▲ En esta imagen, divulgada por el ministerio de Relaciones Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, aparece la bailarina rusa de ballet Ksenia Karelina, liberada por Moscú, en el aeropuerto de Abu Dhabi. Rusia y Estados Unidos realizaron ayer un intercambio de prisioneros, el segundo desde el retorno del presidente Donald Trump a la Casa Blanca.Foto Afp
Juan Pablo Duch Corresponsal
Periódico La Jornada Viernes 11 de abril de 2025, p. 23
Moscú. Estancadas las negociaciones indirectas que promueve Estados Unidos sobre un alto el fuego general, mientras Rusia y Ucrania aseguran que cumplen con la tregua energética y a diario se acusan de violarla, y ni siquiera han comenzado a instrumentar el supuesto pacto para detener hostilidades en el mar Negro, el conflicto armado entre los vecinos eslavos está entrando en una rutina de ataques masivos recíprocos con drones y misiles; en tanto, la administración de Donald Trump parece centrarse en su guerra de aranceles contra el resto del mundo.
Este jueves se repitió lo que viene sucediendo a diario en las últimas semanas: Ucrania aseguró que la madrugada de ayer derribó 145 drones rusos en Kiev y otras cinco regiones del país, un día después de que Rusia reportó haber abatido los 150 aparatos aéreos no tripulados que envió su enemigo contra objetivos en territorio ruso, principalmente en la zona fronteriza.
Y en lo que ya se está volviendo costumbre y telón de fondo de los bombardeos masivos, que afectan también zonas residenciales de ciudades de ambos países, no faltó el intercambio de acusaciones de violar la aparente tregua energética.
Así, el ministerio ruso de Defensa sostuvo que, en las 24 horas recientes, Ucrania atacó 11 instalaciones del sector energético ruso y el miércoles responsabilizó a Kiev de querer destruir la central de bombeo de gas natural Korenovskaya, en la región de Krasnodar, a escasos kilómetros del mar de Azov, la cual abastece al Turk Stream (flujo turco), con una capacidad anual de 31 mil 500 metros cúbicos del llamado oro azul.
En lo que calificó de nuevo ataque deliberado del régimen de Kiev contra una infraestructura energética internacional, el mando militar ruso aseveró que ocho drones ucranios iban dirigidos hacia la estación Korenovskaya y sus fuerzas de defensa antiaérea lograron derribar todos a una distancia segura de la instalación, que no sufrió daño.
Su contraparte ucrania desmintió que tuviera esa intención y sostiene que los drones se dirigían a un aeródromo militar en Krasnodar. Del mismo modo, el Estado Mayor del ejército ruso aseguró que el misil balístico Iskander que impactó hace unos días en un restaurante del centro de Krivoy Rog, la ciudad natal del presidente Volodymir Zelensky, estaba dirigido contra una reunión secreta de altos militares ucranios con instructores extranjeros
El artefacto, alegó la parte ucrania, cayó en una plazoleta de juegos infantiles, a escasos metros del restaurante, que a esa hora estaba vacío, de acuerdo con las imágenes de las cámaras de seguridad del establecimiento, y murieron 19 personas, entre ellas al menos nueve menores de edad, y dejó decenas de heridos en las calles cercanas.
En tanto, Rusia confirmó que está atacando posiciones enemigas en las regiones ucranias fronterizas de Járkov y Sumy, en lo que el comandante en jefe del ejército ucranio, Oleksandr Syrskyi, en entrevista con Sonya Koshkina, directora del portal de noticias ucranio Levy Vereg (margen izquierdo), denominó el miércoles el comienzo de una ofensiva rusa en esa parte del frente para intentar ocupar las zonas que le faltan del territorio de Jersón y Zaporiyia, incorporados, no obstante, en la Constitución rusa.
Desde hace días, los combates más intensos han tenido por escenario las localidades ucranias de Krasnopilia y Ugroidi, explicó Syrskyi y afirmó que esa ofensiva de hecho ya empezó.
Horas más tarde, el vocero del Estado Mayor del ejército ucranio, Dmytro Lykhoviy, matizó las declaraciones de su jefe al publicar en Facebook que, a pesar de los ataques rusos, la situación en Járkov y Sumy es estable y no hay motivos para el temor o la histeria.
De acuerdo con Lykhoviy, en Járkov y Sumy tenemos una defensa escalonada, habilitamos zonas fortificadas y se toman otras medidas para contrarrestar a los ocupantes.
Por otro lado, parte de las brigadas del ejército de Kiev que se retiraron de la región rusa de Kursk –aquellos 10 mil soldados que, según el presidente ruso, Vladimir Putin, y su colega estadunidense, Donald Trump, están rodeados y sólo tienen una opción: rendirse o morir– lleva dos semanas combatiendo en la región rusa de Belgorod, según se infiere de los partes de guerra de ambas partes.
El ejército ucranio, además, no quiso retirarse por completo de Kursk y –con base en las imágenes satelitales del ISW (siglas en inglés del estadunidense Instituto para el Estudio de la Guerra), que coinciden con los datos de otras instituciones que manejan fuentes abiertas de inteligencia–, sigue controlando ahí un área de 60 kilómetros cuadrados; para los analistas militares es pequeña en extensión y demasiado grande como desafío al Kremlin que, desde agosto del año pasado, intenta expulsarlos de su territorio internacionalmente reconocido como parte de Rusia.
Lo que faltaba para enredar más la otra guerra, esta vez incruenta, que se libra en Ucrania: la de las versiones, donde se lucha por imponer las narrativas de lo que sucede en los campos de batalla.
Para Kiev, por poner un ejemplo de lo que afirma su prensa, es claro que la reciente detención de dos ciudadanos chinos confirma que Pekín está enviando tropas para apoyar a Rusia, igual que hacen Corea del Norte e Irán y, según el presidente Zelensky, tiene nombres y apellidos de otros 155 (chinos).
Pekín desmintió que haya ciudadanos chinos participando de forma organizada y oficial en Ucrania junto a las tropas rusas. El portavoz de su cancillería, Lin Jian, lo desmintió el miércoles de manera categórica: La posición de China sobre la crisis en Ucrania es clara y coherente, y merece amplio reconocimiento por parte de la comunidad mundial, señaló, de acuerdo con despachos de agencias noticiosas internacionales, entre otras TASS, Sputnik e Interfax, las tres rusas.
Conforme al vocero chino, el gobierno de su país siempre exige a nuestros ciudadanos alejarse de las zonas de combate y abstenerse de participar en operaciones militares de cualquiera de las partes enfrentadas.
Intercambian presos Moscú y Washington
Mientras, Rusia y Estados Unidos intercambiaron este jueves, en Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos, a dos prisioneros que tenían doble nacionalidad: Washington obtuvo la libertad de Ksenia Karelina, rusa de 32 años que adquirió la ciudadanía estadunidense y residía en Los Ángeles, mientras Moscú recibió a Artur Petrov, ruso de 33 años que también tenía pasaporte alemán.
Cuando viajó en febrero pasado para visitar a su familia en la ciudad de Yekaterimburgo, Karelina fue acusada de traición por donar poco menos de 52 dólares a un fondo benéfico de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, el mismo día que empezó la operación militar especial, y cumplía una pena de 12 años de cárcel. La condenó el juez Andrei Mineyev, el mismo que dictaminó 16 años de cárcel por espionaje al periodista estadunidense Evan Gershkovich, liberado ya en un canje anterior.
Petrov, detenido en Chipre y extraditado a Estados Unidos en 2023, enfrentaba cargos que podrían traducirse en una condena hasta de 160 años por exportación ilegal a Rusia de microelectrónica estadunidense de uso militar y lavado de dinero.
El director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, John Ratcliffe, y su contraparte rusa del FSB (Servicio Federal de Seguridad), Aleksandr Bortnikov, así como el director del SVR (Servicio de Inteligencia Exterior), Serguei Naryshkin, se encargaron, mediante conversaciones telefónicas, de acordar las condiciones del intercambio de Karelina y Petrov, según adelantó este jueves The Wall Street Journal.
Rusia y México: fortaleciendo lazos comerciales en medio de desafíos globales
Nikolay Sofinskiy*
En un contexto de una coyuntura global que cambia rápidamente, donde los torbellinos geopolíticos a veces se calman y otras veces vuelven a arreciar sobre la arena internacional, Rusia y México ofrecen un ejemplo de resiliencia y pragmatismo. Este fue el tema central que resonó en la sala del primer foro empresarial Rusia-México, celebrado en la Ciudad de México. Más de 150 representantes de grandes y medianas empresas se reunieron no sólo para intercambiar tarjetas de presentación, sino para buscar puntos de encuentro, nuevas ideas y, lo más importante, formas de actuar aquí y ahora.
El evento, organizado por la Fundación Roscongress con el apoyo de la Representación Comercial de la Federación de Rusia en México y la Cámara Nacional de la Industria de Transformación de México (Canacintra), marcó un paso significativo en el desarrollo de las relaciones económicas bilaterales.
La apertura del foro tuvo carácter simbólico: la sesión plenaria titulada Rusia y México: ayer, hoy, mañana no se limitó a la economía. Habló de confianza, de una mirada hacia el futuro que sólo es posible cuando existe un pasado compartido y un presente claro. Los participantes discutieron oportunidades para proyectos conjuntos en la extracción de recursos minerales y el uso de fuentes de energía renovables, considerando la vasta experiencia de Rusia en estos campos y el deseo de México de modernizar su sector energético.
Quizás el énfasis más importante fue que ambos países no se limitaron a hablar de las áreas tradicionales de cooperación. Energía, farmacéutica, digitalización, ciencia y cultura ya no son meros vectores potenciales, sino líneas concretas de interacción que sólo necesitan fortalecerse. La transformación digital fue el tema de la discusión Puente digital: innovación y cooperación entre Rusia y México . En un entorno de rápido desarrollo tecnológico, ambos países expresaron interés en intercambiar experiencias y llevar a cabo proyectos conjuntos en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación, así como en la digitalización de la economía.
Las empresas rusas de TI presentaron sus desarrollos, que podrían adaptarse al mercado mexicano para mejorar la eficiencia de los procesos empresariales y fortalecer la infraestructura digital.
La interacción cultural y humanitaria también ocupó un lugar destacado en el programa del foro. Una discusión en panel dedicada a este tema subrayó la importancia de fortalecer los lazos en educación, ciencia y cultura. Se abordaron programas de intercambio de estudiantes y científicos, eventos culturales conjuntos y proyectos destinados a enriquecer mutuamente y comprender las particularidades culturales de ambos pueblos. Porque es cierto que no sólo nos unen los mercados y las inversiones, sino también la cultura, el conocimiento y el respeto por las contribuciones intelectuales –recordemos, por ejemplo, a Yuri Knórozov y su aporte al entendimiento de la civilización maya–. No es sólo un guiño a la historia, sino un recordatorio de una conexión más profunda.
¿Y cuál es el balance final? El foro en la Ciudad de México no fue un eslogan llamativo para las portadas de los periódicos, sino un paso tranquilo pero firme hacia el futuro. Rusia y México demostraron que, incluso cuando el mundo se tambalea, es posible no sólo mantenerse a flote, sino también sentar las bases para algo mayor. No se trata de victorias ruidosas, sino de una fe obstinada en que la asociación no es un lujo, sino una necesidad. Y mientras el mundo sigue enfrentando tormentas, estas dos naciones parecen haber encontrado en la otra un ancla confiable. Los 135 años de historia compartida sólo confirman que tales vínculos no se rompen ni siquiera en el huracán más fuerte.
* Embajador de Rusia en México
