viernes, 1 de agosto de 2025

Aranceles: México sale airoso.

Tras una llamada telefónica con su homólogo Donald Trump, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo anunció un acuerdo para posponer por 90 días los aranceles que entrarían en vigor hoy, y que desde esta mañana afectan a decenas de países con tasas que alcanzan 41 por ciento. En este periodo de tres meses, la Casa Blanca y Palacio Nacional seguirán trabajando en negociaciones definitivas no sólo en el ámbito comercial, sino en otros aspectos de la relación bilateral como la seguridad y el combate al crimen organizado, cuyo respectivo entendimiento se firmará la semana entrante.
El secretario de Economía y ex canciller, Marcelo Ebrard, quien tiene una importante experiencia lidiando con el magnate y sus equipos, destacó que, gracias a la estrategia diseñada por la mandataria, México ha conservado un trato más favorable que la mayor parte del mundo en el reparto de aranceles con que el trumpismo pretende reconfigurar a su favor el mapa del comercio y la geopolítica globales. En este sentido, señaló que 84 por ciento de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos continúan bajo una tarifa cero al cumplir con los requisitos del tratado comercial en el que también participa Canadá.
Existen versiones encontradas acerca de las condiciones bajo las cuales se pactó la prórroga: mientras el secretario Ebrard subrayó que se consiguió sin ninguna otra concesión por parte de México, Trump aseguró que el gobierno mexicano aceptó eliminar de inmediato sus numerosas barreras comerciales no arancelarias.
La Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) ubica entre dichas barreras las restricciones a la importación de maíz genéticamente modificado, las medidas que priorizan a empresas estatales como la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex), y las regulaciones a la inversión extranjera en proyectos energéticos. En todos estos casos, la eliminación de los obstáculos a los deseos de las compañías estadunidenses de lucrar con la destrucción de la biodiversidad mexicana y la extracción de los recursos naturales requiere de reformas constitucionales que no han sido siquiera anunciadas, por lo que la afirmación del magnate parece una de sus usuales bravatas propagandísticas.
A la espera de que se conozcan los detalles pactados, cabe felicitarse por un triunfo de la razón sobre la arbitrariedad, de la firmeza y la defensa de la soberanía sobre el injerencismo y el chantaje. Aunque Trump ya es bien conocido por faltar a su palabra y a su firma, por el momento la determinación mexicana ha despejado una amenaza inminente y, lo más importante, ha logrado que Washington reconozca el diálogo como la vía para resolver las diferencias actuales y venideras. Asimismo, es innegable que ha salido mejor librado que la mayoría de los países ante la embestida arancelaria.
Estos éxitos se explican tanto por el apego de la presidenta Sheinbaum y los integrantes de su gabinete a una política bilateral que mantiene compartimentados los distintos ámbitos del complejo vínculo con su poderoso vecino, como por factores económicos y políticos favorables para México. Es evidente, por ejemplo, que se parte de una posición de fuerza gracias a la solidez de la economía ratificada esta semana por instancias nacionales y foráneas, así como a la unidad política en torno a la figura de la mandataria y su programa de gobierno, los cuales gozan del respaldo de tres cuartas partes de la ciudadanía. En contraste, Trump se encuentra en el nivel más bajo de aprobación en el medio año transcurrido de su segundo término, con apenas 37 por ciento de positivos que debilitan su capacidad para seguir lastimando la economía propia y ajena con tal de imponer un proteccionismo mal entendido y peor aplicado.

Acuerdo de seguridad con EU, prácticamente cerrado
Factible, firmarlo la próxima semana
Sheinbaum declara que contiene 4 ejes: respeto a la soberanía y al territorio, confianza y colaboración
▲ El gobierno federal ha dado varios golpes al crimen organizado. Se han incautado armas, equipos, droga y vehículos.Foto Cuartoscuro.com
Alma E. Muñoz y Arturo Sánchez
Periódico La Jornada   Viernes 1º de agosto de 2025, p. 8
El acuerdo de seguridad entre México y Estados Unidos está prácticamente cerrado y es posible que se firme la próxima semana, informó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Adelantó que contiene los cuatro ejes que nosotros hemos planteado en la relación: respeto a nuestra soberanía, a nuestro territorio, confianza mutua y colaboración.
A partir de ahí, precisó, se establecerá cómo trabajar conjuntamente para reducir el ingreso de precursores de fentanilo a México y la entrada de armas. Asimismo, cómo colaborar en la frontera norte entre nuestras áreas y en temas de inteligencia. Por ejemplo, información que ellos puedan proporcionar a México o viceversa, además de lo que significa la atención para evitar el consumo de drogas.
Explicó que en la llamada que tuvo con el presidente estadunidense, Donald Trump, abordaron el tema. Estuvo presente el secretario del Departamento de Estado (Marco Rubio), y yo le dije (al presidente): tenemos un acuerdo prácticamente para firma, porque ya terminamos la negociación, y Rubio se lo confirmó: Sí, en efecto es así, le dijo.
Narró que al final de su llamada con Trump, hablaron de la campaña antidrogas. Me preguntó sobre los impactos de la campaña, y le comenté que no sólo era en medios, sino que lo estábamos haciendo en las escuelas secundarias y preparatorias, lo que le interesó mucho.
Le dije que ahora vamos a una campaña no sólo contra el fentanilo, sino de metanfetaminas, que se va a iniciar en septiembre, lo cual también le interesó.
Y en el acuerdo por firmarse, resaltó, viene la importancia de la atención a las adicciones.
La Presidenta indicó que aún no está definida la fecha para la firma, pero sí les puedo decir que está prácticamente terminado el acuerdo. Resaltó que en la conversación de ayer hubo reconocimiento de que hemos avanzado mucho, y rechazó que le hayan pedido una lista de presuntos delincuentes.
Respecto a los señalamientos del presidente Trump de que México seguirá pagando aranceles de 25 por ciento por tráfico de fentanilo, la mandataria aclaró que se refiere a uno de los decretos que firmó el mandatario en marzo. Precisó que no hablaron del tema migratorio.

Trump: su ofensiva contra las drogas
Simón Vargas Aguilar*
Lo he mencionado en reiteradas ocasiones: desde que Donald Trump tomó la decisión de volver a contender por regresar a la Casa Blanca su campaña fue intensa, enérgica y enfática en cuanto a detener el flujo ilegal de inmigrantes y combatir a los cárteles de la droga, específicamente el consumo de fentanilo que desde hace años ha invadido las calles de su nación provocando la muerte de más de 100 mil estadunidenses al año.
Aunque las acciones de Trump se han enfocado en diversas áreas, quisiera enfocarme sobre su vehemente ofensiva contra el tráfico de drogas que ha incluido declaraciones contra la falta de acciones efectivas no sólo en México, sino también hacia Canadá, China, Colombia y Venezuela, entre otros países.
El principal mecanismo de presión ha sido la imposición de aranceles, lo que sin duda ha complicado la geopolítica mundial. En su primer día como presidente designó a los cárteles y otros grupos criminales como organizaciones terroristas y más recientemente el pasado 16 de julio promulgó la ley Detener todo el Tráfico Letal de Fentanilo. Con esta declaración, oficial y permanentemente se clasificará a todas las sustancias asociadas con fentanilo como narcóticos de categoría uno, lo que significa que cualquiera que sea atrapado traficando con esas sustancias tendrá una sentencia mínima de 10 años de cárcel.
Ese día Trump señaló que los cárteles tienen un control muy fuerte sobre México. Tenemos que hacer algo al respecto, no podemos permitir que eso suceda. Las autoridades mexicanas están petrificadas: les da pánico presentarse en su oficina. Les da pánico ir a trabajar porque los cárteles tienen un control tremendo sobre México, los políticos y los funcionarios electos.
Por supuesto que ante las insistentes declaraciones sobre la inacción del gobierno mexicano la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo afirmó que se trabaja todos los días para combatir el tráfico de drogas. También mencionó que el presidente Trump requiere más información de lo que hemos hecho [como Gobierno] y que no todo es policías, no todo es Guardia Nacional, no todo es militares; ellos tienen que reconocer que tienen un problema grave de consumo de droga; además de las operaciones que tienen que hacer allá, ¿cuántos detenidos vemos en Estados Unidos relacionados con tráfico de fentanilo o de armas a México?
Sin embargo, ante lo anterior habrá que reconocer que, pese a los esfuerzos realizados, hay dos cuestiones que llaman la atención en Estados Unidos. La primera es que si realmente se están librando acciones enfocadas en la disminución de la producción y tráfico de droga, ¿por qué no hay escasez y la disponibilidad pareciera mantenerse igual? Segunda: ¿por qué no se ha visto incrementado el precio? Estos dos factores son los primeros que reflejan un cambio en los mercados cuando se realizan acciones certeras que realmente busquen acabar con el tráfico.
El mensaje es claro: no sólo los cárteles de Sinaloa, Jalisco nueva generación , del Noreste, del Golfo, Cárteles Unidos y la nueva Familia michoacana fueron declarados terroristas en México, sino que además el pasado 25 de julio la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro sancionó al cártel de los Soles (también conocido como cartel de los Suns) como entidad de terroristas globales especialmente designados (SDGT).
Además de lo anterior, hicieron una declaración severa al mencionar que este cártel es un grupo criminal dirigido por Nicolás Maduro Moros y otros altos cargos del régimen venezolano, que han proporcionado apoyo material a organizaciones terroristas extranjeras que amenazan la paz y la seguridad de Estados Unidos, concretamente el Tren de Aragua y al cártel de Sinaloa.
De acuerdo con el comunicado de prensa se lee que: Como resultado de la acción de hoy, todas las propiedades e intereses en poder de las personas descritas anteriormente que se encuentren en Estados Unidos o en posesión o control de personas estadunidenses, están bloqueadas y deben ser reportadas a la OFAC. Además, cualquier entidad que sea propiedad, directa o indirectamente, individualmente o en 50 por ciento o más por ellas o con otras personas bloqueadas, también están bloqueadas
Incluso el secretario del Tesoro, Scott Bessent, afirmó que “seguirá cumpliendo la promesa del presidente Trump de poner a Estados Unidos primero, tomando medidas enérgicas contra organizaciones violentas como Tren de Aragua, el cártel de Sinaloa y sus facilitadores, como el cártel de los Soles”.
El secretario de Estado, Marco Rubio, dejó clara la posición, ya que nombró directamente a Nicolás Maduro y a Diosdado Cabello como líderes terroristas. Incluso el Programa de Recompensas Antinarcóticos de EU ofrece 25 millones de dólares por información que lleve a su captura.
Es innegable que EU tiene un objetivo claro: acabar con el papel cada vez más dominante de las organizaciones de la droga no sólo en nuestro país, sino en naciones de Latinoamérica y todo parece indicar que las acciones no serán menores sino cada vez más intensas y enérgicas, por lo que habrá que estar atentos.
Mientras, continúan la violencia, el cobro de derecho de piso, los enfrentamientos y ejecuciones, así como la destrucción de laboratorios que producen fentanilo y otras drogas.
* Consultor en seguridad, inteligencia, educación, religión, justicia y política

Otros opios del pueblo
El trabajo filosófico que exige Marx es radical: desmontar los signos del “consuelo”, producir signos de insurrección. Foto Wikimedia Commons   Foto autor
Fernando Buen Abad Domínguez*
01 de agosto de 2025 00:03
En las condiciones de la miseria histórica de los pueblos, pocas estructuras han tenido el poder de codificar, retener, amortiguar y redirigir el sufrimiento con tanta eficacia como la religión y los monopolios mediáticos. Karl Marx, en uno de los pasajes más vilipendiados de su obra, condensó una potencia crítica que exige ser recuperada, no como fórmula vacía ni como provocación panfletaria, sino como piedra angular de una crítica semiótica del sufrimiento convertido en sentido. Escribió Marx en 1844: “La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como el espíritu de unas condiciones desalmadas. Es el opio del pueblo”. 
Este pasaje del manuscrito Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie. Einleitung no es un exabrupto. Es una crítica al modo en que los sistemas simbólicos son colonizados para volver tolerable lo intolerable. No es un ataque primario a la espiritualidad ni a la necesidad del esparcimiento colectivo, tampoco una burla contra la fe y la recreación de los pobres. Es una crítica al dispositivo ideológico que reordena el dolor como promesa, la alienación como virtud, la pobreza como vía sagrada y la ingenuidad del espectador común como estupidez. 
Esta operación ideológica es, según nuestra filosofía de la semiosis, un proceso de producción, circulación y naturalización de signos, en que el sufrimiento y la fantasía son reorganizados simbólicamente para convertir la impotencia histórica en sumisión ritual. Analizar la frase de Marx con el rigor semiótico que merece, exige una relectura filosófica crítica sobre el modo en que las estructuras de sentido –en particular la religión y el espectáculo– operan como tecnologías simbólicas de amortiguamiento del conflicto de clases. 
Contra todas las vulgarizaciones no se reduce la religión a una simple farsa ni al aparato de dominación mediática se lo trata con ligereza. Lejos del tono iconoclasta trivial, lo que se denuncia es el papel del hipnotismo de masas como forma semiótica reactiva. Contra todo simplismo no se condena la confianza popular como fenómeno sicológico o cultural, sino que devela la función a que es sometida en el metabolismo ideológico del capitalismo. 
Tal manipulación de masas opera como dispositivo semiótico de traducción, especialmente, del sufrimiento en lenguaje, y del lenguaje en formas de aceptación. Tal como sucede en cualquier semiosis ideológica, los signos no son neutros: son campos de disputa, investidos de historicidad. En este sentido, la frase “el opio del pueblo” no denota sólo alienación: denota una función narcotizante del sentido. El opio no sólo adormece; también reconforta, palia, distiende. Por eso, no se puede leer esa frase sin entenderla en su conjunto dialéctico: como crítica y como explicación. 
Desde la perspectiva de una filosofía de la semiosis, los signos no son simples representaciones: son construcciones materiales de sentido dentro de estructuras de poder. Esto significa que las anestesias ideológicas, como conjunto de signos, rituales, narrativas, imágenes, liturgias y doctrinas, participa de la economía política del sentido subordinado. 
Sus aparatos ideológicos son también aparatos semióticos. La religión y el show business no funcionan sólo como doctrina, sino como código y forma de vida. Esto implica una reproducción del capital simbólico que organiza el tiempo, el cuerpo, la muerte, el sacrificio y la redención. En otras palabras, establecen una economía del signo, donde la realidad se convierte en mercancía simbólica. 
En la matriz semiótica de ese opio, todo signo apunta a la reconciliación con el mundo tal como es. La oración, el sacrificio, el arrepentimiento y la resignación son signos funcionales a la reproducción de un orden desigual entre aplausos. No son neutrales. Son formas simbólicas que ocultan las condiciones materiales de existencia y las reinscriben en el campo de lo trascendente. Y pasan publicidad. 
Ese opio sella con aura lo que el capital impone con violencia: transforma la necesidad en virtud y la explotación en voluntad divina y entretenida. 
¿Qué significa exactamente que la religión y los mass media sean “opio”? Marx no utiliza una metáfora cualquiera. El opio, en el siglo XIX, era un analgésico legal, prescrito para calmar el dolor físico y emocional. No es veneno, es paliativo. Esa distinción es clave. 
Lo que se critica es la función simbólica de la evasión como estructura anestésica que no suprime el sufrimiento: lo vuelve tolerable. La semiosis no elimina la injusticia: la nombra con eufemismos, la reviste de sentido, la transfigura en prueba o redención. 
Así, la semiótica de esta operación es clara: hay un signo que traduce el padecimiento histórico en lenguaje sedante. Este signo organiza una cadena de sustituciones: el hambre se convierte en penitencia, la pobreza en humildad, la muerte en tránsito. Todo se redirecciona hacia un horizonte de redención simbólica, cuya estructura semántica está desmaterializada. Nuestra crítica radical consiste en descomponer esa cadena de equivalencias, interrumpir la secuencia simbólica, desmontar el artificio semiótico que transforma el sufrimiento real en metáfora espiritual. La crítica se dirige a los usos semióticos de la ilusión como emboscada de legitimación. 
Toda manipulación intelectual y afectiva organizada como mercancía produce un dispositivo complejo si se la usa como gestión de la esperanza. Ese dispositivo transforma el sufrimiento en símbolo, el símbolo en ritual, el ritual en comunidad, y la comunidad en aceptación. Se construye así un régimen de signos cuya arquitectura está diseñada para traducir el mundo real en una promesa de otro. 
Pero en ese tránsito, se clausura la transformación del mundo real. La esperanza se privatiza. La injusticia se eterniza. Y la potencia histórica del sujeto se disuelve en contemplación. El “opio” no es el error. Es la forma ideológica de metabolizar el dolor sin tocar sus causas. 
Recuperar la crítica al “opio del pueblo” implica hoy desenmascarar todas las formas en que el capitalismo sigue operando como productor de sentidos narcotizantes: desde los medios de comunicación hasta las religiones del mercado. La semiótica del consuelo sigue funcionando, más diversificada que nunca. 
En tiempos de guerra cognitiva, fake news y entretenimiento masivo, el “opio del pueblo” se ha multiplicado. Pero el núcleo de la crítica sigue vigente: sin transformación material de las condiciones, toda semiosis de la esperanza será un aplazamiento del poder emancipador. 
El trabajo filosófico que exige Marx es radical: desmontar los signos del “consuelo”, producir signos de insurrección. 
*Doctor en filosofía