El dato aumenta las expectativas de un recorte de tasas de interés por parte de la Reserva Federal
▲ La economía de Estados Unidos creó 22 mil empleos en agosto, cifra que la Casa Blanca calificó de decepcionante.Foto Afp
Ap, Reuters y De La Redacción
Periódico La Jornada Sábado 6 de septiembre de 2025, p. 13
El desempleo en Estados Unidos alcanzó en agosto la tasa más alta en cuatro años y por primera vez desde la pandemia de covid-19 hay más personas desempleadas que vacantes en la mayor economía del mundo. Los datos oficiales publicados ayer echan por tierra, hasta ahora, las promesas de campaña del presidente Donald Trump, quien prometió generar millones de empleos, incluso “tomar” los de otros países para trasladarlos al territorio estadunidense.
La economía de Estados Unidos creó 22 mil empleos el mes pasado, lejos de los 75 mil esperados por el mercado, y la tasa de desempleo subió a 4.3 por ciento, su nivel más alto desde 2021, en momentos en que el mercado laboral continúa enfriándose debido a la incertidumbre sobre las políticas económicas del presidente Donald Trump, mostraron datos publicados este viernes por el Departamento de Trabajo.
La crecimiento del empleo se ha estancado y los economistas culpan a los aranceles de Trump y a la represión de la inmigración que ha reducido la oferta de mano de obra.
Las fábricas recortaron 12 mil empleos en agosto, el cuarto mes consecutivo en que reducen las nóminas. Las empresas de construcción eliminaron 7 mil puestos, y el gobierno federal 15 mil.
Además, las cifras revisadas por el Departamento del Trabajo recortaron 21 mil plazas de las nóminas de junio y julio, tan sólo en junio se eliminaron 13 mil puestos de trabajo, las primeras pérdidas mensuales de empleo desde diciembre de 2020, cuando el mercado laboral fue interrumpido por la pandemia de covid-19.
El informe siguió a noticias de esta semana de que en julio había más personas desempleadas que vacantes por primera vez desde la pandemia. En el octavo mes del año el número de desempleados alcanzó 7 millones 384 mil.
Hace un mes, cuando el Departamento de Trabajo publicó un decepcionante informe de empleo, Trump despidió a la economista encargada de compilar las cifras y nominó a uno de sus incondicionales para remplazarla.
Aun con el cambio, los datos oficiales muestran que en lo que va de 2025 se han creado apenas 598 mil empleos y, con la excepción de los años del covid, es el menor número para este periodo, desde la crisis financiera de 2009.
Bajo el gobierno de Trump hasta ahora la economía genera menos de 75 mil nuevos empleos al mes, por debajo de la mitad de los 168 mil empleos mensuales creados el año pasado y menos de la cuarta parte de los 400 mil empleos añadidos mensualmente en el auge de contratación de 2021-2023.
El dato aumenta las expectativas de un recorte de tasas de interés por parte de la Reserva Federal en su reunión del 16 y 17 de septiembre.
“Es una cifra de empleo un poco decepcionante, pero espero que se revise al alza”, dijo el asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett.
Promesas incumplidas
Los demócratas utilizaron el informe como evidencia de que las políticas de Trump dañan la economía y perjudican a los estadounidenses. Su líder en el Senado, Chuck Schumer, dijo que los demócratas “forzarán votaciones” en las próximas semanas, en un esfuerzo por revertir los aranceles de Trump.
Los resultados de su gobierno, según los datos oficiales, contrastan con sus promesas de campaña. En septiembre del año pasado, Trump prometió “tomar” los trabajos de otros países, anunció incentivos fiscales y una agresiva política arancelaria para traer empleos manufactureros de regreso a Estados Unidos.
“Bajo mi liderazgo, tomaremos los empleos de otros países. Tomaremos sus fábricas”, lanzó Trump el 24 de septiembre del año pasado en un discurso en el estado de Georgia. “Vamos a reconstruir nuestra industria manufacturera, y sucederá rápida y maravillosamente”, prometió.
El desempleo en Estados Unidos alcanzó en agosto la tasa más alta en cuatro años y por primera vez desde la pandemia de covid-19 hay más personas desempleadas que vacantes en la mayor economía del mundo. Los datos oficiales publicados ayer echan por tierra, hasta ahora, las promesas de campaña del presidente Donald Trump, quien prometió generar millones de empleos, incluso “tomar” los de otros países para trasladarlos al territorio estadunidense.
La economía de Estados Unidos creó 22 mil empleos el mes pasado, lejos de los 75 mil esperados por el mercado, y la tasa de desempleo subió a 4.3 por ciento, su nivel más alto desde 2021, en momentos en que el mercado laboral continúa enfriándose debido a la incertidumbre sobre las políticas económicas del presidente Donald Trump, mostraron datos publicados este viernes por el Departamento de Trabajo.
La crecimiento del empleo se ha estancado y los economistas culpan a los aranceles de Trump y a la represión de la inmigración que ha reducido la oferta de mano de obra.
Las fábricas recortaron 12 mil empleos en agosto, el cuarto mes consecutivo en que reducen las nóminas. Las empresas de construcción eliminaron 7 mil puestos, y el gobierno federal 15 mil.
Además, las cifras revisadas por el Departamento del Trabajo recortaron 21 mil plazas de las nóminas de junio y julio, tan sólo en junio se eliminaron 13 mil puestos de trabajo, las primeras pérdidas mensuales de empleo desde diciembre de 2020, cuando el mercado laboral fue interrumpido por la pandemia de covid-19.
El informe siguió a noticias de esta semana de que en julio había más personas desempleadas que vacantes por primera vez desde la pandemia. En el octavo mes del año el número de desempleados alcanzó 7 millones 384 mil.
Hace un mes, cuando el Departamento de Trabajo publicó un decepcionante informe de empleo, Trump despidió a la economista encargada de compilar las cifras y nominó a uno de sus incondicionales para remplazarla.
Aun con el cambio, los datos oficiales muestran que en lo que va de 2025 se han creado apenas 598 mil empleos y, con la excepción de los años del covid, es el menor número para este periodo, desde la crisis financiera de 2009.
Bajo el gobierno de Trump hasta ahora la economía genera menos de 75 mil nuevos empleos al mes, por debajo de la mitad de los 168 mil empleos mensuales creados el año pasado y menos de la cuarta parte de los 400 mil empleos añadidos mensualmente en el auge de contratación de 2021-2023.
El dato aumenta las expectativas de un recorte de tasas de interés por parte de la Reserva Federal en su reunión del 16 y 17 de septiembre.
“Es una cifra de empleo un poco decepcionante, pero espero que se revise al alza”, dijo el asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett.
Promesas incumplidas
Los demócratas utilizaron el informe como evidencia de que las políticas de Trump dañan la economía y perjudican a los estadounidenses. Su líder en el Senado, Chuck Schumer, dijo que los demócratas “forzarán votaciones” en las próximas semanas, en un esfuerzo por revertir los aranceles de Trump.
Los resultados de su gobierno, según los datos oficiales, contrastan con sus promesas de campaña. En septiembre del año pasado, Trump prometió “tomar” los trabajos de otros países, anunció incentivos fiscales y una agresiva política arancelaria para traer empleos manufactureros de regreso a Estados Unidos.
“Bajo mi liderazgo, tomaremos los empleos de otros países. Tomaremos sus fábricas”, lanzó Trump el 24 de septiembre del año pasado en un discurso en el estado de Georgia. “Vamos a reconstruir nuestra industria manufacturera, y sucederá rápida y maravillosamente”, prometió.
Los cárteles gringos, de Esquivel
Leopoldo Santos Ramírez*
Los cárteles gringos es el más reciente libro de Jesús Esquivel, en el que hace un recuento y análisis de cómo la aparición del fentanilo fue un factor influyente para un cambio sin precedentes en el crimen organizado de bandas estadunidenses, que evolucionaron hasta convertirse en cárteles. Otro factor importante en el análisis del autor fue que los contrabandistas mexicanos ahora sólo se encargan de llevar la droga hasta la frontera norte, donde es recogida por las pandillas motorizadas y otros gánsteres que cuentan con más personal para transportarla por rutas en las que ejercen control. De un lado, los grupos mexicanos perdieron en cuanto a ganancias, pero corren menos riesgos al interior estadunidense. Por otro, las pandillas que antes la hacían de mensajerías de entrega se empoderaron, dejando la categoría de súbditos a los narcos mexicanos, y extendieron su control sobre las grandes y pequeñas ciudades.
Esta fue una de las líneas centrales de esta importante investigación, pues por sistema, las agencias de gobierno del país vecino no admitían la existencia de sus cárteles. En otras palabras, por más de medio siglo negaron que existieran organizaciones estadunidenses dedicadas al narcotráfico, señalando que al interior de su territorio, sólo operaban mexicanos en ese negocio. Esto cambió cuando Esquivel, después de muchos intentos, logró que oficialmente la DEA reconociera lo innegable. El libro, publicado en medio de una fuerte tensión binacional resulta una contribución central porque permite ver la forma en la que agencias y el gobierno vecino manejaron el masivo consumo de drogas en su propio país, y la división entre agentes de la DEA que decidieron hacer público el crecimiento de las organizaciones criminales estadunidenses y quienes decidieron, desde esa organización y otros cuerpos de seguridad, guar-dar silencio.
Hace 10 años, mientras la DEA y otras agencias estadunidenses se dedicaban a buscar traficantes de organizaciones criminales de México y otros países, Estados Unidos experimentó una demanda inusitada de opioides y de opiáceos elaborados con fentanilo, junto con medicinas controladas y restringidas. La facilidad artesanal de su producción, facilitó que muchos estadunidenses se convirtieran en “cocineros”, instalando pequeños laboratorios clandestinos en casi toda la geografía de su propia nación. En forma pura, como lo describe el autor, el fentanilo es una de las sustancias más letales de las conocidas por la ciencia de la medicina, pues puede matar a quien la maneje, incluso sin tocarla. En su periodo de mayor consumo, llevó a la muerte a miles de estadunidenses.
Por supuesto, los cárteles mexicanos también instalaron laboratorios clandestinos en México para participar del mercado emergente, sólo que Washington, fiel a su tradición, evadió toda responsabilidad en cuanto a la crisis del fentanilo y prefirió cargarla contra Canadá, China y México.
Así, Trump, como lo hicieron los anteriores presidentes, ha lanzado campañas de amedrentamiento, especialmente contra México, tratando de ocultar el propio fracaso de los gobiernos estadunidenses en el problema masivo de adicción aún con la estrategia de la guerra contra las drogas.
Esta es una de las conclusiones más importantes del autor, corresponsal de la revista Proceso en Washington, pero en realidad el libro es resultado de una larga investigación en Estados Unidos, que incluyó revisar una base de datos de miles de documentos sobre arrestos, procesos judiciales y sentencias a narcos gringos y personas cercanas al negocio de drogas. Esquivel entrevistó a funcionarios claves para que Washington aceptara oficialmente la negada existencia de cárteles estadunidenses; con una determinación de apache, el periodista buscó en las entrevistas que agentes de la DEA lo confirmaran.
Sobre el término cárteles, a finales de la década de los 70, escribe el autor, “la DEA divulgó a nivel mundial su decreto y modismo de llamar cártel a cualquier organización criminal dedicada al trasiego de drogas para colocarlas bajo la mira de la Interpol y del sistema judicial de otras naciones”. En la literatura sobre drogas, el concepto cártel da lugar a polémicas sobre su real existencia y la dimensión de poder que la propaganda estadunidense les confirió por medio siglo y su real papel de grupos criminales funcionales a los estados que implantan proyectos extractivistas trasnacionales. Sin espacio para entrar en esa polémica es importante resaltar que sin jugar con los modismos que el establishment impuso en esta área, investigaciones en tierra como la de Esquivel no serían posibles.
* Profesor de El Colegio de Sonora
China se opone a la eventual imposición de aranceles en México
Sputnik y De La Redacción
Periódico La Jornada Sábado 6 de septiembre de 2025, p. 13
China se opone firmemente a la posible imposición de restricciones comerciales de México, ya que la cooperación económica entre ambos países es mutuamente beneficiosa, declaró el portavoz del Ministerio de Exteriores del país asiático Guo Jiakun en Pekín.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunció la víspera que el gobierno mexicano considera imponer aranceles a las importaciones de países con los que no tiene acuerdos comerciales, incluida China.
En este contexto, Guo Jiakun señaló que China se opone firmemente a la imposición de restricciones comerciales que socaven los derechos e intereses legítimos del país bajo diversos pretextos y bajo presión de otros gobiernos.
“La cooperación comercial y económica entre China y México es un resultado que beneficia a todos y a los pueblos de ambas naciones”, dijo el diplomático ante la prensa, al comentar la posible introducción de aranceles de México.
Subrayó que China aboga constantemente por una globalización económica inclusiva y mutuamente beneficiosa y se opone a cualquier forma de unilateralismo, proteccionismo comercial y medidas discriminatorias.
La presidenta Sheinbaum indicó el jueves en su conferencia matutina que su gobierno analiza imponer gravámenes a países con los que no tiene acuerdo comercial.
“Lo estamos considerando, pero como parte del Plan México que planteamos desde que entramos al gobierno, algunos impuestos arancelarios con los países con los que no tenemos tratado comercial, entre ellos, también se encuentra China, pero no es el único país”, señaló.
Aclaró que la medida no es nueva, sino parte de lo que ha venido haciendo su administración hace unos meses para proteger a ciertas industrias nacionales.