viernes, 25 de abril de 2025

La importancia de Crimea en posible tregua entre Rusia y Ucrania.

El presidente ruso, Vladimir Putin, durante un concierto en la Plaza Roja de Moscú, en conmemoración del décimo aniversario de la anexión de Crimea a Rusia, el 18 de marzo de 2024. 
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24 de abril de 2025 12:42
Kiev. Hace 11 años, Rusia arrebató Crimea a Ucrania de manera rápida, ilegal y sin derramamiento de sangre. Pero Kiev —y la mayor parte del mundo— nunca reconoció la anexión de Moscú de la estratégica península, que ahora es un foco principal de los intentos liderados por Estados Unidos para poner fin a la guerra entre esos dos países.
El presidente estadunidense Donald Trump arremetió contra su homólogo ucranio el miércoles, acusando a Volodymir Zelensky de prolongar el "campo de matanza" después que insistiera en que no cederá ningún territorio ucranio, incluida Crimea, a Rusia como parte de un posible plan de paz.
"No hay nada de qué hablar. Es nuestra tierra, la tierra del pueblo ucraniano", afirmó.
Trump calificó la resistencia de Zelensky como "muy perjudicial" para las conversaciones.
"Nadie está pidiendo a Zelensky que reconozca Crimea como territorio ruso, pero, si quiere Crimea, ¿por qué no lucharon por ella hace 11 años cuando fue entregada a Rusia sin realizar un solo disparo?" escribió Trump en las redes sociales.
Durante el primer mandato de Trump, Estados Unidos aseveró que nunca reconocería a Crimea como rusa.
En 2013-14, un levantamiento popular masivo sacudió Ucrania durante semanas, forzando finalmente al presidente pro-Moscú, Victor Yanukovich, a dejar el cargo.
Con Ucrania sumida en el caos, el presidente ruso Vladimir Putin se lanzó, enviando tropas para invadir Crimea, una península en forma de diamante en el Mar Negro que Rusia ha codiciado durante mucho tiempo.
Las tropas armadas aparecieron en Crimea con uniformes sin insignias, y Putin pronto convocó un voto para unirse a Rusia que Ucrania y Occidente desestimaron como ilegal.
Las relaciones de Rusia con Occidente cayeron a su punto más bajo. Estados Unidos, la Unión Europea y otros países impusieron sanciones a Moscú y sus funcionarios.
La anexión ilegal de Crimea por parte de Moscú el 18 de marzo de 2014 sólo fue reconocida internacionalmente por países como Corea del Norte y Sudán. En Rusia, desató una ola de patriotismo, y “¡Crimea es nuestra!” se convirtió en un grito de guerra.
El movimiento hizo que la popularidad de Putin se disparara. Su índice de aprobación, que había disminuido al 65 por ciento en enero de 2014, subió al 86 por ciento en junio, según el Centro Levada, un encuestador ruso independiente.
Putin ha catalogado a Crimea como "un lugar sagrado" y ha enjuiciado a aquellos que argumentan públicamente que es parte de Ucrania, particularmente a los tártaros de Crimea, que se opusieron firmemente a la anexión.
Semanas después de la anexión, estallaron combates en el este de Ucrania entre milicias pro-Kremlin y las fuerzas de Kiev. Moscú apoyó a los insurgentes, aunque el Kremlin negó respaldarlos con tropas y armas. Había abundante evidencia de lo contrario, incluyendo el hallazgo de un tribunal holandés de que un sistema de defensa aérea suministrado por Rusia derribó un avión de pasajeros de Malaysia Airlines sobre el este de Ucrania en julio de 2014, matando a las 298 personas a bordo.
Los rusos de línea dura criticaron más tarde a Putin por no apoderarse de toda Ucrania ese año, argumentando que era fácilmente posible en un momento en que el gobierno en Kiev estaba en desorden y su ejército en ruinas.
Los combates en el este de Ucrania continuaron, de manera intermitente, hasta febrero de 2022, cuando Putin lanzó una invasión a gran escala de Ucrania.
La ubicación única de Crimea la convierte en un activo estratégicamente importante, y Rusia ha pasado siglos luchando por ella.
La península era hogar de tártaros de habla turca cuando el imperio ruso la anexó por primera vez en el siglo XVIII. Brevemente recuperó la independencia dos siglos después antes de ser absorbida por la Unión Soviética.
El gobernante soviético Nikita Khrushchev transfirió Crimea de Rusia a Ucrania en 1954, cuando ambos formaban parte de la URSS, para conmemorar el aniversario 300 de la unificación de Moscú y Kiev. En 1991, cuando la Unión Soviética colapsó, la península se convirtió en parte de la recién independiente Ucrania.
Rusia mantuvo un pie en la puerta, sin embargo: su Flota del Mar Negro tenía una base en la ciudad de Sebastopol, y Crimea —como parte de Ucrania— continuó albergándola.
Para cuando Rusia la anexó en 2014, había sido parte de Ucrania durante 60 años y se había convertido en parte de la identidad del país.
Zelensky ha prometido recuperarla y dijo que Rusia "no podrá robar" la península.
Para cualquiera de los dos lados, la posesión de Crimea es clave para el control sobre las actividades en el Mar Negro, un corredor crítico para el grano del mundo, entre otros bienes.
Antes de su invasión a gran escala, Moscú desplegó tropas y armas en Crimea, permitiendo a las fuerzas rusas apoderarse rápidamente de grandes partes del sur de Ucrania en las primeras semanas de la guerra.
Un alto funcionario militar ruso dijo más tarde que asegurar un corredor terrestre de Rusia a Crimea manteniendo las partes ocupadas de las regiones de Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón de Ucrania estaba entre los objetivos clave de lo que el Kremlin insistió en llamar su "operación militar especial" en Ucrania.
Antes de la invasión, Zelensky se centró en esfuerzos diplomáticos para recuperar Crimea, pero después que las tropas rusas cruzaron la frontera, Kiev comenzó a contemplar públicamente retomar la península por la fuerza.
La península pronto se convirtió en un campo de batalla, con Ucrania lanzando ataques con drones y bombardeándola para intentar desalojar el control de Moscú sobre el territorio.
Los ataques se dirigieron a la Flota del Mar Negro rusa allí, así como a depósitos de municiones, campos de aviación y el preciado activo de Putin: el Puente de Kerch que une Crimea con Rusia, que fue atacado en octubre de 2022 y nuevamente en julio de 2023.
El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, dijo esta semana que Washington "emitió una propuesta muy explícita tanto a los rusos como a los ucranios, y es hora de que digan 'sí' o que Estados Unidos se retire de este proceso".
Dijo a los periodistas durante una visita a India que era "una propuesta muy justa" que "congelará las líneas territoriales en un nivel cercano a donde están hoy", aunque ambas partes tendrían que ceder algo de territorio que actualmente poseen. No proporcionó detalles.
Aunque Trump dijo que "nadie" está pidiendo a Ucrania que reconozca Crimea como territorio ruso, no está claro si la propuesta de Estados Unidos vería a Washington reconocerla como tal, lo que sería una reversión de años de su propia política exterior.
En 2017, el entonces secretario de Estado de Trump, Rex Tillerson, declaró en una reunión a la que también asistió el principal diplomático de Rusia: "Nunca aceptaremos la ocupación y el intento de anexión de Crimea por parte de Rusia". Al año siguiente, su sucesor, Mike Pompeo, reiteró que Estados Unidos rechazaba el intento de anexión.
Zelensky el miércoles señaló la declaración de Pompeo en una publicación en X, agregando: "Estamos absolutamente seguros de que nuestros socios, en particular Estados Unidos, actuarán en línea con sus decisiones firmes".
Putin, sin embargo, enumeró el reconocimiento de Ucrania de Crimea como parte de Rusia entre las demandas de Moscú para la paz en junio de 2024. Esas también incluyen que Ucrania ceda cuatro regiones que Rusia anexó ilegalmente en 2022, abandone su intento de unirse a la OTAN, mantenga el estatus no nuclear del país, restrinja su fuerza militar y proteja los intereses de la población de habla rusa.
Kiev ha rechazado ceder territorio como un punto de partida inaceptable.
Rusia actualmente controla aproximadamente el 20% del territorio ucraniano, incluida Crimea, por lo que cualquier acuerdo que congele las líneas más o menos donde están beneficiaría a Moscú.

Lanza Rusia 70 misiles y 145 drones con bombas sobre Ucrania: 12 muertos
Sólo se arremetió contra objetivos militares: Moscú
¡Vladimir, DETENTE! CERREMOS este acuerdo de paz, demanda Donald Trump al presidente ruso
▲ Paramédicas de Zaporiyia atienden a un perro herido durante la embestida de Rusia sobre ciudades ucranias, ayer.Foto Ap
Juan Pablo Duch   Corresponsal
Periódico La Jornada  Viernes 25 de abril de 2025, p. 24
Moscú. Varias ciudades de Ucrania sufrieron la madrugada de este jueves uno de los más intensos ataques de los meses recientes con no menos de 70 misiles y 145 drones con explosivos, que –según datos de las autoridades ucranias– causaron tan sólo en Kiev, la capital, 12 muertos y más de 90 heridos, sin contar numerosos daños en edificios de viviendas, comercios, vehículos, garajes y otras instalaciones civiles.
El mando militar ruso, mediante su parte de guerra diario, confirmó el ataque masivo y con armamento de largo alcance y alta precisión, asegurando que destruyó exclusivamente objetivos militares, entre los que enumeró empresas de aviación y producción de misiles, fábricas de tanques, almacenes de municiones y combustible.
De acuerdo con la fuerza aérea de Ucrania, Rusia utilizó en este ataque 11 misiles balísticos Iskander-M, 37 misiles de crucero KH-101, seis misiles de crucero Iskander-K, 12 misiles de crucero con base marítima Kalibr, cuatro misiles aéreos guiados KH-59 y KH-69, así como 145 aparatos aéreos no tripulados con explosivos.
Del total de 70 misiles, Ucrania reconoció que pudo derribar sólo 48 debido a la falta de sistemas de defensa antiaérea, como el estadunidense Patriot, y proyectiles para éstos.
Además de Kiev, Rusia atacó en esta ocasión también Járkov, Dnipró, Zhitomir, Zaporiyia y Jmelnitsky.
No estoy contento
El Kremlin recibió este jueves una de las más duras críticas de dónde menos la esperaba: de boca del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ayer (miércoles) arremetió contra su colega ucranio, Volodymir Zelensky, por hacer pública su negativa a aceptar la cesión a Rusia de Crimea, anexionada en 2014, y de las partes de Donietsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia bajo control del ejército ruso.
No estoy contento con los ataques rusos contra Kiev. No son necesarios y el momento es muy malo. ¡Vladimir, DETENTE (así, con mayúsculas)! Cinco mil soldados mueren cada semana. CERREMOS este acuerdo de paz, escribió Trump en su red social, Truth.
Después, al recibir a Jonas Gahr Stores, primer ministro de Noruega, país que comparte frontera con Rusia y respalda a Ucrania, el inquilino de la Casa Blanca, según agencias noticiosas, volvió a decir que los ataques rusos le molestaron mucho por producirse en un momento tan delicado de las negociaciones. Aseveró que no está del lado ni de Rusia ni de Ucrania y que se fijó un plazo propio para alcanzar un entendimiento que ponga fin a la guerra y que debe ser pronto.
No se imagina cuánta presión ejerzo, mucha presión sobre Rusia, y Rusia lo sabe, respondió Trump al reportero que, al término de sus conversaciones con el huésped noruego, le preguntó hasta qué punto estaba dispuesto a forzar al Kremlin a aceptar su oferta final de alto el fuego.
Hace poco Trump informó que sólo faltaba convencer a Zelensky, pero en realidad todo indica que tampoco está muy de acuerdo con todas sus iniciativas el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Por este motivo, interpretan analistas, Steve Witkoff, el empresario reconvertido en negociador y que devino enviado especial de la Casa Blanca para los asuntos más delicados, tiene previsto este viernes reunirse con Putin en territorio ruso, la cuarta vez desde enero pasado.

Rusia ha hecho una gran concesión al no invadir toda Ucrania: Trump
El presidente de EU, Donald Trump se reunió en la Casa Blanca con el primer ministro de Noruega Jonas Gahr Støre, el 24 de abril de 2025. Foto Ap   Foto autor
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24 de abril de 2025 12:52
Washington. El presidente Donald Trump dijo el jueves que Rusia ya ha hecho una "concesión bastante grande" para poner fin a la guerra en Ucrania al no tomar el control de todo el país.
Pero la noción es una que Ucrania y gran parte de Europa han rechazado enérgicamente, argumentando que el hecho de que Rusia deje de tomar territorio difícilmente es una concesión.
Más temprano el jueves, Trump ofreció una rara crítica a Vladimir Putin, diciéndole ”¡Detente!” al líder ruso después de un ataque mortal en Kiev, la capital de Ucrania.
"No me gustó lo que pasó anoche", dijo Trump sobre el ataque masivo de Rusia a Kiev, lo que lo llevó a criticar a Putin. "No estaba contento con eso".
En su plataforma Truth Social, Trump dijo: "No estoy contento con los ataques rusos en Kiev. No son necesarios y vienen en muy mal momento. Vladímir, ¡Detente! 5 mil soldados están muriendo cada semana".
Rusia atacó Kiev con un bombardeo de misiles y drones que duró horas. Al menos 12 personas murieron y 90 resultaron heridas en el asalto más mortífero a la ciudad desde julio pasado.
La frustración de Trump está creciendo ya que un esfuerzo liderado por Estados Unidos para lograr un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia no ha progresado.
Trump arremetió contra el presidente ucranio Volodymir Zelensky el miércoles y lo acusó de prolongar el "campo de matanza" al negarse a ceder la península de Crimea ocupada por Rusia como parte de un posible acuerdo. Rusia anexó ilegalmente esa área de Ucrania en 2014.
Con su afirmación de que Putin demostró "muy mal momento" con el ataque masivo, Trump pareció sugerir que el líder ruso no se estaba haciendo ningún favor hacia lograr la demanda del Kremlin de que cualquier acuerdo de paz incluya que Rusia mantenga el control de Crimea, así como del territorio ucranio en las regiones de Luhansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón que ha tomado desde la invasión en febrero de 2022.
Más tarde el jueves, Trump ofreció un tono ligeramente más optimista sobre las perspectivas de que eventualmente se pueda llegar a un acuerdo.
"Estamos pensando que, muy fuertemente, ambos quieren la paz", dijo el presidente al inicio de un almuerzo con el primer ministro noruego Jonas Gahr Støre. Añadió: "Pero tienen que llegar a la mesa. Estamos esperando mucho tiempo".
Zelensky ha repetido muchas veces que reconocer el territorio ocupado como ruso sería inaceptable para Ucrania. Zelensky señaló el jueves que Ucrania había aceptado una propuesta de alto el fuego de Estados Unidos hace 44 días como un primer paso hacia una paz negociada, pero que los ataques de Moscú habían continuado.
La crítica de Trump a Putin es notable porque Trump ha dicho repetidamente que Rusia, el agresor en el conflicto, está más dispuesta que Ucrania a llegar a un acuerdo.
"Pensé que podría ser más fácil tratar con Zelensky", declaró Trump a los periodistas el miércoles. "Hasta ahora ha sido más difícil, pero está bien. No hay problema."
En sus tratos con Zelensky y Putin, Trump se ha centrado en qué líder tiene ventaja. Putin tiene "las cartas" y Zelensky no, ha dicho Trump repetidamente. Al mismo tiempo, la nueva administración republicana ha tomado medidas hacia una línea más cooperativa con Putin, por quien Trump ha mostrado admiración durante mucho tiempo.
Trump se reunió con el primer ministro noruego Jonas Gahr Støre para discutir la guerra en Ucrania, los aranceles de Estados Unidos y otros temas.
Noruega, miembro de la OTAN y fuerte partidario de Ucrania, comparte una frontera de aproximadamente 198 kilómetros con Rusia.
Gahr Støre indicó en una publicación en redes sociales el jueves que subrayaría durante las conversaciones que "el contacto cercano entre Noruega y Estados Unidos es crucial".
"Debemos contribuir a una paz duradera y justa en Ucrania", añadió.
Mientras tanto, el presidente francés Emmanuel Macron dijo que Putin debería "dejar de mentir" cuando afirma querer "paz" mientras continúa bombardeando Ucrania.
"Sólo hay una respuesta que estamos esperando: ¿Está de acuerdo el presidente Putin con un alto el fuego incondicional?", dijo Macron durante una visita a Madagascar. Macron añadió que "la ira de los estadunidenses debería centrarse en una sola persona: El presidente Putin".
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia también ofreció una respuesta medida a la crítica de Trump sobre la postura de Zelensky respecto a Crimea.
Durante las conversaciones de la semana pasada en París, funcionarios estadunidenses presentaron una propuesta que incluía permitir que Rusia mantuviera el control del territorio ucranio ocupado como parte de un acuerdo, según un funcionario europeo familiarizado con el asunto. El tema se discutió nuevamente el miércoles durante conversaciones con funcionarios estadounidenses, europeos y ucranianos.
"El principio de la integridad territorial de Ucrania no es algo que se pueda negociar", declaró el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Christophe Lemoine. "Esta fue la posición adoptada la semana pasada y reiterada ayer en Londres en una reunión de un formato similar".
Al ser preguntado si Francia estaba de acuerdo con los comentarios de Trump de que la posición de Ucrania era culpable de prolongar la guerra, Lemoine expresó que los ucranios han demostrado que están abiertos a negociaciones mientras Rusia continúa sus ataques.
"Más bien tenemos la impresión de que son los rusos quienes están ralentizando las discusiones", dijo.
La Casa Blanca anunció el martes que el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, visitaría Moscú esta semana para una nueva ronda de conversaciones con Putin sobre la guerra. Sería su cuarta reunión desde que Trump asumió el cargo en enero.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, se reunió el jueves con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, quien también planeó conversaciones con el secretario de Estado, Marco Rubio, y el asesor de seguridad nacional de Trump, Michael Waltz.
Los líderes de la alianza de 32 miembros se reunirán en Holanda en dos meses. Trump los ha instado a aumentar significativamente el gasto en defensa.
En 2023, cuando la invasión de Rusia a Ucrania entró en su segundo año, acordaron que todos los aliados deberían gastar al menos el 2 por ciento del producto interno bruto en sus presupuestos militares. Las estimaciones en el informe anual de la OTAN publicado el jueves mostraron que 22 aliados habían alcanzado ese objetivo el año pasado, en comparación con un pronóstico anterior de 23.
"En 2025, necesitamos aumentar significativamente nuestros esfuerzos para asegurar que la OTAN siga siendo una fuente clave de ventaja militar para todas nuestras naciones . Nuestra continua libertad y prosperidad dependen de ello", escribió Rutte.

La ONU en una época de cambios
La policía de la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur celebra la ceremonia de conmemoración del Día de las Fuerzas de Paz de la ONU y el desfile con motivo del Día Internacional de las Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas (29 de mayo), en 2020. 
Foto ONU/ archivo   Foto autor
Nicolay Sofinskiy*
25 de abril de 2025 00:01
En 2025, la comunidad internacional conmemora dos fechas simbólicas: el octogésimo aniversario de la Victoria en la Segunda Guerra Mundial y la creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Estos eventos no sólo comparten espacio en el calendario, sino que están profundamente entrelazados por su significado, historia e idea. Fue precisamente la Victoria, alcanzada gracias al esfuerzo conjunto de los países de la coalición y al precio de millones de vidas –ante todo, gracias a la hazaña sin precedentes de los pueblos de la Unión Soviética (URSS)– la que abrió el camino hacia una nueva arquitectura de relaciones internacionales, en cuyo centro surgió la ONU. 
La URSS desempeñó un papel clave en la creación de la Organización de Naciones Unidas, y Rusia, como su sucesora legal, ocupa con pleno derecho el puesto de miembro permanente del Consejo de Seguridad. Esto no sólo es un tributo al pasado, sino también una responsabilidad hacia el futuro. Hoy, al igual que hace 80 años, el destino del mundo depende de la capacidad de los actores claves para negociar, respetar la soberanía y buscar soluciones colectivas. 
La ONU es un mecanismo único que combina legitimidad, representatividad y un amplio mandato. Fue creada como plataforma para el diálogo en igualdad de condiciones y la cooperación multipolar. 
La Carta de Naciones Unidas es la base sobre la cual se construye el derecho internacional. Es una especie de “código de conducta” para los estados, una garantía de que el mundo no se deslice hacia el caos. Sus principios, como ha demostrado todo el periodo posterior a la guerra, siguen siendo relevantes incluso hoy, cuando la multipolaridad ya no es una teoría, sino una realidad. 
Sin embargo, hoy la ONU atraviesa una crisis. Las causas de esto no radican tanto en las deficiencias de la estructura misma, sino en los intentos de sustituir sus objetivos y funciones por las llamadas “reglas basadas en un orden”. Estas “reglas” son impuestas por un grupo de países occidentales y se modifican según su conveniencia geopolítica, utilizando en esencia métodos neocoloniales para preservar su control e influencia. Tal enfoque no es otra cosa que la negativa a reconocer los cambios en el equilibrio de poder mundial. 
Los intentos de privatizar la agenda de la ONU, de utilizar sus mecanismos en interés propio, conducen al debilitamiento de su autoridad. Sin embargo, tampoco se deben ignorar los problemas reales dentro de la propia organización: burocracia excesiva, lentitud y falta de eficacia en la respuesta a las crisis. La reforma de la ONU es desde hace tiempo una necesidad. Es esencial no por imagen externa, sino para que la organización esté verdaderamente a la altura de su propósito: ser la plataforma central y universal para la conciliación de intereses. 
Especial atención debe prestarse a la reforma del Consejo de Seguridad. Es una cuestión extremadamente delicada y compleja. Sin embargo, no se puede postergar indefinidamente. Es necesario que la fórmula final cuente con el apoyo más amplio posible, idealmente sobre una base de consenso. Al mismo tiempo, cualquier cambio en el formato del consejo debe tener en cuenta los intereses de la mayoría mundial: los países de Asia, África y América Latina. Su voz resuena cada vez con más fuerza en el siglo XXI y debe ser escuchada. 
La ONU ya ha demostrado su relevancia, iniciando el proceso de descolonización, participando en operaciones de mantenimiento de la paz, promoviendo el desarrollo y la lucha contra la pobreza. La historia de la Asamblea General conoce ejemplos de decisiones verdaderamente revolucionarias, como la adopción de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales en 1960, impulsada por la Unión Soviética. Fue un paso hacia un mundo más justo. 
Rusia, comprendiendo su responsabilidad histórica, continúa defendiendo de manera constante la Carta de la ONU. Sin embargo, es importante recordar que todas las disposiciones de la Carta deben aplicarse en su interrelación plena, en su conjunto y de forma indivisible. La aplicación selectiva de los principios, los intentos de sacarlos de contexto o de sustituirlos por “reglas” unilaterales contradicen la esencia misma de la organización y socavan las bases de una verdadera cooperación multilateral. 
*Embajador de Rusia en México

La solidaridad antifascista de México con la URSS
La lucha antifascista del pueblo mexicano suele asociarse principalmente con la solidaridad brindada a la España republicana durante la guerra nacional revolucionaria. 
Reuters / archivo   Foto autor
Ángel Chávez Mancilla*
25 de abril de 2025 00:01
La lucha antifascista del pueblo mexicano suele asociarse principalmente con la solidaridad brindada a la España republicana durante la guerra nacional revolucionaria (1936-39). Esto se debe tanto a la acogida de exiliados españoles por el gobierno de Lázaro Cárdenas como a la participación de mexicanos en las Brigadas Internacionales y a la activa propaganda antifascista realizada por organizaciones como el Partido Comunista de México (PCM), el Taller de Gráfica Popular (TGP) y la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) que editaba la revista Frente a Frente. 
Sin embargo, la solidaridad con el pueblo español fue sólo uno de los episodios de internacionalismo proletario protagonizados por los trabajadores mexicanos en apoyo a los pueblos víctimas del fascismo. México también recibió exiliados de otros países, lo que propició la actividad de organizaciones antifascistas como Alemania Libre, Hungría Libre, Yugoslavia Libre y Movimiento Grecia Libre, entre otras. Asimismo, el pueblo mexicano expresó su solidaridad con el pueblo soviético, que desempeñó un papel crucial en la lucha antifascista mundial durante la Gran Guerra Patria. 
Tras la invasión de la Alemania nazi a la URSS el 22 de junio de 1941, organizaciones políticas y sociales mexicanas, como el PCM, la Liga de Acción Política (LAP), la Sociedad de Amigos de la URSS, organizaciones estudiantiles, campesinas, sindicatos magisteriales y de ramas de la producción, así como la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL), organizaron múltiples actos de solidaridad con el pueblo soviético. 
Un primer acto en apoyo a la URSS fue organizado por el PCM y la LAP el 9 de junio de 1941 en la Arena México. Al mes siguiente, el 14 de julio, la CTM organizó un mitin con el ese propósito en el mismo lugar. En ambos actos se solicitó al gobierno mexicano el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con la URSS, interrumpidas en 1930 durante el gobierno del presidente Emilio Portes Gil. Luego, las fuerzas prosoviéticas convergieron en la Campaña Nacional pro Restablecimiento de Relaciones con la URSS, que culminó el 3 de octubre de 1941 en la Arena México. El objetivo de la campaña se logró un año más tarde, el 12 de noviembre de 1942. 
En agosto de 1941 se creó el Comité de Ayuda a Rusia en Guerra, presidido por Antonio Castro Leal. Este comité, junto con el PCM, la LAP y otras organizaciones, emprendió múltiples actos de apoyo a la URSS. Por ejemplo, el 7 de noviembre de 1941 se efectuó el mitin de solidaridad con los pueblos que luchaban contra el nazifascismo; el 1º de junio de 1942 se realizó el mitin de la Federación de Extranjeros Antinazifascistas en México. Otros actos se organizaron en homenaje al Ejército Rojo que combatía en Stalingrado, y los aniversarios de la Revolución Socialista de Octubre, de 1941 a 1944, se convirtieron en actos de internacionalismo proletario y propaganda antifascista. 
El 18 de agosto de 1942 se realizó el acto “Pro Apertura del Segundo Frente”, impulsado principalmente por el PCM y la CTAL. Esa jornada fue significativa porque permitió reflexionar sobre por qué los países capitalistas retrasaban la apertura de dicho frente. Hoy no queda duda de que EU e Inglaterra estaban a la expectativa de que el fascismo derrotara la construcción socialista en la URSS, con la intención de que los países imperialistas se enfrentaran a una Alemania debilitada para imponer una nueva distribución de territorios y mercados entre potencias. 
Destacó también el “Homenaje del Pueblo Mexicano a la URSS”, el 29 de octubre de 1942, en el Palacio de Bellas Artes, dos meses después del inicio de la Batalla de Stalingrado. Ese acto fue organizado por el Comité Nacional Antinazifascista, constituido en 1941 con la totalidad de los senadores de la República y de los diputados federales. Originalmente, se denominó “Comité Antisinarquista y en Defensa de la Democracia”. 
Al acto asistieron representantes de 57 organizaciones políticas, sociales y sindicales, gobernadores de 19 estados y 19 organismos antifascistas internacionales. En el programa figuraba entre los oradores centrales el secretario de Gobernación, Miguel Alemán Valdés, quien, por motivos imprevistos, no asistió y fue sustituido por el subsecretario Fernando Casas Alemán. También intervinieron el diputado ingeniero Alfredo Félix Díaz Escobar, presidente del Comité Nacional Antinazifascista; el senador Antonio Villalobos, presidente del PRM; un representante de la CTM, y como orador de clausura, Ignacio García Téllez, entonces secretario del Trabajo y Previsión Social y anteriormente secretario de Gobernación durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. 
Este acto fue un claro ejemplo de las actividades unitarias que promovía la táctica del Frente Popular Antifascista. Esta estrategia implicaba la colaboración entre los comunistas y el gobierno burgués para fortalecer las posiciones antifascistas. 
Tanto las movilizaciones impulsadas por organizaciones sindicales y políticas como el PCM y la LAP, como los actos promovidos desde el gobierno mexicano, fueron sin duda manifestaciones positivas de respaldo al pueblo soviético en su lucha contra el fascismo. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿qué tan útil fue, en realidad, la táctica de colaboración entre los comunistas y los gobiernos burgueses para enfrentar al fascismo? ¿Acaso esta colaboración llevó a los comunistas a posponer el horizonte estratégico de toma del poder y derrocamiento del capitalismo, en favor de respaldar el “mal menor”, es decir, la democracia burguesa? ¿Sigue siendo viable que las fuerzas revolucionarias opten por el “mal menor” de la democracia burguesa como una forma de enfrentar una gestión capitalista “más reaccionaria”? 
Recordar los actos de solidaridad México con la URSS durante la Gran Guerra Patria es una forma legítima de conmemorar los 80 años de la victoria soviética sobre las fuerzas fascistas, el 9 de mayo de 1945. Pero reflexionar en profundidad sobre esa experiencia histórica es, sin duda, una mejor manera de honrarla. 
*Historiador de la ENAH    angelch.mancilla@gmail.com