Ap
31 de julio de 2025 00:50
El Senado de Estados Unidos rechazó el intento del senador Bernie Sanders de bloquear la venta de bombas y armas de fuego del país a Israel, aunque un número creciente de demócratas votaron en contra de vender el armamento en un momento de hambre y sufrimiento generalizados en Gaza.
Sanders, un senador independiente, ha intentado repetidamente bloquear la venta de armas a Israel durante el último año. Las resoluciones presentadas ante la cámara alta el martes habrían detenido la venta de 675 millones de dólares en bombas, al igual que el envío de 20 mil fusiles de asalto automáticos a Israel.
Nuevamente no lograron ser aprobadas, pero 27 demócratas —más de la mitad de la bancada— votaron a favor de la resolución que se aplicaba a los fusiles de asalto, y 24 sufragaron a favor de la resolución que se aplicaba a la venta de bombas. Fue más que en cualquiera de los intentos previos de Sanders, que en su mejor resultado previo en noviembre del año pasado obtuvo 18 votos de demócratas. El recuento de votos mostró cómo las imágenes de hambruna que provienen de Gaza están creando una creciente división en lo que tradicionalmente ha sido un apoyo abrumador a Israel por parte de legisladores demócratas y republicanos.
“Los contribuyentes estadunidenses han gastado muchos, muchos miles de millones de dólares en respaldo del gobierno racista y extremista de Netanyahu”, declaró Sanders, refiriéndose al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. “Basta ya. Los estadunidenses quieren que esto termine. No quieren ser cómplices de una hambruna en desarrollo y masacres mortales de civiles”.
Europa: agonía y partición
El acuerdo firmado recientemente por Trump y Ursula von der Leyen, a propósito del fervor arancelario del primero, no es más que un corolario de esta larga historia Foto Afp Foto autor
Ilán Semo
31 de julio de 2025 00:01
En 1945, cuando los escombros de la guerra aún humeaban, apareció La agonía de Europa, de María Zambrano, un libro escrito entre las llamas de 1940 y 1944, como si cada ensayo fuera un rescoldo arrancado al incendio. Su precisa inteligencia percibió que, bajo esa devastación humana, lo que estaba agonizando era en realidad algo más que una forma de vida o una percepción del mundo. Ese algo trataba de la “estructura íntima de una cultura”: el “alma de Europa”.
En el primer ensayo del volumen, la autora española documenta la metáfora de manera prolífica: “La conciencia europea pasó sin tránsito de la ingenuidad más optimista al terror. Terror que, después de la guerra del 14, se ha ido apoderando de todos los resortes vitales. Marea que ha llegado a inundar el alma entera de Europa, dejándola enajenada, sin deseo alguno, incapaz de combate, en mortal quietud, como un pantano”.
Sólo una pensadora que conocía de manera tan certera la religiosidad europea podía intuir que una historia del fascismo debía escribirse como síntoma de un deseo mutilado; una pulsión fallida que, incapaz de redimirse, erige altares a la destrucción. Más que un fenómeno político, Zambrano vio en el fascismo el último ritual de un mundo que, al perder su aura, sacrifica su propia memoria en la espiral del progreso (Benjamin dixit). La pregunta, tan elíptica como la idea misma, es si después de 1945 Europa volvió a saber de su “alma” extraviada –esperanza que la misma Zambrano alberga hacia el final del volumen–.
No sin ser particularmente torpe, se podría afirmar que, tras décadas de duelo, la fundación de la Unión Europea (UE) en 1993 alentó una posible (e inédita) salida. La conformación de una comunidad plurinacional no bajo un cetro religioso o la mano obcecada de una figura imperial carismática –como había sucedido hasta la fecha–, sino de manera plural y civil, animó la idea de una convivencia que hiciera posible una unidad bajo los principios de la diversidad y la diferencia. Amparada en un ethos social y democrático, fruto de la acción de más de un siglo del socialismo democrático occidental, la formación de la UE debía inyectar fuerzas, bríos y recursos a la creatividad del viejo continente.
A tres décadas de esa fecha, la situación actual se presenta más bien sombría. Desde el punto de vista tecnológico, el mundo de su producción (industrial y de servicios) se estancó en la era “ac” (no antes de Cristo, sino antes de la computadora). Hasta la fecha, no cuenta con ninguna plataforma digital que pueda contender con las de Estados Unidos o China. Jamás ha logrado colocar por sí misma un satélite en órbita espacial, en detrimento de su capacidad para contar con una red de comunicación propia. La industria de la automoción eléctrica se le pasó de largo. Con la separación de Inglaterra, perdió el único centro financiero auténticamente global –la City de Londres–. No cuenta con recursos naturales ni tierras raras. Y los costos de su agricultura son elevadísimos.
En el ámbito político, la Comisión Europea –el organismo que dicta sus políticas centrales– es una instancia verticalmente autoritaria, que escapa al escrutinio público, sin contrabalances de poderes y alejada por completo del Parlamento Europeo. Más aún: es una élite de burócratas secuestrada por las redes financieras de Wall Street. Y en el aspecto social, está entrecruzada por el racismo y el desprecio a los inmigrantes de Europa del Este; a tal grado que la ultraderecha ha logrado abrirse camino hasta el poder nacional en Italia, Hungría y Austria; y está a punto de lograrlo en otros países.
Desde 2014, se dejó envolver en la suma de provocaciones promovidas por Estados Unidos que desembocaron en el estallido de la guerra entre Ucrania y Rusia en 2022. Hoy conocemos el origen de esa guerra: impedir a toda costa la mancomunión energética entre Alemania y Rusia a través del gasoducto Nordstream.
Con esta conexión, Alemania habría contado con energía barata y Rusia con tecnologías de última generación. A cambio, con el estallido de la guerra, la primera debió adquirir su gas desde Estados Unidos –tres veces más caro–, y la segunda quedó abrumada y aislada por miles de sanciones. Pero la historia da sorpresas. Al igual que en 1914, y por primera vez después de 1945, el Bundestag alemán tomó la decisión en mayo de este año de romper el techo de su deuda para financiar a su propia industria militar. (Conociendo la historia alemana, ojalá y no se trate de una fecha que la humanidad vuelva a lamentar.)
Hoy se podría pensar que en 1945 el ejército estadunidense no llegó a liberar Europa –como se suele afirmar en los libros de texto de EU–, sino a colonizarla. El acuerdo firmado recientemente por Trump y Ursula von der Leyen, a propósito del fervor arancelario del primero, no es más que un corolario de esta larga historia. Contiene tres partes:
1) 15 por ciento de aranceles a todos los productos europeos y cero a los que provienen de EU;
2) Europa comprará en los próximos años 750 mil millones de dólares (¡sic!);
3) además se compromete a invertir 600 mil millones de dólares (¡doble sic!) en el sistema productivo estadunidense.
Si este acuerdo se cumple (lo cual es dudoso) representa la mayor transferencia de riqueza a Estados Unidos desde que el programa Lend Lease dejó a Gran Bretaña en los huesos durante los años 40.
¿Cómo es que el “alma de Europa” llegó a este grado de claudicación?
Demócratas mantienen presión sobre Trump por caso Epstein
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llega al Jardín Sur de la Casa Blanca en Washington, D.C., el 29 de julio de 2025. Foto Afp Foto autor
Afp
30 de julio de 2025 09:45
Washington. Los demócratas mantuvieron este miércoles la presión sobre el presidente estadunidense, Donald Trump, para intentar forzar la publicación de archivos de la investigación sobre el delincuente sexual Jeffrey Epstein, un caso que ha puesto en aprietos al gobierno.
En las últimas semanas la oposición y parte de los conservadores exigen a la Casa Blanca transparencia sobre este financiero, hallado muerto en la cárcel en la que esperaba el juicio por tráfico sexual.
El martes Trump declaró que se distanció de Epstein hace décadas porque le "robó" empleados del spa de su resort de Mar-a-Lago.
A principios de julio el Departamento de Justicia enfureció a parte de los partidarios del presidente al afirmar que Epstein se suicidó y no tenía una "lista de clientes".
Y es que parte del movimiento MAGA (acrónimo en inglés de "Haz que Estados Unidos vuelva a ser grande") acusan al gobierno de intentar encubrir a las élites al negarse a revelar los detalles del caso.
El líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, y los demócratas del comité de seguridad nacional y asuntos gubernamentales escribieron al Departamento de Justicia pidiendo el material. Invocan para ello la "regla de cinco".
La medida, introducida hace un siglo pero rara vez utilizada, requiere que los departamentos gubernamentales proporcionen información relevante si cinco miembros del principal panel de supervisión del Senado lo solicitan.
No está claro si podría hacerse cumplir en los tribunales, pero aunque fracasen sirve para mantener la presión sobre un tema que pone en apuros a Trump, ha abierto una brecha entre los republicanos y ha motivado el cierre anticipado de la Cámara de Representantes.
Trump ha pedido a sus seguidores que pasen página pero los demócratas en el Congreso, con un apoyo republicano limitado, intentan forzar una votación en el pleno para que la información se publique.
Los demócratas del comité de supervisión de la Cámara, respaldados por algunos conservadores, aprobaron la semana pasada una citación para que el Departamento de Justicia entregue los documentos.
Los congresistas también quieren interrogar a la cómplice de Epstein, Ghislaine Maxwell, quien cumple 20 años de prisión.
El abogado de Maxwell ha dicho que ella lo haría si se le concede inmunidad por su testimonio.
"El comité de supervisión responderá pronto al abogado de Maxwell, pero no considerará otorgar inmunidad", declaró un portavoz del panel.