones judiciales sobre los participantes en el intento de golpe del 6 de enero de 2021– hasta información sobre control de armas de fuego, crímenes de odio y de discriminación contra la comunidad gay, todo bajo directivos de eliminar temas relacionados con DEI o con lo que llaman ideología de genero.
Continúa la masiva campaña de desinformación tan bien practicada durante el primer periodo de Trump, cuando rompió récords históricos sobre el volumen de mentiras y engaños; el Washington Post mantuvo un monitoreo diario que alcanzó un total de 30 mil 573 declaraciones falsas o engañosas, un promedio de 21 al día durante sus cuatro años en la Casa Blanca. Pero en este segundo periodo eso se combina con, literalmente, borrar y destruir parte del historial o registro público y en su lugar instala una versión oficial limpiada del presente y pasado estadunidenses. Historiadores, bibliotecarios, científicos y académicos están denunciando que esto es nada menos que una purga sin precedente de la historia del país.
“Placas tectónicas se están moviendo, y es una nueva versión de la verdad que se está proyectando, y eso… es el peligro más profundo que jamás hemos enfrentado como nación”, opinó el experto constitucional y profesor emérito Laurence Tribe, de la Universidad Harvard, al New York Times, recientemente.
No sólo se están borrando documentos, sitios y más, sino que incluso hay una lista oficial de cientos de palabras marcadas como no aceptables, que deben ser limpiadas de documentos, programas, becas y sitios gubernamentales. PEN America ofrece una lista de las palabras que no deben figurar en narrativas y explicaciones oficiales. Ese listado incluye aborto, inmigrantes, inclusividad, diversidad, antirracismo, odio, cambio climático pueblo indígena, LGBTQ, Golfo de México y mujeres. Ah, sí, también: Injusticia y justicia social (https://pen.org/banned-words-list/).
Casi no requiere comentario, y menos si uno debe usar todas estas palabras. Defensores de la libre expresión dicen que es la extensión de la censura de libros que la derecha ha impulsado desde hace años, y que procede hoy día (https://pen.org/banned-books-list-2025/ y https://www.ala.org/bbooks). Como recién comentó Keith Richards al recibir un reconocimiento en una pequeña biblioteca pública en Connecticut: es muy importante mantener nuestros libros no quemados.
No debe sorprender que en la lista de los libros frecuentemente censurados históricamente en este país está uno del pasado que pronosticó, en parte, el presente estadunidense: 1984, de George Orwell.
Ni hablar.
David Bowie. 1984 https://youtu.be/x2xfp MMQIJ8

La nueva era del proteccionismo arancelario
David Penchyna Grub
La reciente decisión del presidente Donald Trump de imponer aranceles recíprocos al mundo entero ha generado una ola de incertidumbre y preocupación en los mercados globales. Esta medida, que marca un claro alejamiento de las políticas de liberalización comercial y globalización que han dominado la economía mundial durante la segunda mitad del siglo XX, plantea serias interrogantes sobre el futuro del orden económico internacional.
Resulta irónico que Estados Unidos, el principal impulsor de este modelo de libre comercio, sea el que ahora esté liderando su desmantelamiento. Durante décadas, el país norteamericano abogó por la apertura de mercados y la reducción de barreras comerciales, un modelo que permitió a naciones como China emerger como potencias económicas. Sin embargo, la creciente competencia china y la pérdida de empleos manufactureros en Estados Unidos han alimentado un sentimiento proteccionista que Trump ha sabido capitalizar.
La reindustrialización de Estados Unidos, objetivo central de la política económica de Trump, parece una meta loable. Sin embargo, el costo de este giro proteccionista para el comercio mundial podría ser devastador. La imposición de aranceles recíprocos amenaza con desencadenar una guerra comercial a gran escala, con consecuencias impredecibles para la economía global.
El mensaje de Trump es claro: Estados Unidos vuelve a mandar. Con esta declaración, el presidente estadunidense busca reafirmar el liderazgo de su país en el escenario mundial, al tiempo que envía un mensaje a su base electoral, esa clase media predominantemente blanca y alejada de las costas, que se siente marginada y abandonada por la globalización. Para estos votantes, el sueño americano se ha convertido en una quimera, y Trump se presenta como el salvador que restaurará la grandeza perdida.
La única ventaja que la contraparte negociadora tiene con Trump es su pragmatismo. No es un líder movido por una agenda ideológica, sino un negociador pragmático y calculador; ejemplo perfecto es su posición actual con China: impone duros aranceles, pero deja abierta la puerta de una negociación si le venden TikTok.
En verdad, para entender al personaje, vale la pena ver la película El aprendiz, donde se narra con crudeza cómo Trump fue formando su cosmovisión y ética de trabajo, teniendo como mentor a un abogado de la mafia: Roy Cohn. La frase que Cohn imprime en el entonces joven Donald Trump es la misma con la que trata como presidente al mundo: Ataca, ataca, ataca. No admitas nada y niega todo. No importa lo que suceda, reclama la victoria y nunca aceptes la derrota.
Si bien la prensa internacional ha calificado el plan de Trump de locura e irracionalidad, esto está lejos de ser cierto o útil, para entender nuestro tiempo. Lo verdaderamente irracional sería seguir aferrados a un modelo que ya no responde a las realidades del siglo XXI, un modelo que permitió el ascenso de China y la simultánea implosión social de Estados Unidos.
La era de la globalización sin restricciones ha llegado a su fin. Vivimos tiempos de liderazgos carismáticos y democracias debilitadas, donde las decisiones unilaterales de un presidente pueden sacudir los cimientos de la economía mundial.
México ha navegado aguas turbulentas con temple e inteligencia. Eso lo reconocen aliados, adversarios y mercados. Sin embargo, es aún muy pronto para cantar victoria o lanzar conclusiones.
El 2 de abril cambió la economía global y las implicaciones para México, para nuestro día a día, se irán decantando por años. Eso, desde luego, descontando la incertidumbre cotidiana que genera un liderazgo como el de Trump, y su visión de México.
Si la globalización y la liberalización económica definieron la segunda mitad del siglo XX, no tengamos duda: el proteccionismo y el debilitamiento de las democracias liberales marcarán la segunda mitad del siglo XXI.
Es demasiado pronto para predecir las consecuencias a largo plazo de la política arancelaria de Trump. Sin embargo, una cosa es cierta: el mundo ha cambiado, y el orden económico surgido de la Segunda Guerra Mundial está siendo remplazado por uno nuevo, donde la incertidumbre y la volatilidad serán la norma. La tercera guerra mundial será económica.