jueves, 3 de julio de 2025

La presidencia rescata el imperio de los Trump... y hasta lo perfuma.

Enriquecimiento sin precedente a la sombra del poder
Favores y negocios se pactan en Mar-a-Lago y la Casa Blanca
▲ El perfume Victory 45-47 para caballero (249 dólares) y una de las playeras que se pusieron a la venta después de la participación de Donald Trump en la Cumbre de la OTAN (35 dólares).Foto tomadas de las cuentas del magnate en redes sociales
Jim Cason y David Brooks   Corresponsales
Periódico La Jornada  Jueves 3 de julio de 2025, p. 21
Washington y Nueva York. El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca literalmente rescató a su imperio empresarial de la quiebra y ahora él y su familia están usando abiertamente la presidencia para enriquecerse a niveles sin precedente en la política estadunidense, algo que genera un aroma preocupante.
Pero hasta para eso hay un producto Trump. Las fragancias Trump están aquí, anunció el presidente en su red social, que se ha vuelto lectura obligada para todo periodista, político, fanático y observador del mandatario. Consigue una botella, y no olvides adquirir otras para tus seres queridos. El perfume Victory 45-47 para mujeres cuesta 249 dólares, lo mismo que la colonia Victory 45-47 para hombres. Seguramente todo político y empresario que busca favores del gobierno sabe ahora qué aroma necesita emanar.
Desde la Casa Blanca, el presidente ha ofrecido giras por su residencia para aquellos que compran su criptomoneda (a finales de abril ofreció una cena exclusiva para quienes más invirtieron en su nueva criptomoneda $Trump, con lo cual el valor de ese producto se elevó 60 por ciento); los inversionistas gastaron casi 150 millones. Se calcula que el valor de su negocio de criptomonedas es de 2 mil 900 millones de dólares.
Indulto de 1 mdd
La manera tan explícita de vender acceso al presidente dejó asombrados a muchos. La gente está pagando para reunirse con Trump y él es el regulador en jefe. Es doblemente corrupto. No creo que se haya visto algo parecido en la historia de Estados Unidos, declaró a The Guardian el profesor de leyes Richard Briffault, experto en ética gubernamental en la Universidad de Columbia.
También hay cenas caras a cambio de favores. Por ejemplo, a Paul Walczak, ejecutivo de una empresa de asilos para ancianos que ilegalmente retuvo millones de pagos a sus empleados, se le otorgó un indulto presidencial después de que su madre acudió a una cena para recaudación de fondos en la mansión de Trump en Florida. El precio por cada lugar en la mesa fue de un millón de dólares.
Pero si uno no tiene millones para una cena, puede sentirse parte del movimiento comprando biblias Dios bendiga a América (59.99 dólares e incluye copias de la Constitución y la Declaración de Independencia), relojes de oro con su insignia, teléfonos celulares marca Trump y, por supuesto, una variedad de camisetas y gorras con la consigna oficial Make America Great Again, incluyendo una gorra que dice Trump 2028, sugiriendo que tal vez está contemplando violar la Constitución y lanzarse por un tercer periodo en la Casa Blanca.
El producto más nuevo se estrenó en su viaje a la reunión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), donde afirmó que el secretario general de ese organismo lo llamó daddy (papi) en público, y ahora ofrece una camiseta con la imagen de Trump y debajo la palabra “Daddy” por sólo 35 dólares.
Doblega a CBS
Más allá de su mercancía, Trump ha empleado el poder de la presidencia para ganar agresivamente demandas legales y conseguir acuerdos financieros para resolver disputas. Durante su campaña demandó a CBS News y acusó al famoso programa 60 Minutes de haber editado de manera tramposa una entrevista con su contrincante, la entonces vicepresidenta Kamala Harris. A pesar de que los periodistas que se entrevistaron con ella presentaron pruebas de que no habían distorsionado la entrevista, esta semana la empresa matriz de CBS, Paramount Global, anunció que acordó pagar al Trump 16 millones de dólares para resolver la demanda. Expertos legales señalaron que CBS podría haber ganado la disputa civil en un tribunal, pero la empresa decidió negociar, ya que Paramount necesita aprobación del gobierno federal para una fusión con Disney.
Si Paramount cede ante Donald Trump por necesitar la aprobación de su gobierno para una fusión de miles de millones, esto podría ser considerado un soborno evidente, denunció la senadora demócrata federal Elizabeth Warren, quien llamó a investigar el asunto.
De pérdidas enormes a proyectos globales
Simpatizantes del presidente entrevistados por La Jornada argumentan que todos estos negocios sólo ofrecen más pruebas de la habilidad de Trump como empresario, y el hecho de que ningún otro presidente haya hecho tantos negocios abiertamente demuestra que es un tipo extraordinario.
Sin embargo, el miércoles The New York Times ofreció otra explicación: antes de ganar la primara republicana para coronarse como candidato presidencial por segunda ocasión, Trump estaba al borde de una crisis financiera, con pérdidas enormes en sus negocios. Gran parte del imperio Trump ha dejado de rendir ganancias. Hay una sola tienda abierta en los cinco pisos de espacios comerciales en la Torre Trump, en la Quinta Avenida de Nueva York, el edificio desde donde manejaba sus empresas. Una cuarta parte de su edificio de oficinas en Wall Street ha estado desocupado durante más de un año, y el espacio para comercios en su torre de 92 pisos en Chicago también está vacío.
Al informar sobre los problemas empresariales del magnate, el Times sugirió que Trump estaba interesado en regresar a la Casa Blanca no sólo por el poder, sino por una necesidad de acceder a dinero fácil a fin de mantener intacto su imperio.
Documentos privados que el rotativo obtuvo al revisar casos judiciales indican que los hoteles, campos de golf y otras inversiones estaban generando cada vez menos dinero.
En cambio, la riqueza de Trump ahora se ha construido sobre la monetización del nombre de la familia de nuevas maneras, y de manera intencional o no, la oficina de la presidencia, reportó el Times. Es una iniciativa que busca cheques multimillonarios de desarrolladores de bienes raíces, de criptomonedas y de empresas de redes sociales administradas por terceros.
Después de ganar la primaria republicana, el dinero empezó a fluir de nuevo a sus cuentas bancarias , al igual que a las de sus negocios y su familia. Para junio de este año, los reportes financieros entregados por el presidente registraban que sus ingresos el año pasado sumaron por lo menos 630 millones de dólares.
Pero el futuro es aún más prometedor. Según expertos locales, la venta de hoteles con el nombre Trump alrededor del mundo generará miles de millones de dólares. Durante los cuatro años del segundo periodo de Trump como presidente, los promotores inmobiliarios estarán trabajando para planear, construir y abrir un total de 20 proyectos marca Trump, reportó Citizens for Responsibility and Ethics in Government. Esa agresiva expansión en el extranjero genera cuestionamientos éticos sin precedentes.

La opinión común en la era digital
El analfabetismo digital implica forjar una pedagogía, a decir de Paulo Freire, generada en el diálogo, la palabra y la acción emancipadora. Foto tomada de X @LaJornadaMaya Foto autor
Marcos Roitman Rosenmann
03 de julio de 2025 00:03
Hoy, estar informado supone estar conectado. Las redes sociales se han transformado en abrevadero para crear opinión. Los problemas y temas más diversos son objetivo de los internautas. Desde la política contingente, el calentamiento global, pasando por tratamientos de belleza, dietas de adelgazamiento o recomendaciones para ordenar los armarios. Las opiniones se agolpan en los portales digitales. En su interior se manipulan declaraciones, se miente deliberadamente, se promueve el odio, la xenofobia, el racismo y se enaltece la violencia de género. Los filtros de verificación y control son una pantomima. Un menor, un adolescente, un joven, un adulto mayor pueden ser presas de la manipulación de manera inconsciente. 
Contrastar y verificar información presupone tomar distancia. Una opinión reposada sugiere disminuir la ingesta de noticias. Pero se viven, parafraseando a Hartmut Rosa, tiempos de alienación y aceleración en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana. Como si una opinión instantánea fuese “una respuesta al problema de la escasez de tiempo, es decir, a la aceleración del ritmo de vida”. Hoy, periódicos digitales, acompañan sus noticias subrayando el tiempo de lectura: “¿tienes siete minutos? Te presentamos los nueve temas que debes saber hoy para estar informado”; o “sepa lo que pasa en el mundo en 300 segundos”. Se prioriza la velocidad de lectura antes que la comprensión de contenidos. 
Romper el cerco de una información sesgada no es tarea fácil. Los valores de una cultura patriarcal, competitiva, fundada en la meritocracia y el egoísmo se encuentran arraigadas en la población. En la versión digital, el capitalismo, proyecta su ideología bajo fórmulas inéditas, más convincentes y atractivas. La inteligencia artificial y las aplicaciones más diversas aumentan las posibilidades de ser objeto de manipulación política. El capitalismo es, ante todo, una razón cultural, autoproclamado proyecto universal de civilización. 
La opinión común sobre política, música, pornografía, deportes, videos de viajes, etcétera, se genera en las plataformas y nutre de consumidores. Tik-Tok, Facebook, Instagram, Telegram, WhatsApp, X o YouTube aportan los inputs. El cibercapitalismo tiene en la red un arma poderosa para inhibir la capacidad de pensar. Sus propietarios, como hemos visto, se pliegan a los discursos más reaccionarios y se ponen al servicio de sus centros estratégicos de inteligencia. 
Gobiernos y partidos políticos utilizan las redes para difundir su relato. Hoy son el medio que proporciona mayores réditos en votos. En su labor proselitista hacen uso de influencers, youtubers. Sus opiniones, pueden alterar el comportamiento de miles o millones de personas. Y no sólo en la esfera política. Las marcas de empresas trasnacionales se valen de ellos para vender ropa deportiva o invertir en bitcóin. Sus evaluaciones, en forma de estrellas, pueden hacer fracasar restaurantes, hoteles o productos cosméticos. 
Las plataformas digitales han favorecido la emergencia de un nuevo tipo de propagandistas del cibercapitalismo que atrae a millones de usuarios, el coach libertario, cuyo ideario se resume en un amor elevado hacia el dinero. Su objetivo principal hacer millonarios a costa de la hacienda pública. Profesan y practican el odio al pobre, a pagar impuestos y rechazan las políticas de igualdad. 
En la era del capitalismo digital, las armas para favorecer comportamientos acríticos crean falsas noticias. En la esfera del poder político, los ciberataques en red, tienen como objetivo propagar bulos. Los países de la OTAN y EU, son especialistas en noticias falsas, crear miedo e incertidumbre en los procesos electorales a fin de ganar elecciones. El comodín de imputar a Rusia o China su intervención es recurrente cuando se trata de revertir el resultado en las urnas. Rumania y Polonia son un buen ejemplo. 
Por último, el grado de credibilidad de una noticia, viene dado por la velocidad en la cual se expande y copa los medios de comunicación social. Lo dijo un influencer, un youtuber, un tiktoker o está en X, se convierte en argumento de peso para su propagación. Sirva como ejemplo, una de las tantas mentiras lanzadas por Donald Trump en su campaña presidencial. En Springfield sostuvo que los inmigrantes haitianos se comían las mascotas, perros y gatos. En pocas horas, su afirmación se convirtió en opinión común. Consecuencia. Trump ganó a Kamala Harris por 135 votos. En las anteriores elecciones, Joe Biden había sobrepasado en mil 800 votos a Trump. Otro caso: la última cumbre de la OTAN. Su secretario general, Mark Rutte, justificó la necesidad de aumentar hasta 5 por ciento del PIB en defensa dado que Rusia quiere invadir Europa. Para dar mayor solemnidad sentenció: si no lo hacemos tendremos que aprender ruso. 
La opinión común se puede revertir. El analfabetismo digital implica forjar una pedagogía, a decir de Paulo Freire, generada en el diálogo, la palabra y la acción emancipadora. Una praxis liberadora. Freire murió en 1997, no alcanzó a visualizar la dinámica del cibercapitalismo en su forma más compleja y alienante. Pero ello no quita un ápice de fuerza a su propuesta, consistente en proporcionar “a los oprimidos el reconocimiento del por qué y el cómo de su adherencia a una realidad mitificada”.

Del antineoliberalismo al posneoliberalismo
Un hombre camina por una calle en el distrito de Serra Pelada, donde se ubicaba la mina de oro homónima, oficialmente clausurada en 1992 tras resultar insegura y ser inundada para impedir la exploración, en Curionópolis, estado de Pará, Brasil, el 22 de junio de 2025. 
Foto Afp   Foto autor
Emir Sader
03 de julio de 2025 00:01
A George Bush se le atribuye la afirmación de que “el Estado ha dejado de ser una solución para convertirse en un problema”. Con esta afirmación, se produjo la transición de un periodo histórico a otro del capitalismo. 
El capitalismo abrazó así el neoliberalismo, abandonando el desarrollismo que lo había caracterizado en la posguerra. La naturaleza del modelo hegemónico cambió y, con él, el papel del Estado. 
De la función central del desarrollo económico, se convirtió en el Estado mínimo, lo que significa inmediatamente el mercado máximo. La polarización fundamental en la era neoliberal comenzó a darse entre la esfera mercantil y la esfera pública. 
En la esfera mercantil, donde el sujeto es el empresario, se propone que todo sea mercancía, que todo tenga un precio, que todo se compre, que todo se venda. Que todo sea mercancía significa que la educación y la salud, entre otras, pierden su carácter público para tener un precio en el mercado. Quienes tienen mayor poder adquisitivo pueden acceder a una educación de mejor calidad, al igual que a un seguro médico privado. 
En la esfera pública, en cambio, el sujeto es el ciudadano, definido como sujeto de derechos. Es la esfera de los derechos, de la democracia. La universalización de los derechos apunta a la superación de la mercantilización de las relaciones sociales. 
La polarización entre el Estado y el mercado no explica la complejidad de este fenómeno. Se basa en la polarización entre la sociedad civil y el Estado. Pero el Estado no es un polo; es un espacio de disputa entre la esfera mercantil y la esfera pública. Ambas esferas suelen estar presentes en el Estado, compitiendo por la hegemonía. Los ministerios de Economía suelen representar los intereses mercantiles, mientras los ministerios de Políticas Sociales suelen representar la esfera pública. 
La democratización del Estado representaría su profunda reorganización en torno a la esfera pública. El neoliberalismo expresa la hegemonía de los intereses mercantiles y del capital financiero. El antineoliberalismo se centra en las políticas sociales como forma de oponerse al neoliberalismo, mientras el neoliberalismo se centra en las políticas de ajuste fiscal como forma de implementar un Estado mínimo. 
En Brasil, los gobiernos del Partido de los Trabajadores se caracterizaron por priorizar las políticas sociales –educación y salud, entre otras– y lograron reducir las desigualdades sociales y regionales, así como los mecanismos de exclusión social. Sin embargo, no fueron suficientes para desplazar al capital financiero, con sus características especulativas, del eje de la economía brasileña. 
En la era neoliberal, el capital financiero se volvió hegemónico. Es un capital que gira en torno a las ganancias derivadas de las altas tasas de interés, lo cual no genera desarrollo económico ni crea empleo. La lucha por superar el neoliberalismo implica la necesidad de pasar del antineoliberalismo al posneoliberalismo. ¿Qué significa el posneoliberalismo? Debería significar un nuevo periodo histórico que, de alguna manera, reanude las modalidades de desarrollo económico. 
Sin embargo, aunque en crisis, la hegemonía del neoliberalismo a escala global –con sus efectos en cada país, incluido Brasil– se mantiene en la tercera década del siglo XXI. Aún no está claro qué características del neoliberalismo sobrevivirán en el periodo posneoliberal. El papel de los ajustes fiscales en el control de la inflación será, sin duda, una de ellas. Pero la forma en que este aspecto se articulará con la reanudación del desarrollo y el papel activo del Estado son aspectos que sólo la historia concreta revelará.